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Carlos Rentero, propietario del 'Hotel Álvaro de Torres', en el patio interior.

'Hotel Álvaro de Torres' (Úbeda, Jaén)

Descansar como la nobleza a precio de pueblo llano

Actualizado: 07/06/2019

Fotografía: David Fernández

Hay dos cosas que hacen de Úbeda una ciudad especialmente bella: los extensos olivares que la rodean y la riqueza renacentista que inunda sus calles y edificios. Muchos de ellos la han conservado casi intacta y otros han sabido devolvérsela con sumo cuidado unos años después. Entre los segundos se encuentra el 'Hotel Álvaro de Torres'.
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El 'Hotel Álvaro de Torres' es una antigua casa solariega de finales del siglo XVI que fue rehabilitada hace once años. Hoy permite a los huéspedes sentirse durante unos días como una familia de alta alcurnia de la época a precio de pueblo llano.

Habitación del Hotel Álvaro de Torres, en Úbeda.
Los detalles más curiosos están en las paredes de cada habitación.

El alojamiento boutique toma su nombre de la plaza en la que se ubica, cuenta Carlos Rentero, quien regenta el lugar junto a su mujer, María José Olmedilla, desde 2017. "Álvaro de Torres era el sobrino de Anguís de Medinilla, propietario del palacio de enfrente y uno de los premiados por el reino en la época. Como tantas familias de Úbeda, pasó a formar parte de la aristocracia por sus méritos". Un camino similar al que siguió la que habitó el establecimiento en aquella época de bonanza de la ciudad.

Tras la gran puerta de madera de su sencilla fachada empedrada, mantiene su estructura original, con un encantador patio abrazado por columnas como el centro de la casa, en torno al cual se desarrollaba (y se sigue desarrollando) la vida diaria.

Sitio para leer en el hotel de Úbeda.
En cualquier rincón del hotel te sorprenden las plantas y el silencio.

La diferencia es que hoy en día no se encuentra descubierto, sino techado por una cristalera por la que entra sin miedo una luz que hace brillar la estancia y contribuye a generar ese ambiente hogareño en la zona común. Allí, las plantas ocupan mesas, rincones y hasta caen desde los pisos superiores, y varias sillas invitan al recién llegado a sentarse a leer, charlar o tomarse un café de la cafetera que está siempre disponible en la barra de la esquina.

Entrada y lámpara del Hotel Álvaro de Torres, Úbeda.
La entrada y las lámparas guardan reminiscencias de épocas pasadas.

Desde el patio se accede al comedor, donde queda al descubierto uno de los puntos fuertes del lugar: el desayuno, que se sirve personalmente a cada huésped. Zumo natural, yogur casero, mermeladas de distintos sabores, panes variados, salmón, anchoas, queso fresco y curado, chorizo, jamón, longaniza, churros, bizcocho… Da para elegir tu propia aventura gastronómica. O aventuras.

Detalle del patio interior de la casa.
En esta casa solariega de finales del siglo XVI destaca su patio interior.

Eso sí: lo que no se puede pasar por alto es el tomate rayado con aceite de oliva virgen extra que te recuerda que estás durmiendo en tierra de olivos. Por algo es lo primero que desaparece de los platos de los visitantes, la mayoría parejas extranjeras con un objetivo que, sin duda, cumplen durante su estancia: encontrar silencio y paz.

Las escaleras del Hotel Álvaro de Torres (Úbeda)
Las escaleras de la casa invitan a recorrer las estancias de otros siglos.

Tranquilidad en cada rincón

"Por eso no tenemos restaurante y solo damos desayuno, para que el resto del día no haya ni un ruido y el que entre por la puerta se sienta en su casa", cuenta su dueño, para quien el éxito del lugar reside precisamente en eso. "Ese es el secreto: la tranquilidad absoluta que se respira, todo el que viene descansa". De hecho, él es gerente de otro hotel de Úbeda con 96 habitaciones y admite que el 'Álvaro de Torres' es su "psicólogo". "Vengo aquí por las mañanas, me pongo el delantal para ayudar con el desayuno y es una alegría".

Un sillón en una esquina del hotel.
El secreto del alojamiento es la tranquilidad que se respira.

Esa filosofía se extiende a las 11 habitaciones del establecimiento, ubicadas en las dos plantas superiores y a las que se llega atravesando un precioso arco blanco repleto de elementos ornamentales en el que arranca la escalera. Al cruzarlo, hay que llevar la mirada hacia el techo para encontrar otra perla: la cúpula, de la que cuelga una lámpara dorada. Todo ello al nivel de sus primeros inquilinos.

Terraza del Hotel.
En la terraza superior del hotel también se puede huir del mundo.

La mayoría de los cuartos son humildes en tamaño, pero ricos en encanto, aunque hay tres un poco más grandes y tres estudios con cocina dirigidos sobre todo a familias que visitan la ciudad con niños. Todos son distintos entre sí, pero comparten la decoración de las paredes –en las que se mezcla la piedra con parte del antiguo revestimiento de la casa–, las vigas de madera del techo y un factor esencial: la notable comodidad de la cama.

Las vistas desde el hotel.
Las vistas desde el hotel rememoran otros tiempos.

Tanto en el interior de las habitaciones como en los dos pisos en los que están ubicadas se suceden los detallitos: sillas de mimbre, sillones, plantas, cestos con fruta, lámparas de luz cálida, mesas bajas… no hay rincón sin cuidar. "Eso es obra de María José, ella es arquitecta y viene todas las mañanas para darle otro toque personal", revela Carlos. El resultado es más que evidente: "el hotel tiene sabor".

'HOTEL ÁLVARO DE TORRES' - Plaza Álvaro de Torres, 2. Úbeda, Jaén. Tel: 953 75 68 50.