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Comenzamos nuestra ruta en Aracena, capital de la sierra a la que da nombre y destino vacacional de la realeza española en los siglos XIX y XX. No podemos perdernos su castillo, que empezaron a construir los portugueses sobre los restos de una fortaleza islámica y que formó parte de las defensas del valle del Guadalquivir. A su vera, encontramos la iglesia de Nuestra Señora del Mayor, cuya obra se inició en el siglo XII y que mezcla románico y gótico como estilos predominantes, aunque aún conserva una torre mudéjar que recuerda el pasado musulmán de la localidad. De hecho, por esta región de clima suave, además de árabes y portugueses, también pasaron celtas y templarios. Ellos no llegaron a tiempo de disfrutar del Museo del Jamón y del Cerdo Ibérico pero para nosotros es visita obligada.
De Aracena seguimos ruta hacia Linares de la Sierra, declarado Bien de Interés Cultural como Conjunto Histórico. Nos tomamos nuestro tiempo para pasear por las acogedoras calles de este pueblo blanco enclavado en un valle al pie de la sierra de Vallesilos y seguimos hacia Alájar, población cuyo origen árabe no puede esconder su nombre.
La de Almonaster la Real es la única mezquita andalusí que se ha conservado casi intacta en la España rural
Todo aquí es espectacular, pero no debemos faltar a la iglesia de San Marcos, construcción barroca del XVIII que presume de una torre rematada por una pirámide poco habitual. Muy cerca, podemos darnos un paseo por la naturaleza y por el tiempo en la peña de Arias Montano, un promontorio montañoso calizo que alberga más de 30 grutas naturales, la mayoría habitadas desde la Prehistoria.
Seguimos después hacia Fuenteheridos, también declarado Conjunto Histórico-Artístico, y nos paramos ante la fuente de los Doce Caños, considerada el nacimiento del río Múrtiga, y los jardines de Onuba, donde conviven más de 100 especies vegetales de Asia, América y África. Pero hay más para ver y está en Castaño del Robledo. Aquí tenemos el punto más alto de la provincia, los Riscos Altos (962 metros), que conserva un bosque de robles melojos de gran interés. Desde arriba podemos ver nuestro próximo destino, quizá el de nombre más reconocido y, desde luego, sabroso.
Jabugo es un pueblo de pata negra por el jamón que aquí se produce y por los bellos parajes naturales que lo rodean, como El Becerro y la cueva de la Mora. No muy lejos, la villa de Galaroza, en el valle del Múrtiga, también presume de escenarios naturales como El Talenque, una de las áreas recreativas del parque natural, y el cerro de Santa Brígida, que ofrece magníficas vistas de la localidad. Y, por supuesto, un casco urbano conformado por casas blancas y calles de piedra donde el tiempo parece detenerse… a tomarse una tapa de buen jamón.
Santa Ana La Real es otro lugar con rico patrimonio natural y paisajístico. Visitamos el cerro Castillejo y, sobre todo, los Chorros de Joyarancón, uno de los parajes más emblemáticos del parque natural. Un salto de agua de 50 metros de altura que, en época de lluvia, ofrece un increíble espectáculo por su enorme caudal y cuya vía de llegada, un camino rural entre castaños que comienza en elpuente de Los Casares, es también un momento a disfrutar. Si tenemos suerte y el día está despejado, desde la cima del cerro Castillejo podemos contemplar el mar.
Vamos desde aquí a Almonaster La Real, paseamos por sus calles de Interés Histórico-Artístico y no nos perdemos la fortaleza, que sirvió a los árabes para parar las acometidas cristinas y luego para defender los ataques portugueses, ni la mezquita del siglo X, edificada durante el reinado de Abderramán III y con sala de oraciones, patio de abluciones y alminar. Es la única mezquita andalusí que se ha conservado casi intacta en la España rural, aunque a comienzos del siglo XIII, tras ser conquistada la localidad por la Corona de Portugal, se convirtió en iglesia.
