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Cascada D’os Lucas (Biescas, Huesca) selfie

Planes con adolescentes para el final del verano

¡Fuera móvil! Planes para que tu hijo suelte el teléfono

20/10/2024 –

Actualizado: 01/09/2024

La vuelta al cole está a punto de llegar y tu hijo adolescente no suelta el teléfono en casa. Se aburre en vacaciones y encuentra en las pantallas más diversión que en la vida real. Conquístalo con planes a los cuales no se pueda resistir: llévalo a una cueva, ponlo a remojo en una piscina natural, anímale a practicar un deporte acuático o échale al monte a descubrir la naturaleza. A veces, un chute de aventura es todo lo que se necesita para dejar el móvil a un lado.
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1. Llévale a una cueva

Las cuevas siempre han cautivado a exploradores y cuentacuentos. En España hay cientos de cuevas las cuales visitar y aunque no vayas a montar ahí tu propia guarida, es una excursión divertida para hacer en familia. La adrenalina de no saber hasta dónde llega la cueva, que tan oscura estará o con qué te encontrarás, hace que los niños lo vivan con mucha emoción. Merindad de Sotoscueva, en Burgos, cuenta con unas cuevas en donde hasta se ha tallado una ermita en la propia roca. El complejo kárstico de Ojo Guareña es uno de los más espectaculares e importantes del mundo. Durante el recorrido se aprecia cómo la erosión del agua ha creado estructuras rocosas de formas caprichosas, estalactitas y estalagmitas.

En el interior de la Cueva Masero o Bonita, en las Cuevas de Fuentes de León, en la provincia de Badajoz.

Las Cuevas de Fuentes de León (Badajoz) suponen 200.000 años de inmersión al centro de la Tierra. Foto: Javier Sierra.

En el mar Mediterráneo, en la isla de Mallorca se encuentra la cueva Des Coloms. Una galería subterránea de 250 metros de lago a la que solo se puede acceder desde el mar. Dentro de la bóveda los visitantes pueden disfrutar de una serie de pozas en donde darse un buen chapuzón y bucear. Si las baleares te pillan muy lejos, en Málaga está la Cueva de Nerja. Una de las más importantes de España, se descubrió en 1959 y desde ese momento hace parte de todas las rutas turísticas por la comarca. En esta cueva se ha podido documentar presencia humana desde hace 50.000 años hasta la Edad de Bronce (2500 a.C.).

Las estalactitas parecen más finas en esta parte de la cueva.

Estalactitas blancas en las Cuevas del Águila en Arenas de San Pedro. Foto: Hugo Palotto.

Lo mismo ocurre con las Cuevas de Fuentes de León (Badajoz) en donde se han llegado a encontrar restos de los que podrían ser los últimos preneandertales documentados de Europa. No obstante, si de belleza se trata, hay que visitar Las Cuevas de Águila, en Ávila. Su interior parece un frondoso bosque de estalactitas y estalagmitas. Es la atracción más visitada de la provincia, con 100.000 visitantes al año.

2. Zambúllele en una piscina natural

El río Alberche es una de las grandes tentaciones más refrescantes del centro de la Península, a su paso por Ávila, Madrid y Toledo. A su paso por la localidad abulense de Navaluenga, en la Sierra de Gredos, sus aguas se remansan en unas piscinas naturales muy concurridas y deseadas.

Cascada D’os Lucas (Biescas, Huesca) salto

En Orós Bajo se esconde la cascada D’os Lucas. Foto: Aránzazu Navarro.

El Pirineo de Huesca alberga algunos de los parajes más impresionantes de toda la península, donde las nieves que se acumulan durante el invierno refrescan el verano a base de ríos y pozas. En Orós Bajo, se esconde la cascada D’os Lucas, cuyas aguas invitan a un estupendo baño. Diversión asegurada para los más pequeños de la casa. Las piscinas naturales La Codosera son un plan que no falla nunca en Badajoz. Estas piletas ofrecen todo lo que el verano debe tener: agua para remojarse, naturaleza, sosiego y un establecimiento en el que reponer fuerzas con un refrigerio.

Un oasis verde para combatir el calor extremeño.

La Codosera, un oasis verde para el calor extremeño. Foto: Emilio Jiménez.

