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Ruta por el Camino Medieval a Bandujo (Proaza, Asturias)

La senda que lleva al pueblo medieval perdido de Asturias

20/10/2024 –

Actualizado: 07/02/2023

Caminamos por el único camino que conectaba con este conjunto histórico, declarado Bien de Interés Cultural, que se esconde entre un horizonte de montañas y valles en el corazón del Principado de Asturias. El Camino Medieval que guía a la aldea de Bandujo, en el municipio de Proaza, discurre por bosques de ensueño en los que la mirada se detiene para observar la perspectiva y, si hay suerte, descubrir algún signo de la presencia de los osos que habitan esta zona.
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Son muchos los que cuelgan las botas cuando arrecia el frío. Sin embargo, los amantes del senderismo, de los pueblos perdidos en la montaña -y de todo lo que tenga que ver con el Principado de Asturias-, deben saber que el invierno muestra el lado más idílico de los valles del centro de la región, cuando la nieve se aferra a las cumbres, las carreteras se vacían y los caminos invitan al viajero a descubrir lo que se esconde al final del bosque.

Camino Medieval Bandujo

Entre estas montañas, dominadas por los osos, se encuentra uno de los pueblos con más encanto de Asturias.

Imagina una aldea perdida entre valles y erigida sobre la loma como un mirador privilegiado de ese escenario abrupto e idílico de riscos y praderas ¿Dolomitas? Hablamos del reducto medieval mejor conservado de todo el Principado.

Bandujo es uno de los escenarios más representativos de Asturias, protagonista en las campañas de publicidad, pero desconocido para buena parte de su población. Casi nadie sabe dónde se encuentra ni cómo llegar hasta aquí. ¿La razón? Esta aldea de cuento alpino permaneció totalmente aislada hasta el siglo pasado, cuando la única vía de comunicación era el Camino Medieval que hoy recorremos para descubrir la esencia de este tesoro rural de la montaña asturiana. Una de esas postales escondidas del Principado.

Camino Medieval Bandujo

El punto de partida del Camino Medieval coincide con la Senda del Oso.

La autopista del medievo

Ponemos rumbo al concejo de Proaza, uno de los territorios del oso pardo, situado a apenas 27 kilómetros de Oviedo. Nuestro punto de partida es precisamente la Senda del Oso, la vía verde de 59,1 kilómetros más famosa del Principado. Discurre en paralelo a la carretera AS-228 y al río Teverga, que seguiremos hasta llegar al aparcamiento donde comienza el camino medieval.

Camino Medieval Bandujo

El camino discurre entre bosques de castaños, avellanos y robles.

Se encuentra junto a la parada de autobús de Bandujo, pasado el pueblo de Caranga de Abajo, al llegar al kilómetro 21. Aquí nos olvidaremos del coche, cogeremos la mochila y cruzaremos el puente para empezar la ruta que parte compartiendo itinerario con la Senda del Oso.

Camino Medieval Bandujo

La única vía de comunicación con el pueblo era el Camino Medieval.

En su desembocadura en el río Teverga, aparece el arroyo Bandujo y una señal que nos invita a seguir su curso hasta llegar a su aldea homónima. Los tres kilómetros de subida introducen al viajero en un bosque profundo de castaños, avellanos y robles que abrazan el pequeño desfiladero excavado por el río que vertebra el Camino Medieval. No hay opción de pérdida.

Camino Medieval Bandujo

Así se ven las estampas del concejo de Proaza, a apenas 27 kilómetros de Oviedo.

Este tramo es un continuo ascenso por la foz que dura menos de dos horas y que muchas familias encontrarán como la ruta ideal para hacer con niños. Eso sí, acostumbrados a las buenas caminatas y sin miedo a las cuestas. Nada extremo, ni mucho menos técnico. Hablamos de un camino por el bosque en subida, en definitiva.

Camino Medieval Bandujo

La senda nos lleva de un lado al otro del arroyo a través de pequeños puentes rudimentarios.

