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Terma Outariz

Las termas de Ourense: los baños romanos más sibaritas están en España

Ourense, la ciudad donde el agua derrota al oro

Actualizado: 24/04/2022

Fotografía: Alfredo Cáliz

Sumergirse en estas aguas ardientes, limpias, perdida la mirada sobre el poderoso Miño mientras el vapor te envuelve, es rozar el éxtasis. Tu cuerpo de 37 ºC a 40 ºC y tu cabeza fuera, sintiendo los 12 ºC en un día de primavera. En ese momento se abren las neuronas y comprendes por qué las legiones de César y Augusto cayeron rendidas ante las fuentes ardientes de esta ciudad, aún desconocida en muchos rincones. En cantidad y calidad termal en Europa, a Ourense solo le supera Budapest.

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La tercera ciudad gallega lo tiene casi todo: tres millones de litros de aguas que dan salud, placer y hacen milagros; un Miño profundo, rodeado de termas calientes donde habitan ninfas, vinos -¡viva el Riberio!-, literatura -Eduardo Blanco Amor, José Ángel Valente, Otero Pedrayo- y cultura. A todo esto hay que sumarle el descubrimiento de sus acogedoras gentes.

Ourense termas
La terma privada de Outariz inspirada en los baños japoneses.

Es más seguro que Ourense provenga del latín aquae urente o de Aruansio -la divinidad latina de las fuentes-, que de aurum (oro). Cuando Augusto vino a España -tres veces en el siglo I- el Imperio romano ya adoraba el refinamiento; los baños y saunas alternaban con los grandes banquetes y los versos de Ovidio, íntimo de Augusto, se escuchaban entre vapores. Las ninfas soplaban los vahos y el agua mágica fluía a la superficie de esta increíble tierra. Hoy todo eso sigue aquí, a la vuelta de la esquina, por un camino de siglos de nombre más que atractivo, la Vía de la Plata, la de las riquezas de América y la del Camino de Santiago.

Ourense As Burgas do Abaixo
'As Burgas do Abaixo'; la leyenda dice que el agua brota bajo la capilla del Cristo en la catedral.

Como cada mañana desde hace más de 60 años, Antonio acude a la Burga do Abaixo y repite el ritual: estira sus manos y las frota con el agua que sale a cerca de cuarenta grados; luego se lava los ojos, la cara y, en una botella de plástico, recoge otro poco para enjuagarse la boca. Ajeno a la expectación de los escasos turistas, que hoy tienen el privilegio de observar sus abluciones entre los vapores que le envuelven, como si un cristal o un vaporizador vistiera sus costumbres.

Burgas Do Abaixo agua
Para el reuma, los ojos, la boca, los pulmones... A la derecha se encuentra el termo para llevar el agua.

“Toda la vida llevo haciendo esto. ¿Ves? Me quemé la semana pasada guisando y, aunque soy diabético y tengo mala encarnadura, ya no me queda nada. Está cicatrizado. Mira mis dientes. Sí, son medicinales. Únicas”, comenta el jubilado Antonio, feliz, apartándose para dejar paso a una mujer que también acude con su botella para llevarla a casa. “Hasta los japoneses han venido para estudiar estas aguas”, explica la buena dama. Ellas también defienden que son buenas para la belleza de la piel.

Aguas curativas As Burgas do Abaixo
Antonio, más de sesenta años fiando su salud a 'As Burgas do Abaixo'.

Vapores de ninfas y un volcán

La hora no llega a las diez de la mañana, pero el frío es intenso pese a que entra abril. El chorro de agua de la Fuente de Abajo echa más vapor que en otras primaveras. “Lo que no ha hecho en enero o febrero nos cae ahora, cuando debía de llegar la primavera”, explica otro visitante, que queda fascinado por el equipo del fotógrafo.

Agua termal Ouresne
El agua hierve al salir, pese a que la temperatura está rebajada.

Esto es el corazón de Ourense, el lugar donde empezó todo en aquellos tiempos de centurias romanas, como recuerda José Ramón Gómez, el guía que sabe tanta historia como los profesionales y que ama la ciudad, sus gentes, su literatura y su vida con una pasión que solo contiene su prudencia. “Son tradiciones de los mayores. Ahora los jóvenes ya no vienen hasta aquí pensando en las aguas y sus propiedades; o en las ninfas y el volcán que hay debajo del Montealegre, según las leyendas. Otros apuestan por otra creencia: que brota de debajo de la capilla del Cristo”, explica con el cuello de la parka bien subido.

Ourense As Burgas
La composición del agua en 'As Burgas' y las calles de una ciudad viva y poco conocida.

