Compartir

No te pierdas ningún destino

Crea tus rutas, encuentra y guarda los mejores destinos con nuestra App.

Descargar app
{{title}}
{{buttonText}}
La Catedral de San Juan Bautista y su fachada iluminada de noche. Foto: Shutterstock.

Cosas que ver en Albacete

Los encantos de una ciudad históricamente de paso

Actualizado: 04/09/2019

Situada a pie de la autovía de Alicante, Albacete siempre ha sido una ciudad de paso para quienes se dirigen a la costa levantina. Pero la ciudad manchega ofrece muchos atractivos para detenerse en ella y dedicarla más de un día. Desde una biblioteca situada dentro de un antiguo depósito de agua a un ecléctico museo que rinde homenaje a sus navajas, o un pasadizo comercial protegido por arcos de forja y grandes cristaleras. No olvides pasear por el parque urbano más grande de toda la Mancha y vive el ambiente fiestero de su famosa Feria, declarada de Interés Turístico Internacional.
Acierta con las sugerencias de Guía Repsol y gana hasta 100€
Descargar App

1. Entre navajas y bibliotecas

Comenzamos a descubrir los encantos de Albacete caminando hacia la Catedral de San Juan Bautista, un templo construido en el siglo XVI sobre una antigua iglesia mudéjar del siglo XIII y en cuyo interior se erigen cuatro columnas renacentistas que sostienen la parte central de la catedral. Son majestuosas. Ya fuera, frente a su fachada, soprende un edificio ecléctico de fachada gótica y azulejos verdes que ocupa el Museo de la Cuchillería.

La fachada ecléctica del Museo de la Cuchillería. Foto: Shutterstock.
La fachada ecléctica del Museo de la Cuchillería. Foto: Shutterstock.

Casi no hace falta explicar la razón de ser de este museo: históricamente Albacete ha sido conocida por la calidad de sus navajas y cuchillos. Que por cierto se pueden comprar en la Feria, en la zona que se sigue reservando como hace siglos para la venta de material de trabajo. Realizado con un estilo modernista, el Museo de la Cuchillería ocupa la Casa del Hortelano y es una de las interesantes muestras arquitectónicas del siglo XIX que se encuentran por la ciudad. Sus salas exhiben la evolución de la cuchillería desde la Antigüedad hasta nuestros días.

Albacete ha sido históricamente conocida por la calidad de sus navajas y cuchillos. Foto: Ramón Peco.
Albacete ha sido históricamente conocida por la calidad de sus navajas y cuchillos. Foto: Ramón Peco.

Otro lugar emblemático para descubrir caminando es el famoso Pasaje de Lodares, una galería comercial de estilo modernista, donde la luz penetra por un tragaluz de cristales con arcos de forja que protege el pasaje y del que cuelgan lámparas como floreros. Piérdete por la calle Tesifonte Gallego, la principal arteria comercial de la ciudad, y párate a observar los detalles arquitectónicos de alguno de sus edificios, también de estilo modernista.

El bonito Pasaje de Lodares. Foto: Shutterstock.
El bonito Pasaje de Lodares. Foto: Shutterstock.

Los amantes de la lectura tienen dos paradas obligatorias en la ciudad: la primera es la Posada del Rosario, que alberga una bella biblioteca en su interior, muy popular entre los universitarios. Levantanda en el siglo XVI, su arquitectura es un compendio de estilos que van desde el gótico mudéjar hasta el renacentista. Fue una de las entradas primitivas a la ciudad y la leyenda cuenta que aquí se hospedó el escritor Miguel de Cervantes. Cierto o no, en este lugar letras e historia conviven de una manera singular. La segunda parada es la Biblioteca pública Depósitos del Sol, situada dentro de un antiguo depósito de agua que en tiempos surtía a la ciudad. Es la segunda mayor biblioteca de Castilla-La Mancha y su interior curvado es sencillamente sorprendente.

2. El Parque Abelardo Sánchez, el pulmón verde de la Mancha

Albacete puede presumir de tener el parque urbano más grande de toda Castilla-La Mancha. Con sus 12 hectáreas, este enorme y céntrico espacio verde tiene casi un siglo de historia. El parque sorprende por la altura de sus pinos y por la frondosidad que tiene la vegetación en algunas zonas. Hay rosaledas, castaños de Indias, cipreses, higueras y saúcos, entre otras muchas especies. Es fácil cruzarse durante el paseo con alguna que otra ardilla.

El Parque Abelardo Sánchez, un gran oasis verde en pleno centro de la ciudad. Foto: Ramón Peco.
El Parque Abelardo Sánchez, un gran oasis verde en pleno centro de la ciudad. Foto: Ramón Peco.

