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Ujué: vistas desde la iglesia-fortaleza de Santa María (apertura)

Ujué, la villa medieval de la Navarra Media

La atalaya en busca de pobladores

Actualizado: 21/09/2020

Fotografía: Ana Oses

Es el pueblo que más ha sufrido las consecuencias de la despoblación de la Navarra Media. De 1.500 habitantes a 100, Ujué ha pasado de ser una de las poblaciones más grandes de Navarra a ser un pueblo semivacío. Sin embargo, algo tiene esta villa medieval, que lo ha llevado a erigirse como uno de los Pueblos Más Bonitos de España, donde se come como un caballero legendario y en el que la acogida por sus pocos habitantes es increíblemente cálida.
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Hay rincones que pueden atravesarse sin ver a una sola persona. Uno de ellos, especialmente entre semana, podría ser Ujué. Sin embargo, su carácter defensivo, en un pequeño promontorio en la zona media de Navarra, sus calles empedradas y su inconfundible aroma a migas de pastor desde que se entra en la localidad, convierten este pueblo de cuento en la escapada ideal.

Ujué: iglesia-fortaleza Santa María
La Santa María, iglesia-fortaleza románica del siglo XI, está rodeada de una muralla defensiva del más puro estilo gótico navarro.

"El pueblo se construyó en torno a la iglesia-fortaleza de Santa María. A partir de ahí, se fue habitando hacia abajo, hacia las afueras, donde hoy todavía se conservan las ruinas de la antigua Iglesia románica de San Miguel", dice Rubén Sánchez, alcalde de la localidad.

Ujué: selfie
La localidad navarra tiene distintos rincones para presumir de 'selfies' e instantáneas perfectas.

Rubén pertenece a una de las generaciones intermedias de este pueblo orgulloso de su pasado, pero también de un presente que llama a los más jóvenes a apostar por la vida en el medio rural. "Es cierto que el comienzo del éxodo hacia las ciudades llegó con el tractor, pero a partir de los años 80 llegó la falta de arraigo, la fiebre por vivir en las grandes urbes, por conquistar el mundo. Sin embargo, pienso que la recolonización del mundo rural va a venir con la mujer, pero si no se las dota de unas medidas de bienestar, va a ser difícil".

Ujué: panorámica de la villa
Sobre un pequeño promontorio, con calles empedradas y aire medieval, esta villa parece sacada de un cuento.

Pero hay una realidad con la que coincide Rubén y otros vecinos del pueblo. Si algo se respira en Ujué es bienestar, aunque el filtro y el precio por ganar esa tranquilidad lo ponga cada uno. Raquel Ayesa trabaja en el 'Mesón Las Torres', propiedad de su familia, uno de los negocios hosteleros más emblemáticos del pueblo. "Aquí solo vive una amiga mía. El resto, todas en Pamplona. Ambiente solo hay los fines de semana, y algo, depende de la época, donde nos reunimos aquí. Y entrar en el bar significa hacer vida social con gente de todas las edades, incluso con tus hijos".

Ujué: detalle en las calles de la villa
Los habitantes han pasado de 1.500 hace un siglo a los poco más de 100 en la actualidad.

El ambiente en pueblos como Ujué dibuja esta fotografía. Momentos sociales salpicados por todas las edades. Mujeres de 60 y 70 años jugando al mus o tomando el vermú, mesas desde las que niños con refrescos o abuelos con pacharán ven el partido de pelota. "La verdad es que Ujué ha cambiado mucho desde que era pequeña. Ahora la poca gente que queda es muy mayor. Quedan muy pocos niños o gente incluso de mediana edad… Pero es un sitio muy tranquilo para vivir, aunque tienes que coger el coche para todo. Nos da bastante pena", comenta Raquel desde la barra del bar 'Las Torres'.

Ujué: panorámica de los campos que rodean la villa
Situada en la parte oriental de la Comunidad Foral de Navarra, dentro de la Zona Media de Navarra y en la Sierra de Ujué.

Las migas de pastor con toques de madre

Su tío Ismael es el propietario de 'Las Torres', mesón y bar que regenta junto con su mujer, Ana Ibáñez, desde hace 25 años. El aroma a migas llena las calles del pueblo. "Las hacemos con manteca de cerdo, sebo de cordero, jamón, tomate, ajo y champiñón o setas. Se hace un sofrito previo y se va bañando el pan para que coja una soltura adecuada".

Ujué: mesón 'Las Torres' (migas de pastor en 'Las Torres')
Las migas de pastor son el plato estrella de esta localidad navarra.

