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La primavera se halla en su máximo apogeo y eso en Sevilla se traduce en varias cosas. Para empezar en que sus calles, da igual el rincón del que se trate, se impregnan del azahar de sus naranjos, ese aroma inconfundible que envuelve, atrapa y conquista a quienes se animan a pasearla, a descubrirla, como pide ser explorado este pedacito de Andalucía: dejando que la intuición marque los pasos. También sucede que el sol comienza a hacerse más y más fuerte allá arriba, en el cielo, regalando temperaturas cada vez más agradables, que provocan que la alegría se dispare entre sus gentes, que se tiran a la calle demostrando, sin tapujos, sus ganas de vivir.
Pero es que, además, la primavera es la época en la que la ciudad luce más espectacular. Cuando brilla como solo ella sabe hacerlo. Es entonces cuando a los paseos por la vera del Guadalquivir, a los refrigerios desde cualquier terraza y a las tapitas entre amigos, se suma la celebración de sus dos grandes fiestas: acabada la Semana Santa, es hora de hablar de la Feria de Abril.
Son las 16:00 horas y apenas Luisa Pérez Riu abre las puertas de su tienda en el 3 de la calle Rivero, en pleno centro de Sevilla, las clientas comienzan a entrar. Quedan menos de dos semanas para dar el pistoletazo de salida a la Feria de Abril, la madre de todas las ferias, y siempre falta algún abalorio o detalle por comprar. En sus vitrinas, perfectamente dispuestos, pendientes grandes y pequeños y peinecillos de diseños de lo más diverso pueden convertirse en el complemento que falta para terminar de perfeccionar el look de la fiesta.
Todo ello forma parte de un universo de volantes y lunares, de colores, mantoncillos y telas únicas que hacen realidad una arraigada tradición que, contraria a otras muchas, evoluciona cada año. Es la suerte para quienes viven de esto. “Lo bueno es que es el único traje regional que tiene moda, vamos variándola cada año, según las tendencias”, nos confiesa Luisa.
Nos pide perdón la diseñadora porque apenas le quedan modelos en la tienda de Sur, su última colección. Un año más, ha vendido prácticamente todo, confiesa. Colgando de un perchero, un par de decenas de vestidos guardados en sus fundas esperan, listos, a ser recogidos por sus dueñas. “Este año he metido mucho colorido, tanto en los vestidos como en los mantoncillos o los pendientes. Hay flúor, fucsias, amarillos… Después de todo lo que hemos vivido la gente tiene ganas de fiesta y alegría”, reconoce. Y sí, en el ambiente se nota. En las perchas, además, un puñado de ejemplares que aún esperan a encontrar a aquella flamenca que los luzca por el Real en tan solo unos días. Trajes que reivindican las raíces, pero que, a la vez, sorprenden por sus tejidos tornasolados o metálicos. Pura inspiración.
Estas jornadas son la recta final al trabajo que lleva desarrollándose, desde hace meses, entre las bambalinas de todas aquellas tiendas y talleres de diseñadores especializados en moda flamenca. Es hora de apurar las últimas energías y poner la guinda al esfuerzo. A un arduo trayecto que suele arrancar, normalmente, casi a finales de año, cuando se eligen las telas que protagonizarán aquellos modelos que andan rondando en la imaginación de quienes les dan vida.
“Cuando pasa el verano, en septiembre u octubre, comienzan a llegar las nuevas telas y es ahí cuando se empiezan a preparar los diseños, el patronaje y todo lo que conlleva la nueva temporada. Es cuando se comienza a saber qué se va a presentar en la próxima colección, por eso siempre suelen pillarnos las Navidades trabajando sin parar”, nos dice Luisa, que mientras ayuda a una joven a encontrar la flor y el mantoncillo ideales que combinen con su traje.
