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Pasarelas Panticosa (Huesca): pasarela sobre la garganta (apertura)

Excursión a las Pasarelas de Panticosa sobre el río Caldarés (Valle del Tena, Huesca)

Un reto al vértigo

Actualizado: 28/04/2021

Fotografía: Aránzazu Navarro

Panticosa es un lugar con nombre propio en los Pirineos. Tiene eco entre los esquiadores, debido a la estación invernal. También es referencia termal por su histórico balneario. Y cualquier montañero ha oído hablar de lugares como los Ibones Azules, elevados a más de 2.000 metros de altura. Ahora se suma otro motivo más para visitar este rincón del Valle de Tena: las Pasarelas de Panticosa, donde vivir una aventura de vértigo.
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Paramos el coche en el parking al pie de las pistas de esquí de Panticosa-Aramón. Hemos quedado ahí a las 11:20 horas con Virginia Cortés, de la oficina de Turismo. Tras los saludos de rigor, echa un vistazo a nuestro atuendo. "Perfecto, lleváis botas de montaña y algo de agua. Si acaso, os veo con mucha ropa. Dentro del barranco no os sobrará, pero como hoy pega el sol, tal vez cuando subáis al mirador paséis calor".

Pasarelas Panticosa (Huesca): visitantes haciéndose fotos
Cada metro de la pasarela será un lugar único para inmortalizar la aventura.

No hay que asustarse, porque no es una excursión demasiado exigente, aunque las precauciones en la montaña nunca están de más. Nos aguarda una hora de camino, que en gran parte discurre dentro del barranco del río Caldarés. Una zona angosta y salvaje que hasta hace nada era intransitable para los senderistas. Pero ahora queda al alcance de cualquiera.

Pasarelas Panticosa (Huesca): senderismo
Nuestro camino hasta las pasarelas discurre por un bonito sendero con unas magníficas vistas.

"Os he citado a esta hora, porque regulamos la entrada a las pasarelas por motivos de seguridad: 40 personas cada 20 minutos. Personas de cualquier edad, ya que hasta los más mayores pueden hacer el recorrido. Solo hay que pasear, estar atento y disfrutar". Las pasarelas de Panticosa están compuestas por unos 700 metros de estructura metálica colgada sobre el río. En algunos puntos se elevan hasta 80 metros de altura y en su mayor parte transcurren pegadas al roquedo de granito para remontar una auténtica garganta de montaña resquebrajada por el hielo glaciar durante milenios.

Pasarelas Panticosa (Huesca): altura
La pasarela se eleva hasta los 80 metros de altitud en su punto más alto.

"Tenéis que seguir las flechas junto a la telecabina. Es imposible perderse. En unos minutos veréis una garita. Es el acceso a las pasarelas". Todo está aquí controlado y solo se hace el recorrido en un sentido. Siempre en aras de la seguridad, ya que los pasos son estrechos, y dos direcciones provocarían embotellamientos. De modo que el mejor modo de controlar la actividad, es que sea de pago.

"Son 3 euros por persona, y los tickets se reservan con fecha y hora en la web de las Pasarelas de Panticosa. Y aquí en el mismo parking habrá una máquina expendedora. Además hay gente en la entrada y guías en el recorrido para evitar atascos. En fin, disfrutad. Yo me vuelvo a la oficina de Turismo porque desde que abrimos a finales de marzo, no para de llamar gente para venir".

Pasarelas Panticosa (Huesca): mirador O'Calvé
Al final del recorrido nos encontraremos con el mirador O'Calvé, con las cumbres nevadas de Sierra de Partacua al fondo.

Una prueba contra el vértigo

Tal y como nos ha dicho, tras 5 minutos de senda se divisa la entrada. El personal que da la bienvenida hace la pregunta clave: "¿Sufres de vértigo?" Quién lo padece, ni siquiera se le ocurre llegar hasta aquí. Pero aquellos que duden sobre si tienen miedo o no a las alturas, pronto lo sabrán. El inicio es lo más vertiginoso del recorrido. Literalmente se entra en el barranco gracias a la fuerte pendiente descendente de unos peldaños huecos, pero seguros. Atención con esa primera impresión. A partir de ahí ya solo queda gozar de las vistas y las sensaciones.

Pasarelas Panticosa (Huesca): montaje de la estructura
El montaje de la estructura metálica ha estado a cargo de la empresa aragonesa PRAMES.

Estamos en la margen izquierda del río Caldarés, cuyas aguas provienen de los lagos que hay más arriba, en los Baños de Panticosa. Por su nombre de origen latino podemos pensar que es un río de aguas calientes, o al menos templadas, pero lo cierto es que son gélidas. Y es que el río ya está en su tramo final, próximo a su desembocadura en el vecino embalse de Búbal, junto a la población de Pueyo de Jaca.

"Lo más impresionante es cruzar el puente colgante. Es la mejor vista". Nos lo dice uno de los guías repartidos por las pasarelas y que informan sobre los atractivos visibles del recorrido. Por ejemplo, gracias a ellos reconocemos en el cielo a buitres, milanos y alimoches o descubrimos el nombre de una curiosa planta que crece en las grietas de la roca formando una roseta verde. "La llamamos corona del rey y solo florece un verano en la vida, pero puede dar cientos de florecillas blancas".