“No tenía ni idea de la existencia de este lugar”

El entorno silvestre y la humedad envuelven este arroyo sinuoso, que va marcando su paso en pequeñas cascadas y saltos de agua donde llenar la cantimplora. El silencio se adueña de toda la zona, donde no se escucha ni el cencerro de las vacas, tan sólo el murmullo del río y nuestras pisadas sobre el suelo cubierto de hojas y castañas. “Atención a los resbalones, sobre todo a la vuelta cuesta abajo”, advierte Carmen Terán, que vuelve de ruta con su marido.

Camino Medieval Bandujo

No son las Dolomitas, es Asturias.

El camino es cómodo en la mayoría del trayecto, donde se combina el suelo de piedra, de tierra y asfalto en su tramo final. Poco a poco van apareciendo más senderistas, familias con niños, parejas con perros y grupos de amigos que pretenden volver antes de la hora de comer. Porque este es el único sendero para acceder a Bandujo, si no se quiere llegar en coche por la carretera rural, que va descubriendo miradores sobre la loma como Elmolar, el de Linares o Castañedo del Monte sobre los valles de Proaza. Pero esa, será otra historia.

Camino Medieval Bandujo

El Camino Medieval resulta un 'trekking' ideal para hacer en familia.

En las mañanas el rocío se desprende de las hojas, del musgo y de los helechos mientras los rayos de sol se cuelan entre las ramas de la espesura. La senda nos lleva de un lado al otro del arroyo a través de pequeños puentes rudimentarios y de oquedades en la roca, que hacen de refugio ante las inclemencias del tiempo y de muestra de la geología del lugar.

Camino Medieval Bandujo

La profusa vegetación del camino es aún más hermosa durante el invierno.

El último tramo es el más inclinado, de unos 200 metros, antes de llegar a una pista forestal que se une a un camino de hormigón. De repente, el bosque se abre para mostrar las praderas verdes y solitarias que nos rodeaban, donde se reparten algunas casinas de arquitectura tradicional asturiana junto a hórreos y paneras donde cuelgan mazorcas de maíz y se guardan calabazas. El dueño de la finca trabaja en el huerto mientras su perro descansa a la entrada de la casa. El tiempo parece haberse detenido. “No tenía ni idea de la existencia de este lugar”, confiesa el senderista Néstor Pérez en su primer encuentro con el pueblo. Hemos llegado a Bandujo.

Un reducto etnográfico anclado en el tiempo

El Barreiru, La Molina, Antelaiglesias, La Reguera, Toral, Campal y El Palacio. En esta pequeña aldea montaraz viven cerca de cuarenta personas que se reparten por los siete barrios que adornan el cerro y la ladera. Son los guardianes de la historia y las tradiciones de este enclave singular que estamos a punto de descubrir. Su seña de identidad: el mayor tesoro medieval de Asturias.

Camino Medieval Bandujo

Hablamos del reducto medieval mejor conservado de todo el Principado.

Exploramos las callejuelas de este núcleo rural declarado Bien de Interés Cultural desde el año 2009. No es de extrañar. El viajero pronto descubre que Bandujo parece anclado en el siglo XVIII, desde cuando permanece intacto, aunque no llegaría a ver la luz (eléctrica) hasta 1980. Otros avances tecnológicos como el agua corriente o las carreteras no aparecen tampoco hasta esa década.

Camino Medieval Bandujo

Hórreos y paneras decoran la ladera.

Mientras caminamos por sus caleyas indagamos en la historia de la primera capital del concejo de Proaza, fundada en la Alta Edad Media, entre los siglos VIII y IX, con el nombre de Vandugio. Su monumento más antiguo, del que hay documentación, es la iglesia de Santa María. Tal y como señalan desde el ayuntamiento de Proaza, este edificio ya aparece mencionado en la donación de Fruela II a la Catedral de Oviedo en el año 912. La construcción que se puede visitar hoy en día se levantó durante el siglo XII y conserva un estilo sencillo con una sola nave y ábside plano en el interior.