Comprensivo con la fascinación de las visitas por los vapores y los baños romanos de arriba, auténticas ruinas donde se adivina lo que era un baño en el Imperio, añade la explicación. “Caen 300 litros por minuto a 67 grados de temperatura. Por eso hay que bajarla, para que oscile entre los 30 y 40 grados. Es lógico que los hombres de César y de Octavio decidieran quedarse aquí. Las propiedades mineromedicinales, milagrosas según los religiosos, son muy respetables”. La documentación añade que son buenas para enfermedades del hígado, las vías urinarias, respiratorias...

Restos romanos Ourense
Restos arqueológicos de los baños romanos excavados en la fuente de arriba.

La patrona de las mujeres

“En la Edad Media y con el Camino de Santiago aquí se hacía la vida, en As Burgas. Se lavaba la ropa, la lana, los callos -tripas de los animales- y se probaba el agua para curar todo, con esperanza”. José Ramón habla mientras señala en la Burga de Arriba, una fuente más popular con dos caños. Al lado está el altar a las ninfas por Calpurnia Abana Aeboso, primera mujer conocida de nombre romano y origen galaico. “Patrona de tantas generaciones de mujeres que lavaron, calentaron el puchero, prepararon los famosos callos y pelaron los pollos con la limpia y cálida linfa”.

Jardín As Burgas
El jardín que rodea 'As Burgas' y mejor probar, que no quemarse.

La cita es de Ramón Otero Pedrayo, el escritor galleguista y diputado a Cortes en la República, uno de los nombres de Nós, la revista que fue clave en la historia literaria de Galicia, que sentó las bases de la cultura gallega y el uso de su lengua. Esculturas de artistas gallegos contemporáneos rodean el lugar. Los muros romanos, bajo los pies del turista, muestran lo que eran las termas. Aún no han sido excavadas del todo, pero es fácil suponer las dificultades para expropiar en este entorno de la “Casa de Hornos”.

Revve Ourense
Aras dedicadas al dios indígena Revve.

Ayudar a los arqueólogos y a la cultura no compensa a la política por los líos legales con los vecinos. En su parte alta está el Centro de Interpretación y sus aras famosas. El guía destaca la importancia que debió de tener el lugar a la vista de estos altares, como el de Calpurnia. Peregrinos que hace siglos y siglos lo dedicaron a un dios indígena, Revve Anabaraego, un nombre que daría para leyendas y cuentos sin fin.

Baño romano Ourense
Reproducción del baño encontrada en las termas romanas de Ourense.

En este centro de interpretación está la reproducción del bellísimo camafeo atopado de una piscina santuario, o la pequeña imagen del Santiago Peregrino en azabache. “¿Que cómo hay uno traído desde Santiago? Se nos olvida que el peregrino hacía el camino de ida y de vuelta. Ahora la peregrinación es de ida; acabas, te montas en un coche o un bus, ya está. Antes no”, comenta Gómez con santa paciencia.

Río Miño Ourense
Las orillas del Miño camino de Outariz.

Calles que rebosan cultura

Estamos en la parte antigua de la ciudad, donde estuvo el barrio chino que fascinaba a Eduardo Blanco Amor, Otero Pedrayo o al escultor Arturo Baltar, que luego representará en su famoso Belén con personajes reales y populares en estas calles. Porque, pese al poderío de las aguas termales, o quizás gracias a la fascinación vaporosa que ejercen en sus habitantes y sus turistas, en cuanto una pisa As Burgas, llegando desde O Progreso -donde está el mercado-, la cultura de la ciudad te rodea, empezando por la estatua de Concepción Arenal, “la segunda que se levantó en la ciudad” puntualiza José Ramón.

Puente Romano Ourense
El puente Mayor, Puente Romano.

Las voces de los escritores orensanos se oyen y se leen por las calles estrechas, empedradas y vestidas con los miradores acristalados y blancos, que a veces recuerdan una ciudad francesa o del norte de Italia. Todo esto queda oculto por la Ourense más periférica, la de torres y edificios industriales que se ven desde la A-52 y que ocultan los misterios, cultura y belleza a tantos viajeros que solo quieren alcanzar las playas del Atlántico.

Ruta A Esmorga Ourense
Azulejo de la ruta de 'A Esmorga' -La Parranda- de Blanco Amor y evangelista en la catedral.

Las calles estrechas están repletas de historias. La ciudad tiene marcados diversos recorridos literarios. Aquí, pegando al centro de interpretación, está el de A Esmorga -La Parranda, en castellano-, la novela más conocida de Eduardo Blanco Amor, que mantiene su vigencia en la segunda década de este siglo XXI.

Centro histórico Ourense
Las calles, bellísimas y llenas de vida, del centro histórico.