El sofrito lleva unas dos horas de preparación. Un tiempo que en rincones como Ujué pasa despacio, y se valora de una manera especial. Aquí no hay prisas, solo calendarios en la pared anunciando las festividades del pueblo o el cambio de estación. "Esta es una receta de nuestros pastores de Ujué. Nuestro padre era pastor, nos enseñó la receta, pero nuestra madre la mejoró. Ella tenía una tienda de ultramarinos, pero pronto compraron el mesón donde mi madre se incorporó como cocinera. Fue aquí donde le empezó a dar el verdadero sabor a la miga".

Ujué: mesón 'Las Torres' (Ana preparando las migas de pastor en 'Las Torres')
Ana Ibáñez es la responsable ahora de continuar con la receta de migas de la madre de Ismael.

Junto a las migas, las costillas de cordero a la brasa con pimientos del Piquillo son otro de los platos que llenan de color el universo de piedra y madera de 'Las Torres'. "A la leña eh, que salen doradas, ya que el carbón les quita brillo", matiza Ana desde el fuego. El tinto de las 'Bodegas Vega del Castillo' riega las migas y las costillas. Pertenece a la Bodega Cooperativa que aúna los pueblos de Ujué, Pitillas y Olite. "Siempre consumimos vino de la tierra", sonríe orgulloso Ismael.

Ujué: detalles del mesón 'Las Torres'
El vino de la tierra, de la Bodega Cooperativa, siempre se ofrece en esta localidad.

En una mesa del mesón, Íñigo Ibáñez, hijo de Ismael y Ana, y primo de Raquel, observa la televisión. Con 16 años, no es de los adolescentes que miran el móvil sin cesar. "Entre semana estoy solamente yo y los fines de semana vienen tres o cuatro amigos que tienen casa aquí. Yo prefiero esto a vivir en un pueblo mayor, como Tafalla; me gusta la tranquilidad y creo que cambia mucho el ritmo".

Ujué: mesón 'Las Torres' (propietarios, Ismael y Ana)
Ismael y Ana montaron juntos hace 25 años el mesón 'Las Torres'.

Analogía entre los adoquines

Hay algo de analógico entre los adoquines de Ujué. En la tienda de garrapiñadas 'Regino Sola', las hermanas Nieves y Loli son de las últimas generaciones en nacer aquí. "Lo de la despoblación no tiene solución, ya que, si no hay trabajo, la gente no va a venir a vivir", dice Nieves.

Ujué: tienda 'Regino Sola' (fachada)
La fachada de la tienda 'Regino Sola' seguro que triunfa en tu Instagram.

Pero su pequeña tiendecita desprende vida y ambiente. "Esto lo abrió Regino Sola, hermano de mi abuelo, en 1927. Él era de Ujué y nuestra familia tenía almendros y frutales. Aunque en un principio la almendra garrapiñada se hacía para consumo en las casas, al ser producto que triunfaba en los descansos de las romerías, se empezó a comercializar".

Ujué: tienda 'Regino Sola' (interior del establecimiento)
Las hermanas Nieves y Loli continúan con el negocio que puso en marcha su tío-abuelo en 1927.

La familia Sola era gente de campo, que como en otros muchos rincones que hoy forman parte de la España vaciada, aprovechó lo que mejor sabía hacer en su tiempo libre convirtiendo su don con la almendra caramelizada en una fuente de ingresos. Y ya de paso, hacer un poco más feliz a la gente del pueblo.

Ujué: tienda 'Regino Sola' (almendras garrapiñadas)
Las garrapiñadas se consumían en los hogares, pero también se popularizaron con las romerías.

¿Los ingredientes principales? "Agua y azúcar para la cobertura de la almendra". Parece fácil, pero el secreto lo guardan estas hermanas que se resisten al wifi y a los datáfonos, rodeadas por libros de la Navarra más legendaria, rosquillas artesanales y miel de las colmenas del pueblo.

Ujué: tienda 'Regino Sola' (detalles de decoración de la tienda)
Los libros de la Navarra más legendaria forman parte también de este pequeño negocio.

Un rincón que, a pesar del éxodo, deja la sensación de ser un privilegiado, protegido por su imponente fortaleza de Santa María, casi celestial, en estos tiempos en los que la vuelta a las raíces es un ingrediente más en el frenesí diario.

Ujué: calles de la localidad
Es muy posible que durante tu visita a Ujué no te llegues a cruzar con ningún vecino.