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Acantilados de 300 metros, mar abierto alrededor, paisaje verde y una carretera serpenteante que sube y baja para llevarnos por uno de los Parques Naturales más impresionantes de la Costa Blanca: Serra Gelada. Sí, esto es Benidorm. Un Benidorm verde, ecológico y alejado de masas y turistas. Huir del asfalto y de la gente. Combinar deporte, naturaleza y ecología. No se puede pedir más.
"Esta zona posee un gran valor ecológico y medio ambiental. Las dunas eólicas trepadoras son un paisaje muy poco común. Se originaron hace cien mil años, cuando el nivel de agua estaba más bajo y se encuentran entre los más desarrollados del mundo", nos explica Laura García, técnico de la Fundación Visit Benidorm.
La ruta comienza en Benidorm y termina en la Punta del Cavall. 4,42 kilómetros por una carretera asfaltada que discurre entre el mar y la montaña. Su grado de dificultad es fácil y hasta los pequeños de casa son capaces de hacerla. Así que comenzamos por el principio: las bicis eléctricas.
Se pueden alquilar en Taobike, una tienda de Benidorm centrada en el turismo responsable en la que Sergio, su dueño, contagia su pasión por su trabajo: "Esto no es solo una tienda, es una filosofía, un modo de afrontar la vida en armonía con el medio, nuestras bicis son de última generación y tenemos opciones para que todas las edades puedan disfrutar del deporte juntos". Sus precios son muy razonables: 12 euros las dos horas o 25 euros un día entero.
Sergio ofrece tantas opciones distintas que los niños no saben cuál elegir. Bicicleta con tándem, con sidecar o con carrito. Quieren probarlas todas. Para grupos grandes, lo mejor es llevar varias opciones para que los niños puedan intercambiárselas a medio camino.
Benidorm es una ciudad de dimensiones accesibles, llana y fácil de recorrer en bicicleta. Utilizar este medio de transporte para moverte por allí tiene muchas ventajas. No solo reducir el ruido y disminuir el consumo energético, sino que ayuda a reducir el estrés y tiene beneficios para la salud. Se trata de convertir el hecho de ir a algún sitio, en un plan en sí mismo. Cruzando la ciudad se llega al punto donde comienza la ruta por la montaña.
"Una de las ventajas de este recorrido es que está cerrada al tránsito de coches. Hace años se podía acceder con vehículos de motor, pero desde que se declaró espacio protegido se cerró para proteger la fauna y la flora", cuenta Laura García.
El inicio está bien señalizado y una cadena prohíbe el paso. Las vistas y el recorrido son maravillosos. Disfrutar de ese paisaje en bici sin tener que preocuparse por los coches da mucha tranquilidad. La carretera es ancha pero hay muchas curvas. Los niños pedalean relajados, y se pueden ir haciendo paradas para admirar el mar turquesa y los acantilados.
"En las aguas del Parque destacan las extensas praderas de posidonia oceánica, clave para la reproducción y cría de numerosa fauna marina, los que somos de aquí venimos a menudo a hacer snorkel y lo que hay ahí abajo es maravilloso: fideos de mar, muchos tipos de peces, algún crustáceo y de vez en cuando un pulpo", cuenta Laura, una amante de este paisaje. Y nos recuerda que con acantilados de 300 metros y más de 5.600 hectáreas (de las que 4.920 ha. corresponden al medio marino) es el primer parque marítimo terrestre de la Comunidad Valenciana.
Las bicicletas eléctricas llevan un pequeño motor y una batería. En el manillar hay una pequeña pantalla en la que se muestra el estado de la batería y en qué posición vas. Es verdad que se puede recorrer la zona sin ayuda eléctrica, pero en las cuestas se agradece ese pequeño empujón de velocidad. La capacidad de estas bicis de ayudar al ciclista a pedalear sin esfuerzo las hace idóneas para pedalear con niños pequeños.
Al final del camino hay un lugar con vistas de postal: los espectaculares acantilados de Serra Gelada, l'illa Mitjana y al fondo el Penyal d'Ifach. El esfuerzo vale la pena. El paisaje es mágico. El siguiente paso: hacer snorkel allí.
En ese parque, Benidorm cuenta con tres calas de agua cristalina desconocidas para la mayoría de los turistas. Las más espectaculares son la Cala Tio Ximo y la Cala de la Almadraba, ideales por sus entornos rocosos y aguas transparentes y turquesas.
Cuesta acceder a ellas pero eso que puede parecer un inconveniente es precisamente la gran ventaja. Como no se puede llegar en coche, no están masificadas. Encontrar algo así en Benidorm es un tesoro que da miedo hasta compartir.
Estar en este paraje es un auténtico homenaje, un lujo verse rodeado de agua turquesa, donde bucear con las gafas y el tubo entre los fondos de colores y cientos de peces. Coger una bicicleta y vivir con los niños un día entre pinos, acantilados y esta costa es un lujo con mayúsculas. Un Benidorm aún por descubrir para muchos turistas.