Llevada al cine en dos ocasiones -la primera en 1977, con guión de Gonzalo Suárez y el mismo Blanco Amor; dirigida por Suárez y con un elenco que quita el hipo: José Sacristán, Antonio Ferrandis, José Luis Gómez, Fernando Fernán Gómez y una Charo López que solo se vislumbra-, es recomendable recuperar la novela o la película antes de recorrer Ourense. Entonces los recuerdos de los tres personajes protagonistas, la noche de parranda y las nieblas de las Burgas, dan una idea de por qué esta mezcla explosiva entre agua, literatura y morriña, aunque uno no se vaya. Hay seducción.

Camino Outariz Ourense
Desde la ciudad, la senda para acceder a Outariz es agradable.

Equiparse para vivir las termas

Un día de cielos despejados de abril es para aprovecharlo, más si anuncian nubes al atardecer. De forma que es una buena idea de José Ramón continuar con las termas, recorrer desde las Burgas hasta las orillas del Miño, donde a principios de este siglo se abrieron las públicas de Outariz y Canedo y las privadas de A Chavasqueira. En bici, en el tren que recorre el camino desde la Plaza Mayor hasta las orillas del río o haciendo senderismo.

Miño
La terma, al otro lado del camino.

“Llegas andando, te bañas y vuelves. Un lujo”, sugiere el acompañante con razón, porque el camino permite, además, ver desde la otra orilla y pasar por el puente donde están los baños de Outariz, y antes observar el puente del Milenio y pasar cerca del Ponte Vella, también llamado Ponte Romana o Ponte Maior. “En su origen fue romano. Una obra importante por lo grande que era, muestra de la importancia que tenía está posición. En el siglo XIX fue muy rehabilitado y queda algo de romano en la base”, puntualiza Gómez. El recorrido, con el Miño siempre a la derecha, es precioso.

“Aquí siempre aconsejamos que la gente venga con el bañador en la mochila. Aunque digan que no se van a bañar, no cuesta nada meterlo con unas chanclas y una toalla. Es un consejo que luego nos agradecen siempre, porque resistirse a esto es difícil”, explica mientras aparcamos enfrente de las termas de Outariz, las públicas, abiertas y renovadas hace muy poco tiempo. La sorpresa no es poca. Son más de las doce del mediodía, hace un frío que pela, sopla el viento a ráfagas y ver a la gente en bañador, tan campante y felizmente instalados en las piscinas exteriores, produce primero asombro y luego envidia.

Tren termas Ourense
Se puede llegar hasta las termas con el trenecito que cubre el trayecto.

“Los días de lluvia -estamos en Galicia- la gente también está en las termas. Es un placer añadido. De verdad, no hace frío. El paso de una piscina a otra ni lo notan”, añade José Ramón, recordando con una sonrisa como lo practicaba su padre. Es más que creíble, vista la agilidad del personal para salir de un agua caliente a otra más fría y sin corretear; o la calma con que charlan en corrillo sentados dentro del agua.

Termas Ourense
Es recomendable llevar el equipamiento adecuado si no se quiere sentir envidia.

Ensimismado a 40 ºC con el Miño

Las dos primeras termas, públicas, son las de Outariz y Canedo. Los árboles no han terminado de brotar, así que desde ellas, mientras el agua caliente cura todos los males, se observa el verde y profundo Miño, las glicinias que empiezan a vestir a algún cenador, las cañas que ocultan los vestuarios. Los comentarios de los niños y jóvenes que han llegado desde Castilla o el sur de la península son divertidos y asombrosos. No, aquí nadie se va a cocer, pese al humo que echan las bañeras.

Bañarse termas Ourense
Los bañistas charlan tranquilamente con los cuerpos calientes y la cabeza al aire.

Para los que quieren algo más de comodidad o han sido poco previsores y han llegado sin el equipo termal, un poco más allá está la terma de influencia asiática. Y es aquí donde el experto cuenta la que seguramente es confusión de la señora que se llevaba el agua de As Burgas do Abaixo hablando de los de Japón. “Está inspirada en las casas de los baños tradicionales de Japón, los onsen, una base importante de la cultura japonesa. Váis a ver enseguida el Rotenburo, un edificio de techo inspirado claramente en las casas de baño japonesas que cubre tres piscinas a más de 40 grados”.

A Chavasqueira Ourense
El Rotenburo, influencia japonesa.

Ahí está el Rotenburo, con su tejado nipón y unas parejas de ingleses -pocos- y varios nacionales bajo el techo, con sus cueros a 41 ºC. Felices, charlando con los amigos. “Estas termas mezclan el baño japonés tradicional, sosegado, y el baño celta, las aguas gallegas, de ríos rápidos y burbujeantes”, cuenta una de las responsables del lugar mostrando adentro el Ofuro, a 39 ºC; el Templarium, la sauna zen de piedra y losa a 40 ºC y una humedad de 70 % “con la pandemia, cerrada. Y así sigue”, lo mismo que el Sodarium, la sauna japonesa de piedra y madera, a 85 % de humedad.

