Encendido luces navidad Botánico de Madrid

Así es el espectáculo de luces de navidad del Jardín Botánico este 2022 (Madrid)

Alucina en el Botánico

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20/10/2024 –

Actualizado: 15/11/2022

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Fotografía: /content/dam/repsol-guia/guia-cf/autores/alfrefo-caliz

Vuelve la Naturaleza Encendida del Real Jardín Botánico de Madrid, esta vez en forma de seta. 'Origen' invita al visitante a darse un paseo luminoso por el inicio de la vida en la Tierra sin salir del centro de la capital. Un millón y medio de luces LED para, de alguna manera, viajar en el tiempo y aprender rodeados de belleza.

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Ya van cuatro ediciones y los madrileños empiezan a sentir el encendido de luces del Real Jardín Botánico como la verdadera antesala de la Navidad. Durante los próximos dos meses, el parque del CSIC se convierte en una mezcla de caleidoscopio y microscopio con un objetivo: acercar el origen de los seres vivos a través de la Micología mediante luces de colores.

Sentirse pequeño al lado de un champiñón.

Este año la cosa va de setas, y es algo que queda claro desde la Plaza Murillo, antes de entrar por la Puerta Norte del jardín; pero no solo de la parte más reconocible del hongo vive esta Naturaleza Encendida. Un panel informativo detallando qué es una espora no desentona con la sinfonía relajante, ni con todas las luces que brillan sin llegar a deslumbrar.

Impresiona la vista del parque desde la Puerta Norte.

En concreto un millón de luces LED de colores unidas por más de 30 kilómetros de cableado dan forma a un universo que nos lleva al Origen de la vida. La vertiente pedagógica se fortalece este año en el acontecimiento inmersivo más popular del otoño madrileño, pero sin perder belleza. Una vez atravesados los parterres dedicados a las plantas ornamentales, y ya casi de lleno en la rosaleda, los rododendros se tiñen de luz granate rojo y los lodones, de luz verde oscura.

La Avenida Carlos III, engalanada para la ocasión.

Estamos en la primera zona, donde el cortinario, la lacaria amatista, el mucerón y la amanita viñosa son los protagonistas. De los cerca de 600.000 hongos existentes se han seleccionado nueve para acercarlos a los visitantes del jardín; en esta parte una enorme y bien dibujada amanita viñosa gira sobre sí misma, y hay quien elige una lacaria amatista refulgente para hacerse su siguiente foto de perfil.

Los tocones de los árboles centenarios reflejan las luces.

A ambos lados del camino trazado, de vez en cuando un profuso chorro de aire emerge del suelo, para sobresalto de los niños, que rápido se convierte en risa y después, en ganas de seguir descubriendo esta parte del mundo muchas veces oculta al ojo humano. Igual que el año pasado esta Naturaleza Encendida nos hizo llegar a las profundidades del mar, ahora nos sumerge en los hongos, uno de los conjuntos de seres vivos más antiguos que se relacionan con el origen de la vida.

Fotos en familia a la sombra de una seta.

Acompañado de tanto estímulo, el visitante llega a la avenida Carlos III sin darse apenas cuenta, donde un nuevo juego de bombillas parece recrear un ligero guiño a la Navidad en forma de pequeños abetos de luz. Un túnel en tonos azules y amarillos trasporta a la segunda parte de la visita, donde manda el tricoloma de pie estirado, la seta de olivo, el clato rojo y el mucerón bioluminiscente.

Simón de Rojas Clemente y Rubio, bibliotecario y profesor del Real Jardín Botánico a principios del XX, no escapa al baño de color.

Precisamente la reproducción de la bioluminiscencia, el proceso por el que algunas setas son capaces de iluminarse, es el origen de la propuesta de este año por parte de Naturaleza Encendida y el CSIC. En esta segunda parte del paseo, dibujos blancos pintan el suelo y las campanillas parecen sonar con más fuerza, pero es el clato rojo lo que más llama la atención del que llega. Esta seta, con forma de huevo enrejado, flota por entre las pequeñas adoptando diferentes tamaños.

Una oportunidad única para ver un claro rojo con tanta precisión.

Después de la hipnotizante andadura, de aprender qué es exactamente un micelio y atravesar el paseo de Celestino Mutis, ahora totalmente cubierto por un túnel de bombillas de color malva, empiezan a surgir los primeros champiñones, algunos más grandes que un ser humano adulto. Las hormigas proyectadas en el suelo se convierten en figuras blancas y vidriosas cuando llegamos a la orillas del lago, donde los rayos de luz ya toman más velocidad, creando un ambiente casi psicodélico.

250.000 personas ya han comprado la entrada al Jardín Botánico.

Enfrente se encuentra el Palacio Villanueva, donde según los organizadores, pronto se podrá visitar una exposición del fotógrafo Carlos Mier sobre los mixomicetes. De momento, otro túnel -esta vez advertimos también bolas de espejos- conduce a la quinta zona, para conocer a la barbuda y a la rúsula graciosa. Aquí las bombillas amarillas a ambos lados del camino recuerdan champán al pero dos grandes figuras de mantis religiosas copan toda la atención.

El Palacio Villanueva albergará la exposición de fotografía de Carlos Mier.

Según avanzamos por la última parte de la visita -que se podrá realizar de lunes a domingo de 18.00 a 00.00- la música se va percibiendo más potente mientras luces magenta y verde intenso cubren los olivos. Detrás, los últimos hongos luminosos despiden a los visitantes, a estas alturas ya totalmente alucinados.

REAL JARDÍN BOTÁNICO - Plaza Murillo, 2. Madrid. Tel: 91.420.30.17. Precio: 12 euros o 14 euros, dependiendo del día.

Sutiles guiños a la Navidad al final del recorrido.