En el norte, las piscinas naturales del río das Pedras (A Pobra do Caramiñal, A Coruña) cuentan con grandes cascadas que recuerdan a los chorros de un spa, enormes rocas para tumbarse al sol, pozas para refrescarse y una ruta de senderismo.

3. Anímale a practicar un deporte acuático

Si ya has tenido tu ración de pozas y piscinas naturales en alguno de los ríos que discurren por España, ahora te invitamos a que te animes a practicar un deporte acuático en una de sus aguas. El paddle surf es una actividad prima hermana del surf que, desde hace casi diez años, está consiguiendo muchos adeptos. El Pantano de San Juan es uno de los enclaves donde aprender y practicar este deporte a solo una hora de la capital.

Las piraguas comienzan el recorrido por el río Órbigo.

Las piraguas comienzan el recorrido por el río Órbigo. Foto: Emilio Fraile.

Sí lo que se busca es conquistar las profundidades del mar, proponemos hacer buceo en San Esteban de Pravia (Asturias). Durante la visita se podrán ver cañones submarinos, fondos rocosos, galerías, cuevas y chimeneas verticales de 30 metros.

Kitesurf en La Loteta (Zaragoza) chaval

Una sensación de volar sobre las olas. Foto: Aránzazu Navarro.

Para un más de aventura, una buena opción es el descenso del río Órbigo (León). Un plan bueno, bonito y barato para hacer en familia. Solo se necesita un kayak y un remo para recorrer los 9 kilómetros del río. Otro deporte acuático que puede ser agradable es hacer una ruta en kayak por los Arribes del Duero (Zamora) en donde se puede disfrutar de momentos de belleza y pausa en un paraje de extraordinaria biodiversidad. A los más intrépidos les proponemos hacer kitesurf en el embalse de La Loteta (Zaragoza). Tener viento más de 150 días al año ha convertido este lugar en uno de los favoritos de los amantes de las cometas y las tablas.

4. Échale al monte

Un buen planazo siempre es echarse al monte. Entre la paz que da la naturaleza y la concentración que requiere el senderismo, lo último en lo que se piensa es en sacar el móvil. Se puede empezar con la ruta de los Tres Refugios en Huesca. El Parque Natural Posets-Maladeta presume de la mayor concentración de cumbres del Pirineo por encima de los 3.000 metros de altitud. La estrella indiscutible de esta reserva es el pico Aneto, que con sus 3.404 m de altitud, es la cumbre que todos quieren hollar.

Senderistas cruzando un riachuelo camino al refugio de Ángel Orus en el Parque Natural Posets-Maladeta (Huesca).

Para los más preparados físicamente, una ruta por refugios en Pirineos. Foto: Miguel Cuesta.

En Girona se puede hacer una ruta un poco más fácil por el barranco de Sant Aniol D´Aguja en Sadernes. El recorrido no es exigente físicamente y durante el recorrido sus visitantes pueden irse bañando en las diferentes pozas que tientan por el camino. La ruta por las Pasarelas de los Estrechos de Ebrón (El Cuervo, Teruel) es una de las más bonitas de España. Además, es un paseo bastante llano donde apenas hay subidas rocosas, lo que lo hace ideal para llevar a los niños de excursión.

La ruta atraviesa bosques de sauces, encinas, robles, acebos, arces negros, alisos o tilos silvestres.

Sant Aniol d’Aguja es el barranco más célebre de la Alta Garrotxa. Foto: Miguel Cuesta.

En León tenemos la ruta por la Tebaida Berciana, en donde además se tiene pueblecitos encantadores y arte prerrománico y mozárabe. La ruta de senderismo por el Parque Natural de Urbasa-Andía (Navarra) supone un auténtico baño vegetal. La sierra de Urbasa es un macizo kárstico cuyo interior alberga un gran altiplano boscoso con multitud de cuevas, simas y cañones secos ideales para perder un día entre sus encantos.

5. Empápale de arte

Un plan que nunca falla es pasar el día empapándose de arte y cultura, y qué mejor idea que acercarse estos días a El Palacio de la Granja de San Ildefonso (Segovia) en la celebración de su tricentenario. En la visita se puede disfrutar de la restauración de las fuentes, la apertura de las buhardillas de la servidumbre y otros lugares nunca mostrados al público. En Tarragona, el modernismo se puede contemplar a través de los ojos de un niño en la visita a la Casa Navàs y Gaudí Centre. En la casa están reflejados los trabajos de los mejores artesanos de principios del siglo XX.