Continuamos hacia Cortegana, fundada por los turdetanos, pueblo íbero que habitaba el suroeste de la Península, y disfrutamos de entornos como la sierra Pelada y la rivera del Aserrador, con eucaliptos, pinares, matorrales, bosques en galería y dehesas, bajo la atenta mirada del buitre negro, que aquí tiene una de sus colonias reproductoras más importantes de Europa. Llegamos al final escoltados por otras aves que habitan en la zona, como el águila real, el águila perdicera, el búho real y la cigüeña negra, y lo hacemos en Aroche. Un final que es un principio porque aquí, en las Piedras del Diablo, nos paramos a contemplar un interesante grupo de dólmenes y menhires que nos recuerda eso de quiénes somos y de dónde venimos. Lo de adónde vamos lo tenemos claro: a seguir comiendo buen jamón de Huelva.
En el año 1236, en el Fuero de Montánchez, se recoge ya la existencia de grandes extensiones de dehesas dedicadas a la producción de bellotas para alimentar al ganado porcino. Más tarde, Lope de Vega se acuerda de él en unos versos: “Jamón presunto de español marrano/ de la sierra famosa de Aracena/ adonde huyó del mundo Arias Montano”. Hoy, la zona de crianza del cerdo ibérico de la Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) Jamón de Huelva sigue estando en las dehesas de alcornoques y quejigos andaluzas y extremeñas. Aquí, cuando aún son lechones, los cerdos permanecen en la pocilga hasta que las dehesas se llenan de bellotas. Entonces, pasan a la montanera, donde viven en libertad hasta su sacrificio.
El jamón de esta D.O.P. resbala en la boca dejando aromas exquisitos. La estrechez de la caña, el color de la uña y su estilizada silueta son sus rasgos de identidad. La cara externa presenta el cuero perfilado en V, mientras el lado contrario aparece recubierto por una flora micótica blanca o gris azulada, rasgo del lento proceso de maduración en bodega. Su ingesta aporta proteínas de alto valor biológico y ácidos grasos monoinsaturados, como el oleico con efectos cardiosaludables. Los micronutrientes más importantes son el hierro, el fósforo, el sodio (a tener en cuenta por personas con problemas de hipertensión), la tiamina y la niacina. Todo sobre el jamón de Huelva, en www.jamondehuelva.com
No puede uno perderse ni dejarse fuera del equipaje las setas, muy vinculadas a la gastronomía de la tierra y con variedades como tanas, gurumelos y níscalos. También hay queso de oveja y de cabra, dulces, miel, castañas, nueces… Y jamón. Mucho y buen jamón, lomo, chorizoy todo tipo de chacinas.
Monumento natural excepcional en pleno centro de Aracena, la gruta de las Maravillas es una de las cuevas más grandes de España, con 2.130 metros de longitud. Descubierta en el siglo XIX y abierta al público en 1914, hoy la entrada se encuentra limitada a un cupo diario y la visita se realiza en grupos guiados. Merece la pena por la quietud de sus lagos, la amplitud de sus salas y la coloración de sus variadísimas formaciones de estalactitas y estalagmitas.
El tercer fin de semana de octubre, Aracena acoge la Feria Regional del Jamón y del Cerdo Ibérico: exposición de jamones, foro de encuentro para ganaderos y productores y, por supuesto, un regalo para los paladares con buen gusto jamonero. Además de degustaciones y concursos de corte, podemos ganar nuestro peso en jamón.
Ambiente acogedor y una ubicación estratégica rodeada de la naturaleza de la sierra de Aracena es lo que ofrece en Valdezufre laPosada Valdezufre (Santa Marina, 1; 959 46 33 22). La Posada Finca la Fronda (Finca la Fronda s/n; 959 501 247), en Alájar, es un gran lujo en frasco pequeño. Siete habitaciones, respeto al medio ambiente y actividades culturales de nivel.