Compartir

No te pierdas ningún destino

Crea tus rutas, encuentra y guarda los mejores destinos con nuestra App.

Descargar app
{{title}}
{{buttonText}}
Ruta Lagos Saliencia chica con lago

6 rutas de senderismo en Asturias

Caminos templados entre mar y monte

20/10/2024 –

Actualizado: 20/07/2023

Para muchos que no son partidarios del turismo de sol y playa, el Principado de Asturias se covierte en su particular Edén durante el verano. Temperaturas menos elevadas y el verde perenne de esta tierra se conjugan en estas rutas refrescantes distribuidas por toda la comunidad autónoma, con alguna que otra parada gastro y recomendaciones para quienes quieran darse un chapuzón en las aguas del Cantábrico.
Acierta con las sugerencias de Guía Repsol y gana hasta 100€
Descargar App

1. Alrededor del Cabo de Peñas

Pasear entre la verde campiña asturiana y el abismo más inquietante es la propuesta de estas rutas que se despliegan en el Paisaje Protegido del Cabo de Peñas. Ubicado entre la ría de Avilés y Luanco, el sendero es toda una muestra de la fuerza con la que empuja el mar Cantábrico contra la costa asturiana, que mira hacia sus aguas en algunos momentos desde más de 100 metros de altura.

La senda entre el faro de Peñas y el de Nieva tiene una longitud de 20 kilómetros bordeando el litoral.

La senda entre el faro de Peñas y el de Nieva tiene una longitud de 20 kilómetros. Foto: Javier Martínez Mansilla

A lo largo del recorrido, habilitado con una pasarela de madera y con carteles que muestran las virtudes de este paraje en algunos tramos, los paseantes pueden dejarse embelesar por los frecuentes avistamientos de cetáceos desde lo alto de los acantilados. Es habitual divisar delfines en la lejanía, aunque los más afortunados podrán quedar boquiabiertos si rorcuales o cachalotes salen a respirar cuando están observando el mar. Los faros que se distribuyen a lo largo de la ruta también son otro de sus grandes atractivos. Como paradigma de estos edificios destaca el faro de Peñas, el mayor y más antiguo de Asturias, aunque, sin duda, el más fotogénico es el faro de Nieva, una característica que sedujo incluso a Woody Allen y tuvo a bien mostrarlo como una de las localizaciones de Vicky Cristina Barcelona.

Faro de la Nieva

El faro de Nieva fue uno de los escenarios de 'Vicky, Cristina, Barcelona'. Foto: Javier Martínez Mansilla

En este tramo del litoral asturiano las playas compiten en popularidad con los acantilados. Las hay para todos los perfiles de turista: Xagó y sus vientos para los amantes de los deportes náuticos; Moniello para quienes buscan una jornada relajante en sus piscinas naturales -conocidas como “pozos de L’Aguión” y que se muestran con la bajamar-, o incluso gastronómicas, como la playa de Bañugues, donde los amantes de la buena mesa tienen parada obligada en el restaurante ‘Mi Candelita’ (Gozón; Recomendado por Guía Repsol) para degustar alguno de sus exquisitos arroces o pescados del día a la brasa.

Xagó, una maravillosa playa de aspecto salvaje y dunas eólicas.

Xagó, una maravillosa playa de aspecto salvaje y dunas eólicas. Foto: Javier Martínez Mansilla

2. El legado glaciar de los lagos de Saliencia

El Parque Natural de Somiedo alberga uno de los conjuntos lacustres de origen glaciar más emblemáticos de la península. Con las mansas aguas acaparando las miradas al fondo de los valles y los Picos Albos aquellas que apuntan a los 2.000 metros de su cima, la estampa del conjunto no puede ser más armónica.