La razón de las prisas a finales de año es muy simple: solo una semana después del Día de Reyes se celebra en Sevilla We Love Flamenco, una de las pasarelas de moda flamenca más reconocidas y esperadas en la ciudad. “A partir de esa semana, es cuando las clientas comienzan a mirar trajes”, cuenta la diseñadora, que decidió dedicar su vida a la moda flamenca tras pasar una temporada estudiando Diseño de Moda en Barcelona. Al regresar a su ciudad natal no lo dudó y abrió su primera tienda ,y en 2003, debutó en SIMOF, la otra gran pasarela de esta moda. De aquello han pasado ya 20 años y Luisa continúa viviendo su profesión, que es también su pasión, con las mismas ganas día a día, temporada a temporada. En lo que va de 2023, ya sabe que más de cien mujeres vestirán sus creaciones en las diferentes ferias y fiestas de España.
‘LUISA PÉREZ RIU’ - Rivero, 3. Tel. 607 81 76 24.
No muy lejos, a apenas 200 metros de donde Luisa nos atiende, Pablo Retamero repasa los últimos retoques de algunos de sus nuevos diseños en el taller de ‘Cloë’, la firma que junto a Juanjo Bernal, su pareja profesional y sentimental, dirige desde hace años. Cuatro costureras, entre ellas su propia madre, de quien recogió el testigo en esto del universo de la moda, trabajan sin respiro entre alfileres, patrones y telas. En la pared, los coloridos bocetos de los trajes de una de sus últimas colecciones: al contrario de lo que hacen la mayor parte de diseñadores flamencos, ‘Cloë’ presenta varias de ellas cada temporada.
“Nosotros hacemos una colección que es de pasarela, trajes más espectaculares, con telas más exclusivas, de las que solemos sacar un único vestido de cada uno de ellos. Luego hacemos también una colección que es más asequible. De esa serie hacemos varios de cada uno. Este año hemos bautizado a la colección como Sevilla”, nos cuenta.
La máquina de coser arranca con su intenso runrún mientras la conversación continúa sobre cómo ha ido evolucionando el mundo de la moda flamenca, que cada vez abarca más y más. Si antes se confeccionaban básicamente para la Feria de Abril, ahora el trabajo se amplía también para el resto de fiestas y ferias que se celebran en la geografía nacional, donde el traje ha ido ganando importancia con los años. “Hemos sacado una segunda colección hace tan solo una semana pensando más en la Feria de Jerez, en la de Fuengirola, en la de Estepona, en el Rocío… Del Rocío, antes todo el mundo tenía el concepto de que se vestía una batita rociera y ya, pero ir a ver, por ejemplo, la salida de la Hermandad de Huelva, es ser consciente de que se trata de una de las pasarelas más bonitas que se han visto en la vida”, sentencia Pablo.
Pero hay que hablar, también, de otro aspecto importante en este tema, y ese es el de la inspiración. Nos acerca Pablo entonces hasta uno de los percheros de los que cuelgan modelos absolutamente sorprendentes, originales, en los que las telas guardan gran parte del protagonismo. ¿De dónde proceden sus ideas?
“Nos dejamos guiar mucho por las tendencias de lo que es la moda actual, la moda de calle, pero buscamos algo diferente cada año. Si hay algo que me guía son los viajes de verano: todos los años nos damos una escapada y es cierto que la vez que estuvimos en Turquía me guie por los colores de la ciudad, el año que estuve en la India, por esos otros… Otro año fue La Habana la inspiración”, nos delata. Y continúa: “Las telas son 100 % exclusivas, todas son diseñadas por nosotros. A veces me traigo estampados de los viajes, los digitalizamos y los hacemos estampar en Italia. De hecho, el 80 % viene de allí, del Lago di Como, donde hay muchas empresas que se dedican a esto”.
A apenas 20 pasos del taller se halla la tienda, que ocupa una amplia esquina de la comercial calle Cuna. Allí, Pablo charla con un par de clientas que han acudido a la prueba final de su traje. “Nos distinguen, sobre todo, los tejidos, pero también los volúmenes. El año pasado todo el mundo llevaba con mucho miedo el jugar con colores más atrevidos, pero este año hemos apostado 100 %. Los degradés de colores también los hemos usado y en todos los diseños hemos metido lunares. Teníamos claro que en todas las colecciones de este año tenía que haber lunar”, afirma.
‘CLOË’ - Cuna/Plaza Jesús de la Pasión, 6. Tel. 955 31 87 93.