Pasarelas Panticosa (Huesca): flora y vegetación
Aprovechamos para observar la naturaleza del lugar y su belleza.

Una obra de altura

Los guías ayudan a que los pasos sean fluidos. Entre eso, el control de aforo y varios apartaderos algo más anchos es posible ir con calma, haciendo fotos y hasta charlar con otros excursionistas. Nosotros coincidimos con Tomás y Antonio. Este último no dejaba de admirarse por la obra. "¿Cómo habrán hecho esto? ¡Vaya trabajo!".

Pasarelas Panticosa (Huesca): estructura metálica
Preparados para sobrepasar el barranco del río Caldarés.

Esa reflexión la tiene todo aquel que hace el recorrido. Es imposible no mirar hacia abajo y comprobar la seguridad del camino aéreo. Incluso se identifican los anclajes empleados para el montaje de la obra, una invitación a imaginarse cómo se construyó sobre el vacío. "Tuvieron que ser montañeros expertos", argumenta Antonio. Y su compañero Tomás añade que también serían obreros especializados. Y así fue, porque la obra la ejecutó la empresa aragonesa PRAMES, empeñada desde hace décadas en habilitar las rutas más singulares.

Pasarelas Panticosa (Huesca): Peña Telera
Y llegó la recompensa: vista privilegiada hacia el conjunto de montañas que preside Peña Telera.

En la actualidad, este tipo de equipamientos es una tendencia. Caminos que llevan a territorios recónditos, para lo cual es necesario crear infraestructuras tan poderosas como difíciles de integrar en el paisaje. Pero en su favor hay que decir que ya no hace falta ser un avezado alpinista ni una cabra montesa para llegar a parajes tan atractivos como este. En definitiva que contemplando las vistas, las propias pasarelas y los múltiples encuadres que nos proporcionan, el recorrido pasa volando, nunca mejor dicho. Pronto llegamos a la salida del barranco, donde comienza la segunda parte del itinerario.

Un mirador y dos búnkeres

La ruta abandona la garganta del río y la senda nos lleva entre el boj y delicadas flores de primavera. De pronto una flecha indica una bifurcación. Por la derecha podemos dirigirnos hacia las calles de Panticosa y por la izquierda se asciende al mirador de O'Calvé. Tomamos esta segunda opción.

Pasarelas Panticosa (Huesca): recorrido del río
Las gélidas aguas del río Caldarés van refrescando todo el recorrido por la garganta.

Tal y como nos previno Virginia, el calor aprieta. Pero es muy llevadero, y más por lo interesante del camino, ya que enseguida nos topamos con un par de búnkeres que formaron parte de la Línea P, la gran línea defensiva de los Pirineos construida en los años 40.

Pasarelas Panticosa (Huesca): recorrido con visitantes
Durante todo el recorrido nos vamos encontrando guías que facilitan el tránsito e información.

Daniel, otro excursionista que ha venido a pasar el día, nos cuenta que él ha visto nidos de ametralladoras semejantes por toda la cordillera. "Los hay desde el Mediterráneo hasta el Cantábrico. ¿Sabéis qué pasaba? Pues que Franco, cuando los aliados liberaron Francia quiso defender bien la frontera. Por si acaso". Y es cierto, ya que la Línea P se considera la mayor obra de fortificación construida en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Hay miles de búnkeres en estas montañas, aunque muchos de ellos se han perdido o su estado es lamentable; sin embargo, estos dos de Panticosa son visitables.

Pasarelas Panticosa (Huesca): búnker de la Línea P
Dos de los búnkeres de la Línea P de Panticosa son visitables.

Al salir de los búnkeres seguimos subiendo y en unos minutos llegamos al mirador O’Calvé. "¡Wow, qué vistas!", dice Coral que, acompañada de sus padres, se ha sentado en uno de los bancos del mirador para disfrutar del paisaje. Y realmente, el lugar es un deleite. A un lado, hacia el norte, se encuentran los Baños de Panticosa y el nacimiento del río Caldarés que acabamos de recorrer. Y en dirección sur, queda el pueblo a nuestros pies y una panorámica con las cumbres nevadas de Sierra de Partacua, entre las que destaca Peña Telera con sus 2.762 metros.

El lugar es un regalo y todos los que subimos hasta aquí nos quedamos un buen rato contemplándolo. Pero hay que seguir. Y de nuevo tenemos dos opciones, la de bajar directamente hacia el casco urbano o deshacer lo andado hasta los búnkeres y reconocer el ramal que hemos desechado antes. Eso hacemos.

Pasarelas Panticosa (Huesca): selfie desde el mirador O'Calvé
El punto más alto de nuestro recorrido, el mirador de O'Calvé, nos regala una magnífica vista del valle, con Peña Telera al fondo.

De esta manera regresamos a Panticosa en apenas 30 minutos. Primero, entre granjas y pastos por el camino llamado de As Paúles, y luego entrando a la población por el barranco Bachato que nos devuelve al parking donde iniciamos la ruta hace ya un buen rato. Teníamos previsto invertir más o menos una hora en el recorrido. Pero nos lo hemos tomado con tranquilidad para paladear la experiencia y casi hemos estado el doble. Aunque no tenemos sensación de haber perdido el tiempo.