Ruta Lagos Saliencia lago de la cueva

El lago de la Cueva parece escondido tras los montes. Foto: Javier Martínez Mansilla

Por este terreno se dibujan diferentes rutas aptas para los senderistas más expertos y aquellos que quieran realizar una excursión menos exigente. Eso sí, en todas ellas parecen infinitos los rincones en los que descansar simplemente a contemplar el paisaje. Los antiguos glaciares que se ubicaron en este rincón de la frontera asturleonesa han dejado como legado un conjunto lacustre en el que cada lago tiene su particularidad: el lago de la Cueva tiene matices rojos producto de la antigua minería de la zona; el lago de Calabazosa recibe el sobrenombre de lago Negro debido a la profundidad de sus aguas; la pequeña laguna de la Mina o de Almagrera tiene un carácter intermitente en base a la época del año…

Ruta Lagos Saliencia pallozas

Aún se conservan los 'teitos' de los 'vaqueiros'. Foto: Javier Martínez Mansilla

Por otro lado, este es uno de los territorios de mayor biodiversidad de todo el Principado, con águilas reales y buitres negros en los cielos y un rey absoluto en las montañas: el oso pardo. Se calcula que alrededor de 300 ejemplares viven en este hábitat, conviriténdose en símbolo del tesoro natural que representa el valle. Además, aquí aún se escucha el eco de los últimos vaquieros de alzada, aquellos trashumantes que viajaba con su ganado en los meses más fríos a los valles y subían a las cumbres durante los más cálidos, cuyos teitos o pallozas se disgregan por las laderas.

Ruta Lagos Saliencia valle

El oso es el rey en estos valles glaciares. Foto: Javier Martínez Mansilla

3. Como un Habsburgo por el Camín Real de Carlos V

¿Cuál sería la cara de los pescadores de Tazones cuando vieron arribar una flota de 40 barcos a su puerto el 19 de septiembre de 1517? El motivo: el desembarco de Carlos V en el puerto de la localidad y primeros pasos en el que sería su reino. El monarca tenía como destino la costa de Santander, aunque las condiciones meteorológicas le desviaron hasta la villa asturiana. Desde aquí parte el conocido como Camín Real de Carlos V -dentro de las de las Rutas Europeas del Emperador Carlos V-, ena ruta que une la población marinera con Villaviciosa, donde el Habsburgo tuvo a bien hospedarse durante unos días.

Camín Real Carlos V puerto Tazones

El puerto de Tazones fue el primer lugar que pisó el monarca. Foto: Javier AMrtínez Mansilla

A lo largo de este recorrido algunos hitos recuerdan el inesperado suceso con el recién coronado, aunque el encanto de esta ruta también se ve incrementado por una buena dosis de naturaleza astur. Los once kilómetros de ruta discurren a lo largo de la ría de Villaviciosa, donde los campos de manzanos de manzanos -estamos en la Comarca de la Sidra- se intercalan con riachuelos y cascadas que refrescan los bosques de eucalipto y helechos.

Camín Real Carlos V casas ría Villaviciosa

Los humedales y el frescor de la ría de Villaviciosa son constantes. Foto: Javier Martínez Mansilla

También el paisaje marino toma protagonismo durante la ruta en forma de la playa de Rodiles y, en su antesala, donde los humedales, protegidos como Reserva Natural Parcial, sirven de hábitat momentáneo para las aves migratorias que cruzan estos cielos. Durante la caminata se suceden las iglesias románicas y prerrománicas y localidades con encanto como Samartín del Mar o Bedriñana, que merecen un alto en el camino para descubrir sus calles empedradas y probar alguno de los productos típicos de esta zona del Principado.

alt

Hay quien tiene a bien finalizar la ruta en la playa de Rodiles. Foto: Javier Martínez Mansilla

4. Al siglo XII por el Camino Medieval a Bandujo

No existe mejor forma de llegar hasta un pueblo anclado siglos atrás que hacerlo a través de un camino igual de centenario que las casas que lo constituyen. El Camino Medieval a Bandujo, en el ayuntamiento de Proaza, parte compartiendo itinerario con la Senda del Oso, ruta icónica del Principado, hasta cruzarse con el arroyo Bandujo, donde una señal invita a remontar su curso hasta el núcleo rural.

alt

Hablamos del reducto medieval mejor conservado de todo el Principado. Foto: Javier Martínez Mansilla