A Chavasqueira consigna Ourense
Cada visitante puede dejar sus pertenencias a buen recaudo.

Pero a la vista de los clientes no parece que el cierre de las saunas les preocupe mucho. Los rostros complacientes, algo bobalicones quizá por la relajación, hacen sentir al espectador que los chorros de agua surten su efecto en los bañistas, con el consiguiente rastro de envidia. Algunos se quedan ensimismados en el Miño que corre a sus pies o en las ramas que el viento comienza a mecer suavemente.

Catedral Ourense
El aspecto fortificado de la catedral contrasta con la riqueza de su interior.

La literatura cerrando

Empapados con el espíritu de las aguas medicinales de las ninfas o de Calpurnia, conviene volver a la ciudad manteniendo el sosiego y relajo que transmite Outariz. Regresar a la parte histórica, pasando por las calles de vinos y copas alrededor de la catedral, de restaurantes y tascas donde el pulpo y el ribeiro son los reyes -el pulpo de Ourense, que no tiene mar, es el más famoso de Galicia-; ojear la catedral, enorme, encajonada entre callejuelas atractivas y vivas de estudiantes y jubilados en perfecta simbiosis, es un placer.

Catedral de Ourense
En la parte de atrás de la catedral se aprecia su mezcla de estilos.

Cuenta José Ramón que la catedral de San Martiño y su aire de fortaleza, luego, sorprende. Tiene dentro mucho más de lo que aparenta por fuera. Ya solo la capilla del Santo Cristo, -“tres cosas hay en Ourense, que no las hay en España, el Santo Cristo, el Puente Romano, y las Burgas hirviendo agua”- su capilla barroca, la más importante quizá del barroco gallego, merece una visita. Al Pórtico del Paraíso no lo comparen con el de -no Santiago, pero está inspirado en él y es del siglo XII. Y su exterior, la puerta principal, el cimborrio y la torre del reloj, con su balcón de defensa y sus muros de origen románico, obliga a bordear su contorno.

Puente Mayor Ourense
La otra cara del puente para el regreso.

La tradición impone que después de misa, una copa de ribeiro -la denominación de origen es de aquí, de las orillas del Miño y sus afluentes- y un pulpo con cachelos, son salud. Si hace frío, los tradicionales callos gallegos. Las calles están llenas de terrazas, gentes orgullosas de su provincia y visitas admirativas.

Calle comercial Ourense
La zona comercial es atractiva por la historia textil de Ourense.

Pero tradición y modernidad en cocina o tapas no están reñidas. Es difícil encontrar un lugar donde se coma o tapee mal, y son reconocidos ‘Casa Maria Andrea’; ‘O Trebon’ y ‘O Comellón’, por citar de los primeros que le vienen a la boca al personal cuando preguntas dónde ir a tomar algo. En ‘Andrea’ todo está rico; en ‘O Trebon’ el pulpo con arroz o el arroz con boletus de Aitana y Susana despierta el apetito nada más entrar. Y la croca con huevos y ternera madurada de ‘O Comellón’ es otra apuesta segura.

Pórtico catedral Ourense San Martiño
Pórtico lateral de la catedral-basílica de San Martiño.

El final literario

Con el cuerpo relajado, la piel limpia y templada y la panza llena, iniciar el viaje hacia el cementerio de San Francisco, aunque no cumplamos el recorrido exacto de A Esmorga de Blanco, es un digestivo atractivo. Porque este cementerio -situado en las faldas de O Montealegre y que fue huerta del monasterio de franciscanos- que ha sufrido todos los avatares de la historia, desamortizaciones incluidas, es del siglo XIX y ahora Bien de Interés Cultural (BIC), repleto de historia literaria y española.

Tumba José Ángel Valente
La tumba de José Ángel Valente, sin su nombre, sí el de su familia.

Las tumbas de Otero Pedrayo y Blanco Amor quedan aparcadas por la curiosidad de que el gran poeta José Ángel Valente esté enterrado aquí, aunque en la lápida no ponga su nombre. Sí el de su hijo Antonio, nacido en Oxford cuando Blanco daba allí clases, y muerto en Ginebra, muy joven. Algo que entristeció aún más la vida de Valente. El poeta está aquí, acompañado por su hijo, su primera mujer y otra pareja de familiares.

As Burgas Ourense
De regreso a 'As Burgas'. Pararse y mirar de cerca, donde empezó todo.

Con el recuerdo de Valente y uno de sus versos en las Cantigas de Alén -“Volví, nunca partí; alejarme sólo fue una forma de quedar aquí para siempre”- dejar atrás el cementerio al atardecer, camino de la Ourense vaporosa, cuando la caída del sol devuelve su poderío a las termas, es un cierre perfecto para una jornada que permanecerá.