El parque alberga en uno de sus extremos el Museo Arqueológico, cuyo interior exhibe restos de los yacimientos íberos que abundan en la provincia. En el otro extremo, el estanque de los patos hace la delicia de los más pequeños. Tras el paseo, es posible tomarse algo en la cafetería del parque (abierta todo el año) o pedir la prensa prestada para leer en un quiosco que pertenece la red de bibliotecas públicas municipales. El parque se presenta así como un oasis urbano de vegetación donde desconectar del bullicio de las zonas comerciales del centro.

3. Albacete sabe a 'sushi' y 'pizzas' veganas

En Albacete es posible viajar a otros países sin moverse de una buena mesa. 'Keiji', el establecimiento que regenta Joel Elmer, es uno de los restaurantes más exóticos de la ciudad. Con una gran experiencia a sus espaldas, en América y en España, el cocinero peruano define su trabajo como cocina de autor. "Muchos de los platos que tengo son creaciones que surgen de los viajes que hago. En la carta hay elaboraciones que tienen algo de la cocina mexicana, de la cocina peruana tradicional, de la cantonesa y de la japonesa. Estos últimos los preparo con un toque Nikkei", comenta. Su carta propone una gran oferta de sushi de toda clase, y especialidades como el ceviche de pez mantequilla, el cau cau de pollo o la causa limeña. La fusión de ingredientes y sabores funciona, las mesas de 'Keiji' siempre están llenas.

Joel Elmer dirige 'Keiji', uno de los restaurantes más exóticos de la ciudad. Foto: Ramón Peco.
Joel Elmer dirige 'Keiji', uno de los restaurantes más exóticos de la ciudad. Foto: Ramón Peco.

Si queremos viajar a Italia sin movernos de Albacete, la pizzería-trattoria 'Dolomiti' nos ayuda a sacarnos el billete. Se trata de un establecimiento acogedor, con una decoración sencilla y bastante solera. No en vano lleva 35 años abierto, y ahora es Mónica Corredor la que lo regenta. En su carta proponen muchos de los platos típicos de la cocina italiana, con la particularidad de que muchos son veganos, como los spaghetti al pesto de calabacín; la Passione verde, una pasta al horno rellena de pera y queso en salsa de calabacín; o la tarta de manzana y chocolate.

Aunque si hay algo que ha dado fama al local, esas son sus pizzas. Triunfan la Arrabbiata, de berenjena, espinacas, champiñones y guindilla; y la vegana de tofu, con calabacín, tomate natural, champiñones y salvia. "La harina de espelta que usamos para las pizzas es completamente integral y ecológica", puntualiza Mónica. En verano, 'Dolomiti' también abre un pequeño puesto en el que disfrutar de la comida en el Parque Abelardo Sánchez.

Mónica, frente a la entrada de su restaurante 'Dolomiti'. Foto: Ramón Peco.
Mónica, frente a la entrada de su restaurante 'Dolomiti'. Foto: Ramón Peco.

4. De tiendas: moda sostenible, música independiente y poesía

Nieves Pozo y su hija, Marta Requena, están tras la iniciativa de moda sostenible Grändma, un proyecto que pone al día prendas de ropa vintage con años a sus espaldas para darles una segunda vida. "No es solo hacerles arreglos y restaurarlas, se trata de actualizar su diseño y hacerlo más contemporáneo", cuenta Marta, a quien siempre le ha interesado la moda de segunda mano. "Mi madre arreglaba las prendas que compraba en mis viajes por Europa. Poco a poco comenzamos a transformar las prendas y lanzamos una primera colección", añade. En una de las perchas cuelgan kimonos. "Nos los proporciona un contacto que tiene en Kioto. La mayoría de ellos son de seda y se encuentran en perfecto estado", explica. También crean turbantes, pajaritas y coleteros para aprovechar al máximo los tejidos y generar el menor número de residuos, así como minicolecciones con tejidos de restos de fábrica de unidades super limitadas.

En 'Grändma' customizan desde ropa 'vintage' a kimonos japoneses. Foto: 'Grändma'.
En 'Grändma' customizan desde ropa 'vintage' a kimonos japoneses. Foto: 'Grändma'.