Comedor de la casa.

El modernismo también puede cautivar a los más jóvenes. Foto: Manu Mitru.

El museo del Xocolata de Barcelona seguro que endulza la jornada a mayores y niños un plan y pecar con sus chocolates artesanales, entre las que triunfan las de . Las tabletas de chocolate que tienen más éxito son la de blanco, negro con naranja y la clásica chocolate con leche. Otra idea es visitar el Pórtico de la Gloria, en la Catedral de Santiago de Compostela (con o sin hacer el Camino), en donde se puede contemplar doscientas figuras realizadas por el taller del Maestro Mateo, el hombre más importante e interesante del románico, que agrupó a su alrededor a los mejores artistas del siglo XII.

Un taller de cerámica es una forma de potenciar la creatividad de los más pequeños. Aquí te recomendamos ir a 'barro' en el madrileño barrio de Malasaña o a ​​'Volupte', en donde se puede aprender tanto cerámica con torno como modelado.

6. Aventuras par un chute de adrenalina

A veces lo único que se necesita es un chute de adrenalina. Esta sensación la podemos lograr sobrevolando la comarca de la Vall d'Albaida (Valencia) o haciendo una ruta en buggy por el mayor desierto demográfico de Europa que se encuentra en las Bardenas Reales (Navarra). Aquí en lo único que se puede pensar es en el presente.

La erosión durante milenios ha esculpido las rocas creando formas enigmáticas.

El desierto navarro a cuatro ruedas. Foto: Ana Oses.

Sin duda, el templo de los amantes de la adrenalina está en la puerta de entrada del Parque Natural de Ponga, Puente Vidosa. Tirolinas, vías ferrata, puentes tibetanos, rocódromos, puenting o slackline son algunas de las actividades con las que cuenta el circuito de aventura más completo de Asturias. Para los más atrevidos, Guia Repsol recomienda una excursión a las Pasarelas de Panticosa sobre el río Caldarés (Valle del Tena, Huesca), para vivir una aventura de vértigo.

La última parte del camino, la más impresionante.

El Camino del Rey, una excursión no recomendable para quien sufra de vértigo. Foto: Alfredo Cáliz.

En Málaga, El Caminito del Rey es conocido como “el lugar más peligroso del mundo”. La ruta cuenta con accesos y senderos y cubre un total de 7,7 km. El paisaje de bienvenida que ofrece la carretera llena de curvas promete altas dosis de vértigo caminando entre la imponente roca de montaña y, abajo, el embalse de Conde de Guadalhorce.

7. Súbele a un barco

Hay pocas experiencias mejores que las de recorrer España en un paseo en barco por sus ríos y mares. Si por algo se caracteriza la provincia de Vizcaya es por su tradición naviera. Navegar por sus aguas en una forma original de acercarse a algunos de los rincones más bellos del territorio. Desde sus aguas se puede contemplar localidades ilustres como Getxo, Ciérvana y Santurce.

Una navegación sostenible es tan solo la carta de presentación.

Se sentirán como auténticos capitanes de barco. Foto: Miguel Pazos.

Otra opción, por ejemplo, es hacer un paseo en catamarán por el cañón del río Sil (Ourense, Galicia). El sitio es una auténtica maravilla de la naturaleza que se puede recorrer en barco desde el embarcadero de Santo Estevo. El Canal de Castilla (Herrera de Pisuerga) también se puede recorrer en barco y permite disfrutar de un día de paz y tranquilidad por las aguas de Palencia.

Barco Marqués de la Ensenada

Paseo en barco por el Canal de Castilla. Foto: José García.

Una ruta por el Parque Nacional de Monfragüe es la escapada perfecta para muchos porque permite explorar castillos, avistar buitres negros y leonados durante el recorrido en barco por el río Tajo. Si se quiere un viaje exclusivo, proponemos un crucero ambiental por Sanabria (Zamora). El recorrido se hace a través de un maravilloso paseo por el lago a bordo del Elio Sanabria, el primer catamarán eólico y solar del mundo.