Durante el camino el riachuelo, que aporta frescor y humedad al bosque de castaños, avellanos y robles tan característicos de esta zona, guía los pasos entre el más profundo de los silencios. Los testimonios de presencia del hombre en estos montes se limitan a alguna casa en la ladera de los dueños de fincas ganaderas hasta llegar a Bandujo. Una vez allí la mejor alternativa es pasear por las calles de este Bien de Interés Cultural y empaparse de la personalidad medieval de este desconocido paradigma del rural asturiano. Sus orígenes se remontan a la Alta Edad Media y para muestra la iglesia de Santa María, mencionada en el año 912 en la donación de Fruela II a la Catedral de Oviedo, aunque la construcción actual se levantó durante el siglo XII. También merece la pena detenerse a contemplar la torre de Tuñón, una estructura circular construida entre los siglos XII y XV o guiar los pasos hacia el cementerio, uno de los más singulares y respetuosos con las tradiciones de la comunidad autónoma.

alt

Una de esas postales escondidas del Principado. Foto: Javier Martínez Mansilla

5. Entre provincias por el Camín Real de la Mesa

No hay muchos senderos que condensen el legado de las civilizaciones que lo habitaron mejor que el Camín Real de la Mesa. Se trata de un sendero abierto por los astures que querían llegar hasta la meseta y que, también, supuso el camino elegido por romanos y árabes para cruzar la silvestre Cordillera Cantábrica. Hoy en día hay muchas alternativas para conectar ambas vertientes de la cadena montañosa, aunque ninguna despierta las mismas sensaciones que cuando se camina por esta senda histórica.

brañas y aldeas

Brañas y aldeas de montaña donde el tiempo se ha detenido. Foto: Javier Martínez Mansilla

La ruta suma 56 kilómetros en total desde Torrestío (León) hasta Grado (Asturias), una distancia que obliga a dividir el itinerario en varias etapas, aunque también se puede simplemente realizar una de ellas. En todas ellas se dan cita vestigios megalíticos celtas, tramos de la calzada romana y aldeas de cuento aderezadas de la magia propia de los montes de esta zona del norte peninsular. Además, es muy habitual disfrutar de los vuelos de los gavilanes que pueblan estos cielos u observar a los ciervos pastando en su hábitat. Menos habituales son, en cambio, los avistamientos de osos, lobos o urogallos, que también son iconos de la fauna de la zona, aunque mucho más discretos que otras especies.

avellaneda en el camino real de la mesa

Aquí se atraviesan bosques primigenios. Foto: Javier Martínez Mansilla

6. Desde el Valle de Esba hasta el Cantábrico

El valle de Esva es uno de esos espacios aún desconocidos para el gran público, pero cuya riqueza natural y etnográfica merece mayor relevancia. Las aguas del Esva han dibujado, con el paso de los siglos, una serie de gargantas a través de los bosques de alisos y robles por las que discurren una buena cantidad de rutas senderistas aptas para todos los niveles. Algunas de las predilectas para quienes conocen este rincón del occidente asturiano parten desde Paredes, una de las poblaciones referencias en esta Comarca Vaqueira, reconocida como Pueblo Ejemplar de Asturias en 2001, donde, además de un entorno natural privilegiado, los senderistas pueden encontrar un buen puesto de avituallamiento o para reponer fuerzas en el chigre ‘El Obispo’.

valles de la cuenca del esva

El verde los valles de la cuenca del Esva resulta inolvidable. Foto: Javier Martínez Mansilla

A lo largo de estas rutas que siguen el cauce del río se pueden encontrar evidencias de que este lugar ya estaba poblado hace miles de años -como el menhir de Ovienes o el dolmen de Restiello-. Aunque hay otros elementos que hablan de una cultura olvidad más recientemente, se trata de los teitos de los vaqueiros de alzada, antaño tan identificativos de la zona. Como final idílico de estas rutas, la mejor opción es acompañar al Esva hasta su encuentro con el Cantábrico en la playa de Cueva y poder comprobar las diferencias entre los chapuzones en ambas aguas.

playa de la cueva.

La playa de Cueva marca el final del viaje del Esva. Foto: Javier Martínez Mansilla