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En plenas Rías Baixas gallegas, entre las rías de Pontevedra y Vigo, se erigen altos sobre el Atlántico los cabos Udra y Home. Pertenecen a dos municipios limítrofes, Bueu y Cangas, en la península de O Morrazo, conformando una misma fachada litoral al Atlántico que se puede visitar por separado o a través de una ruta conjunta. De otoño a primavera, destino obligado de los amantes de la naturaleza salvaje y el senderismo. En verano, también de los que buscan playas tranquilas que se conservan casi vírgenes y rodeadas de una densa y abundante vegetación que las convierte en exuberantes. Y durante todo el año, lugar privilegiado para disfrutar de la puesta de sol.
Empezamos la ruta en Cabo Udra, un espacio natural de Bueu integrado en la Red Natura 2000 y declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Por sí solo, ya ofrece una ruta circular de entre cuatro y cinco kilómetros y dos miradores a la Ría de Pontevedra y la isla de Ons, del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, que transcurre entre acantilados y senderos. Con el protagonismo omnipresente del mar y vistas también a dos rías, la pequeña de Aldán y la de Pontevedra, esta ruta conserva restos de un castro y las ruinas de baterías militares de la Guerra Civil. Creadas como sistema defensivo en los años 30, conservan todavía el rastro del edificio de la telemetría, una garita militar, un depósito de agua, un almacén y los barracones de la tropa, ahora reconvertido en Aula de la Naturaleza.
La ruta tiene también un componente divulgativo, con visitas a la antigua salazón de Mourisca, ubicada en la playa del mismo nombre situada al este del cabo, y que recupera el pasado industrial y conservero de Bueu; y al Aula de la Naturaleza, un centro de interpretación de la riqueza natural, patrimonial y marina de la zona. Es, además, parada obligada como observatorio de aves, que permite acercarse a gaviotas patiamarillas, cormoranes, alcatraces, charranes o el negrón común. En el Humedal da Escorregadoira también se pueden observar anfibios como los limpafontes y el sapiño pintoxo.
Si Cabo Udra te sabe a poco, la ruta puede seguir hacia Cabo Home a través de la paradisíaca Ría de Aldán, lugar ideal para parar a comer y que encandila con su agua transparente. El recorrido sigue entre peñascos y acantilados, con espacios de bosque autóctono y pequeñas playas y calas, y tiene parada obligada en O Hío y su iglesia, ya en el municipio de Cangas. Su crucero, obra del maestro Cerviño de 1.872 y tallado prácticamente en un único bloque de piedra.
Cabo Home forma parte de la Costa da Vela, un espacio de 1.419 hectáreas que cuenta con diversos niveles de protección: Zona de Especial Conservación (ZEC), Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y Red Natura 2000. Rodeado de un Atlántico más embravecido que Cabo Udra o la Ría de Aldán, está coronado con espectaculares vistas a las Islas Cíes, situadas a apenas dos kilómetros y medio y que, desde sus miradores, parece que pueden llegar a tocarse. Si inicias la ruta en Cabo Home, el punto de partido es la escultura de A Buguina, obra del escultor gallego Lito Portela y cuya forma de caramujo -aunque popularmente hay quién la llama caracola- la ha convierto en foto emblemática y obligada de toda visita a la zona. Hasta ella se puede llegar por carretera asfaltada, pero para moverse a partir de ahí todo serán senderos, conformando una ruta circular de senderismo de entre ocho y diez kilómetros. A un lado, los altos acantilados de Donón, de hasta 150 metros de altura, y al otro, frondosa vegetación.
La ruta permite recorrer yacimientos arqueológicos como el de Monte Facho, donde hubo ya asentamientos humanos en el siglo X a.C. y, en el siglo VI a.C., se instaló un castro galaico de gran importancia estratégica hasta el siglo I d.C. Las excavaciones realizadas permiten observar restos de un poblado fortificado y también, en la cumbre, un santuario de peregrinación. La cumbre está dominada por una construcción circular de piedra del siglo XVIII, la antigua Garita do Facho, un puesto de vigilancia costera cuyo origen es ya medieval. Corona una cumbre de 150 metros de altitud cuya subida es la parte más dificultosa de la ruta, pero que permite, a través de caminos empedrados, descubrir rincones como la Cova e Carballo dos Namorados.
En el entorno de Cabo Home se pueden visitar tres faros que marcan su paisaje, siendo el más conocido y vistoso el que toma el nombre del cabo, Faro de Cabo Home, uno de los más altos de Galicia, de 17 metros y situado a 143 metros sobre el nivel del mar. Es el punto de tierra más próximo a Cíes. Completan la ruta el Faro de Punta Subrido, de 13 metros y a 33 metros del nivel del mar, destaca por sus vistas a las playas de Barra, Nerga y Melide; y el faro de Punta Robaleira, muy inferior en altura, pero que ofrece una imagen muy singular, de color rojo y datado en 1918.
Entre Cabo Udra y Cabo Home, uno de los principales atractivos cada verano son las calas y playas que salpican el recorrido, siendo una de las más paradisíacas la de Melide, un arenal prácticamente virgen de 250 metros de arena fina y blanca rodeado de un bosque de pinos y del Espacio Natural Protegido Dunas de Barra. En las inmediaciones de Cabo Udra, tres son los arenales más destacados: Ancoradouro, de 100 metros y que conserva restos de una fábrica de sal; Mourisca, la de mayor tamaño, de unos 300 metros, con los restos de una antigua fábrica de salazón, arena blanca y agua cristalina; y Pedrón, pequeña cala rocosa elegida para el nudismo.
La ruta entre cabos puede parar en la playa de Menduiña, la más urbana de todas, que cuenta con equipación, aparcamiento, servicio de socorrismo, duchas y baños; y en las pequeñas calas de la Ría de Aldán, más de 20 diferentes, y la mayoría salvajes. En el entorno de Cabo Home, además de la principal de Melide, hay otras menos salvajes e igualmente idílicas: Barra, una de las nudistas más grandes de Galicia, de 750 metros de largo, rodeada de pinares y dunas; Nerga, de 700 metros e igualmente rodeada de pinares; y Viñó, situada entre las otras dos entre rocas y mucho más pequeña.
En Cabo Udra, en el exterior del Aula de la Naturaleza, un pequeño chiringuito que abre todo el año puede ser punto de partida o lugar para reponer fuerzas durante o al fin de la ruta. Bautizado como bar ‘Cabo Udra’, tan solo ofrece bebidas, pero tiene la ventaja de que abre de martes a domingo todos los meses del año, si bien en invierno o por mal tiempo, reduce las horas de apertura a las tardes. En la Ría de Aldán, hay una amplia oferta de bares y restaurantes, si bien nos quedamos con ‘O Con de Aldán’, reconocido con un Solete Guía Repsol. Ofrece una terraza situada al pie del agua y con vistas al coqueto puerto de Aldán y una oferta gastronómica de cocina gallega tradicional, especializada en mariscos, pescados y unos arroces de infarto.
En Cabo Home, hay oferta para todo tipo de demanda abierta todo el año, excepto en noviembre por descanso del personal. El snack bar ‘Caracola de Cabo Home’ tiene una carta de tapería/bocatería con hamburguesas, bocadillos y las tapas más típicas de la gastronomía gallega, desde empanadas a calamares, raxo, pulpo o pimientos de padrón. El restaurante ‘Cabo Home’, de los mismos dueños, se especializa en carnes, pescados y mariscos.
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