8. Llévale de ecoglamping

El ecoglamping se ha convertido en una gran alternativa para las personas que les gusta sacarle todo el partido a la naturaleza, pero sin tener que renunciar a las comodidades de un buen hotel. El ‘Beceite Camping’ (Beceite, Teruel) es una buena alternativa para darse una escapada con los más pequeños de la casa. El lugar es el camping más alto de España y se encuentra en un bosque de pinos centenarios de los Montes Universales. Otra idea es ir al ‘Camping La Banera’ (Ayerbe, Huesca), en donde acampar dentro de un olivar y probar la cocina casera que Marisa Marcuello, también propietaria del establecimiento, prepara en su bar-restaurante con capacidad para 40 personas. En el ‘El Cortijillo’ (Castril, Granada) observaremos el nacimiento del río Castril desde la terraza del lugar, lo que lo convierte en un enclave mágico.

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Sueños en las alturas de las copas de los árboles. Foto: Sofía Moro.

Una experiencia inolvidable para los niños es dormir entre los árboles. En 'Cabanyes entre Valls' (Girona) podrán amanecer entre la intimidad del bosque, asomarse al valle y desayunar con una cesta que subes con polea a tu habitación. También hay cabañas en las alturas de las copas para compartir con niños y adolescentes en Villasbuenas de Gata (Cáceres) o las de Monte Holiday, en pleno Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Otra cabaña de ensueño es el glamping 'La Dehesa Experiences' (Adamuz, Córdoba), en donde uno se puede alojar en una de sus seis cabañas con piscina privadas junto a las copas de los árboles con vistas de la dehesa cordobesa.

9. Súbele a la bici

Un paseo en bicicleta para conocer y disfrutar. Una gran opción es visitar el Monasterio de Pelayos de la Presa y hacer un paseo en bici por la Vía del Alberche (Sierra Oeste de Madrid). Entre el monasterio de Pelayos y la presa del embalse de Picadas, podemos trazar una sencillísima ruta en bici de menos de 10 km sobre el trazado de una vía de tren que nunca se llegó a inaugurar.

El Valle de Varradós.

El Valle de Arán a golpe de pedal. Foto: Alfredo Cáliz.

Ruta bici Sierra Cazorla, Segura y Las Villas mirador

Las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Foto: Miguel Cuesta.

Otra opción es hacer una ruta en bicicleta eléctrica por el Valle de Arán (Lleida). Aquí se pedalea entre cascadas de 30 metros, colmados rodeados de impresionantes cumbres y bosques cautivadores. Si el genio le concediera tres deseos al ciclista, quizá este no tendría suficiente imaginación para pedirle una ruta tan perfecta: sin apenas desniveles, fresca, con poco tráfico, repleta de pozas y de merenderos donde parar: esta es la ruta por el río Escabas (Cuenca). Por último, en el paraíso español del bikepacking se encuentra la ruta en bici por el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén).

10. Enséñale las estrellas

¿Cuánto tiempo hace que no miras a las estrellas? No es una pregunta retórica, aunque a la mayoría nos cuesta contestar. Las luces de la ciudad, el tráfico o, simplemente, nuestro propio ritmo de vida nos impide ver más allá del cielo gris urbano, aunque a pocos kilómetros aún es posible encontrar noches estrelladas. ¿Dónde? En Castilla-La Mancha y sus más de 200 localidades con certificado Starlight. O lo que es lo mismo, sus cientos de parajes con cielos limpios, libres de contaminación lumínica y atmosférica, listos para ser contemplados.

El castillo de Taibilla en Nerpio.
El castillo de Taibilla en Nerpio. Foto: Grupo de Acción Local Sierra del Segura, Albacete.

Otra opción es hacer un viaje a las estrellas con el 'Pastor galáctico' (Zamora). Zamora presume cada noche de tener su propio paseo de las estrellas. Eso sí, más reservado, pero mucho más infinito. Sin industria, sin gente y sin luces, la ínfima contaminación lumínica de la provincia, fruto de su galopante despoblación, la convierte en el edén terrenal de la España Vaciada para la observación astronómica. Otros tres buenos viajes para ver las estrellas son a Aras de los Olmos, Comarca Los Serranos (Valencia), al Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona (Ciudad Real) o la cima del Teide, la cumbre de España.