Las prendas de Grändma pueden encontrarse en mercadillos de moda que se hacen por la ciudad, o de forma permanente en 'Tres Bonobos', dirigida por El Hombre Music, como llaman a Jorge Tomás López-Ferrero, productor musical, entre otras muchas cosas. Esta tienda que gira en torno a la música, la gran pasión de Jorge, es un espacio con una decoración bastante cuidada. Music nos cuenta que "quería lograr algo más que una tienda de discos, quería crear un sitio en el que encontrar ropa o merchandising vinculado a la música que vendemos". Aquí nos topamos con ediciones exclusivas de música en vinilo, diseños propios de ropa, marcas independientes, libros, showcases y hasta exposiciones. "Somos el punto de cultura musical obligatorio que una ciudad como la nuestra, cuna de tantos artistas de renombre a nivel nacional e internacional, reclamaba a gritos desde hace décadas", anuncian en su web.

'Tres Bonobos', un punto de cultura musical obligatorio. Foto: 'Tres Bonobos'
'Tres Bonobos', un punto de cultura musical obligatorio. Foto: 'Tres Bonobos'

El Hombre Music también es uno de los socios del club 'La Cachorra Yeyé', un bar con sala de conciertos en el que suena buena música. A lo largo de este primer año de vida, en su escenario han sucedido toda clase de cosas: conciertos, monólogos, recitales poéticos y muchos otros eventos. Sergio Hernández, uno de los socios de La Cachorra, emprendió esta aventura con El Hombre Music y el poeta David Sarrión: "Cuando abrimos dijimos que éramos un contraclub. La programación musical en gran parte la realiza el Hombre Music, que negocia con grupos que están de gira. De la parte de poesía y exposiciones se encarga David Sarrión, que tiene muchos años de experiencia organizando eventos".

'La Cachorra Yeyé', un bar con sala de conciertos en el que suena buena música (y poesía). Foto: 'La Cachorra Yeyé'.
'La Cachorra Yeyé', un bar con sala de conciertos en el que suena buena música (y poesía). Foto: 'La Cachorra Yeyé'.

5. ¡Al teatro!

Albacete es una ciudad a la que le ha interesado históricamente el espectáculo. Como prueba el 'Teatro Circo', inaugurado en 1887. Este espacio escénico, que puede ser usado tanto para teatro como para espectáculos circenses, tiene un enorme repertorio de actuaciones a lo largo del año.

Uno de los espectáculos que se celebran en el Teatro Circo de Albacete. Foto: Teatro Circo.
Uno de los espectáculos que se celebran en el Teatro Circo de Albacete. Foto: Teatro Circo.

"En el 'Teatro Circo' se desarrollan eventos importantes, como la inauguración de Abycine", cuenta Manuela Martínez, artista, profesora de la Escuela de Arte de Albacete y coordinadora de la revista objeto Lalata, una publicación muy vinculada a la poesía que llegó a aparecer en la portada del diario The WallStreet Journal como ejemplo de revista experimental.

El Molino de la Feria, un monumento que homenajea al agua. Foto: Ramón Peco
El Molino de la Feria, un monumento que homenajea al agua. Foto: Ramón Peco

El Abycine es un festival de cine que se celebra desde hace 20 años y que es un viejo conocido entre los que se dedican a realizar películas. En la última edición el Festival contó con la presencia del albacetense Joaquín Reyes. Junto con Carlos Areces presentaron un documental sobre ese mito televisivo que fue La hora Chanante y al que se debe la popularización del humor manchego por toda España.

6. La Feria de Albacete

Cada 7 de septiembre, los albacetenses celebran su Feria en honor a la Virgen de Los Llanos. Una festividad que se prolonga durante diez días y que en 2008 fue declarada de Interés Turístico Internacional. El ambiente comienza antes del mediodía. Muchos reservan la mañana para entrar al Recinto Ferial y hacer compras, pues hay puestos que ofertan desde herramientas de trabajo a cuchillería. La calle de la Feria se llena de chiringuitos para tomar un aperitivo o comer, mientras que en el Recinto Ferial, conocido como la "sartén" o "los redondeles", el baile y el vermú se mezclan con los famosos miguelitos, el dulce que se produce en la localidad cercana de la Roda. Resultan ideales para degustar con un café.

La Feria de Albacete fue declarada en 2008 de Interés Turístico Internacional. Foto: Ramón Peco.
La Feria de Albacete fue declarada en 2008 de Interés Turístico Internacional. Foto: Ramón Peco.

La tarde y la noche se amenizan con una gran oferta de espectáculos y conciertos. Una parada inexcusable son algunas de las casetas que alberga el interior del recinto, presidido por un quiosco. Cada una goza de su propio ambiente, pero poco tienen que ver con las de otras ferias, como la de Sevilla, principalmente porque las de este recinto son espacios permanentes. La noche da para muchas charlas, bailes improvisados y, para los más atrevidos, montar en algunas de las numerosas atracciones que hay en los alrededores.