No hay duda de que hablar del traje de flamenca es hacerlo de una prenda que muta, que está viva. ¿Y en qué se traduce también esto? Pues en que cada vez más mujeres sienten la necesidad de innovar, de añadir a su armario un nuevo modelo cada pocos años. De estrenar un nuevo traje de flamenca casi cada temporada. Estar a la moda también tiene su sentido en este ámbito. Quien sabe mucho de esto es Fabiola García-Liñán, tras ‘Fabiola 1987’, una de las marcas que más tiempo lleva dedicada a la moda flamenca en Sevilla.
“En realidad soy filóloga y mi idea fue, siempre, ser bibliotecaria, pero me casé, empecé a tener hijos y me di cuenta de que necesitaba hacer algo con lo que disfrutara, pero que me diera libertad para trabajar desde casa”, nos cuenta a la par que se afana en colocar mantoncillos en torno a las perchas de las que cuelgan algunos de sus diseños. Su pasión por la costura se convirtió entonces en su profesión.
Cuenta Fabiola con una tienda-taller en una primera planta de la calle O’Donell, tras cuyos extensos ventanales observa el fluir de la gente caminando por la mítica Tetuán. La claridad lo inunda todo a través de ellos, aportando más luz aún a los coloridos trajes que conforman Va por vosotras, su colección de este 2023. “Se la he querido dedicar a las mujeres que se visten de flamenca, a todas las que lucen esto, porque si no, no tendría sentido. Si a todas ellas les diera pereza ir a trabajar por la mañana, llevarse el traje a la oficina, cambiarse en el baño, peinarse… y hacer todo lo que implica, nosotras no existiríamos”, nos dice sonriente.
Una colección que es esencia pura de lo que lleva construyendo muchos años: “Intento tirar de origen, que para mí es muy importante en la flamenca. Utilizar la tira bordada, el encaje, el adorno… aportar gracia a los trajes”. Defiende la diseñadora el traje de flamenca como un símbolo de la tradición andaluza, piezas colmadas de personalidad cosidas una a una, y a mano, que son pura artesanía. Incluso la mismísima Máxima de Holanda la escogió en 2019 para confeccionar los trajes que tanto ella como sus hijas vistieron en la Feria de Abril, una anécdota que la colocó en todas las portadas de revistas de la crónica social.
Pero, ¿qué tienen los trajes de Fabiola que los hacen únicos? “Esta ha sido una colección creada con tejidos míos. Teniendo en cuenta que llevo otro ritmo y empiezo mucho antes que el resto a producir, porque soy muy pequeñita y muy artesana, he tomado ya la decisión de crear mis propias telas. He encontrado una fábrica también artesana, a la que le mando el colorido y mis pantones, les hago mis dibujos de lunares... Ya tengo comprado incluso para el año que viene”, nos confiesa.
Y no solo eso. Hace unos años, la sevillana se animó incluso con el diseño de sus propios zapatos de flamenca. Toma un par de ellos en las manos y nos señala el tacón. “Tienen una plantillita dentro y el tacón de carrete, que es el tacón antiguo, que es más ancho en la parte que pisas, para bailar la cuarta sevillana y sin problema. Es el clásico zapato de baile, pero más mono”, nos dice.
Y, sobre todo, más cómodo, porque es esa una premisa que siempre tiene en mente: la feria es una auténtica pasarela de belleza, sí, pero si no se está a gusto, pierde todo el sentido. “Yo quiero que la flamenca vaya cómoda, derecha, muy segura. Que pise fuerte, que camine con cierto garbo. Que le quede bien el traje, que le de movilidad. Que lleve una flor grande, un alfiler sosteniendo el mantoncillo, unos pendientes bonitos. Hay una estética que seguir, pero con la gracia y salero de cada una”, sentencia.
Justo al terminar de decirnos estas palabras, entran por la puerta varias clientas en busca del mantoncillo perfecto para su traje. El ajetreo continúa; los últimos días son cruciales. Un pasito más para el gran día: a partir del 23 de abril, el Real volverá a lucir el espectáculo de trajes de inigualables colores y diseños gracias a la labor de quienes hacen que, año tras año, la Feria de Abril brille con luz propia.
‘FABIOLA 1987’ - O’Donnell, 16 (primera planta). Tel. 683 14 73 79.