Camino Medieval Bandujo

En esta pequeña aldea montaraz viven cerca de cuarenta personas, que se reparten por los siete barrios.

Sin duda, el barrio más popular y fotogénico es el de El Palacio, donde se encuentran las dos torres más representativas de Bandujo, que dominan su silueta entre este paisaje abrupto elevado a 700 metros sobre el nivel del mar. La más emblemática es la torre circular, construida entre los siglos XII y XV y conocida como la de Tuñón, en la que se encuentra el escudo con los blasones de los Tuñón, los Miranda y los Bandujo. Es una de las torres defensivas bajomedievales mejor conservadas de Asturias.

Para conocer a fondo Bandujo conviene recorrer sus calles empedradas, visitar sus hórreos, paneras y molinos, así como sus casonas y elementos históricos, que llevan siglos casi intactos como el lavadero y el cementerio.

Camino Medieval Bandujo

La torre de Bandujo es su gran exponente arquitectónico.

Lo que más llama la atención de este camposanto, además de sus vistas privilegiadas desde la ladera, es que sus tumbas no tienen ni lápidas ni dueño. De esta forma, cuando un vecino pasa a mejor vida, ocupa el lugar de aquella persona que lleva más tiempo enterrada allí. Además, el cementerio de Bandujo protege una de las tradiciones funerarias más peculiares que se conservan en Asturias. Y es que, en el Día de Difuntos vecinos y allegados dibujan y decoran las tumbas cubriéndolas de tierra y flores como muestra de una costumbre antaño muy extendida en el Principado que ya se ha perdido en el resto de la región. Aquí se guarda y celebra con mimo y orgullo.

Camino Medieval Bandujo

Para conocer a fondo Bandujo conviene recorrer sus calles empedradas.

Proaza y el territorio del oso

Tras conversar con sus gentes y subir a cada uno de los miradores para captar la mejor panorámica de Bandujo, llegará la hora de preguntarse cuándo será el momento de retomar el camino de regreso hasta el punto de partida. El viajero ha de contar con otra hora y media de caminata en descenso y sin prisa, para evitar resbalones.

Camino Medieval Bandujo

La iglesia parroquial de Bandujo, datada en el siglo XII.

Quien pretenda llegar en coche hasta aquí y huir de la emblemática ruta, ha de saber que el aparcamiento cuenta con apenas cinco plazas, para conservar el halo de tranquilidad y calma que envuelve este reducto medieval. También que en él no existe ningún restaurante ni alojamiento, así que conviene venir preparado.

Camino Medieval Bandujo

Cada rincón esconde una fotografía.

Más allá de Bandujo, merece la pena dedicar un tiempo a descubrir Proaza. Este concejo está dibujado por los valles y montañas del centro de Asturias donde avanza el río Trubia y sus afluentes, como lo hace el Camín Real de la Mesa. Esta antigua ruta, trazada por los romanos, aún conecta Asturias con el resto de la meseta en uno de esos trekkings monumentales de varios días que no todos conocen, pero que todos recomiendan al descubrirlo. Proaza forma, a su vez, parte del conocido valle del Oso, uno de los refugios donde se protegen las últimas poblaciones de esta especie en España.

Camino Medieval Bandujo

Una de esas postales escondidas del Principado.

Y, hablando de plantígrados, quien no la haya hecho aún, ha de saber que siempre merece la pena coger la bici o caminar por el itinerario de la Senda del Oso, que atraviesa además los concejos de Quirós, Santo Adriano y Teverga. También descubrir el ecosistema de este escurridizo mamífero, cuya población ha aumentado en la zona en los últimos años, en la Casa del Oso. Este espacio está situado en la capital del municipio, Proaza, donde también destaca su interesante torre medieval, construida en el siglo XV, y el desfiladero de Peñas Juntas, para aquellos que aún no hayan saciado del todo sus ansias de trekking y aventura.