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Foto: Fuel Fandango.

En ruta con Fuel Fandango

"Addis Abeba es un etíope de Barcelona que nos flipó"

Actualizado: 16/01/2017

Ale Acosta y Nita Manjón, las dos mitades de Fuel Fandango, no dudan en subirse a su furgo cada vez que salen de gira por España. Son de buen comer y confiesan sentir devoción por los sabores etíopes del barcelonés 'Addis Abeba' y los mordiscos canarios del madrileño 'Gofio'.
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Fusionar corazón electrónico con duende flamenco en canciones cantadas en inglés y español es un punto de partida arriesgado. Pero Ale Acosta y Nita Manjón, las dos mitades de Fuel Fandango, han conseguido depurar su estilo para que el maridaje sea atractivo para todo tipo de público, sobre todo gracias a su último álbum, Aurora.

Arranca la gira 2017 en Madrid, donde el público tendrá su justa ración de beats dislocados, samples flamencos y la impresionante presencia escénica de Nita, abanico y taconeo incluidos. Una fiesta, vaya. Hablamos con Ale de los vinos y paisajes de su tierra, de lo bien que se come en un restaurante etíope de Barcelona y de cómo un lanzaroteño y una cordobesa han formado uno de los grupos españoles con más tirón en países tan lejanos como India, China o Ucrania.

Vamos todos en la furgo. Foto: Fuel Fandango.
Vamos todos en la furgo. Foto: Fuel Fandango.

¿Cómo es para vosotros la vida en la carretera?

Es muy importante la logística. Siempre vamos por carretera porque tenemos que llevar los instrumentos, menos cuando salimos fuera de España. Vamos todos en la furgo y si tenemos tiempo nos preocupamos mucho por parar en buenos sitios para comer, eso es fundamental. Nos gusta mucho comer y beber bien, la última vez que estuvimos tocando en Logroño nos informamos, fuimos a una buena bodega y nos compramos unas cuantas botellas. Siempre compramos recuerdos de los sitios a los que vamos, es algo casi compulsivo.

¿Y cuando estáis de gira, cómo decidís dónde comer?

Generalmente vamos tirando de amigos. En la furgo, de camino hacia allá, vamos mirando y eligiendo. Hay dos del grupo a los que llamamos "la policía gastronómica", que son los que se encargan de eso, llaman a los colegas, buscan el sitio y suelen acertar. Estuvimos hace un par de semanas en Barcelona y mi hermana me recomendó 'Addis Abeba', un etíope que nos flipó. Te traen una bandeja grande con carne y verduras al centro de la mesa y todo se come con las manos, está muy rico.

Tu familia tiene una bodega en Lanzarote. ¿En qué medida participas?

Es una bodega familiar, no vendemos el vino, es pura afición, todo para consumo propio y para regalárselo a los amigos. Mi padre empezó a hacer vino y le seguimos mis hermanos y yo. Yo estoy muy involucrado en la historia y me encanta todo el proceso, de la recogida y la vendimia al embotellado. Ahora hemos empezado a hacer una cerveza artesana que se llama Nao y está hecha con agua de Lanzarote y de momento está funcionando muy bien. Como somos muy melómanos hicimos un festival de música que se llama Sonidos Líquidos en medio de la Geria, que es la parte de los viñedos de Lanzarote que está en medio de los volcanes. Es un paisaje espectacular.

Además del vino, a Alejandro le gusta la cerveza artesana (y si es con papas arrugás, mejor). Foto: Rubén Acosta.
Además del vino, a Alejandro le gusta la cerveza artesana (y si es con papas arrugás, mejor). Foto: Rubén Acosta.

¿Qué vinos de tu tierra recomiendas?

Hay muy buenos vinos en Canarias, cada vez más, pero soy un enamorado de las Bodegas Bermejo. Tiene un malvasía en barrica de seis meses brutal, y un tinto de maceración carbónica que es muy distinto a cualquier tinto que puedas encontrar en la Península.

¿Tenéis algún restaurante en el que celebrar cuando sale un disco o termina una gira?

No somos muy de repetir, pero yo apuesto por un restaurante canario que hay aquí en Madrid, 'Gofio', que está genial. Normalmente, cuando hacemos los conciertos en Madrid el catering se lo encargamos a un amigo nuestro que tiene un pequeño bar por Embajadores que se llama 'Sambat', hacen una tortilla espectacular. Muchas reuniones las hacemos allí.

De comilona en Vitoria. Foto: Fuel Fandango.
De comilona en Vitoria. Foto: Fuel Fandango.

¿Tenéis algún hotel especial al que volver?

Hemos estado en algunos guapísimos. Cuando hemos ido a Lanzarote nos hemos quedado en el 'Gran Hotel', el más alto de la isla, que rompe toda la estética de la costa pero, una vez que estás dentro, en las habitaciones más altas, no ves la tierra, parece que estás flotando en el mar.

¿Qué paisaje te cautiva y te inspira más?

Me tira la tierra. La Geria, al lado del Timanfaya, es impresionante. El MOMA declaró ese paisaje como obra de arte, y es justo lo que es, un asombroso paisaje lunar de arena negra en el que hay viñedos. Siempre que voy me gusta pasear por allí y pasar alguna noche en los pequeños hotelitos rurales que hay en la zona. Hay uno que se llama 'Buenavista' que es precioso.

Lo que hacéis tiene un pie en la electrónica y otro en el flamenco. ¿Creéis que el flamenco está ganando terreno en nuestro país, con gente como vosotros, el Niño de Elche, Miguel Campello o Soleá Morente?

Sí, parece increíble que un género tan importante como el flamenco en nuestro país tenga tan poca repercusión. Yo tampoco vengo de tradición flamenca, soy canario de pura cepa, pero me enamoré del flamenco cuando vine a Madrid hace ya casi 20 años. Ví ahí una riqueza sonora y de lenguaje, una pasión que a mí me dejó loco. Hay tanto ahí para poder fusionar con otras músicas que me parece muy interesante como punto de partida. Yo vengo de la electrónica y conocí a Nita que venía del flamenco, y ambos pensamos: "Esto es perfecto". Era en plan "a ver qué sale de aquí", sin ninguna regla, y poco a poco hemos ido buscando nuestro propio sonido.

En Casa Macareno, Madrid. Foto: Fuel Fandango.
En Casa Macareno, Madrid. Foto: Fuel Fandango.

Habéis tocado en Emiratos Árabes, en India, en China, en Ucrania, ¿cómo reacciona la gente de países tan distintos en vuestros conciertos?

Muy bien, todas las experiencias fuera han sido buenísimas. Te vas a China y no sabes cómo van a reaccionar cuando Nita saque el abanico, y ves que les impresiona mucho. Tocamos música anglosajona, que sí entienden, pero con ese matiz flamenco que para ellos es exótico. La respuesta ha sido siempre buenísima, todavía no nos han tirado tomates ni nada parecido.

¿Habéis tenido alguna crisis en un viaje?

En La India nos pasó de todo. Nos perdieron las maletas, íbamos con la ropa del viaje y teníamos que tocar en un evento importante de la Embajada española. Nos echamos a la calle en Nueva Dehli a comprar ropa y no había manera. Una hora antes del show, cuando ya estábamos a punto de rendirnos, llegaron las maletas al hotel.