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El Pont del Diable, una mirada al pasado romano y medieval
Este municipio de la comarca del Vallès Occidental se ubica en la margen izquierda del río Llobregat. Con una población de 12.000 habitantes, pasado rural y presente industrial, alberga un notable número de alicientes patrimoniales y naturales que merece la pena descubrir. Como su nombre indica, Castellbisbal nació al amparo de su castillo, del que quedan algunos restos junto a la ermita románica de Sant Vicenç.
Una de las obras más significativas del municipio es el llamado Pont del Diable, que cruza el Llobregat y une Castellbisbal con Martorell. Se trata de una gran estructura de más de 120 metros de largo y de 10 a 4 metros de ancho con un arco central gótico. Al final del estribo, en la parte de Castellbisbal, hay un Arco del Triunfo, otra de las joyas del municipio, construido en el siglo I a.C. También se conservan un par de columbarios de la época romana. Cerca del Pont del Diable se observa una regia torre militar que fue construida en el siglo XIX y formaba parte de la línea del telégrafo óptico militar entre Barcelona y Lleida.
El alma medieval de este territorio se sintetiza en un puñado de iglesias románicas de delicada factura, entre las que destacan la de Sant Quintí, la ya citada capilla de Sant Vicenç y la Ermita de Sant Joan de Bonviure. El núcleo antiguo de la población, con calles estrechas y planta medieval, se articula alrededor de la Iglesia de Sant Vicenç (1580-1592). El entorno tiene diversos centros de interés: destacan dos árboles monumentales, la encina de Can Santeugini y el roble de Ca n’Amatller. Son también de mucho interés las curiosas formaciones geológicas de los Degotalls de Can Campanyà.
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