Apartamentos 'Minimal Rooms' (Málaga)

Y se hizo la calma en una ciudad vibrante

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Actualizado: 14/03/2018

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A solo unos metros de la casa en la que nació Picasso, hay un lugar donde el descanso es la prioridad. Ocho apartamentos que durante años bulleron en la cabeza de su propietaria, Clara Seguí, que buscaba un mix entre los detalles de un hotel y la calidez del hogar. Para exprimir Málaga desde la mañana a la noche y levantarse como nuevo y seguir la marcha.

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Por la plaza de la Merced correteaba el pequeño Pablo Picasso cuando no estaba pintando, hace más de 130 años, ajeno a que se convertiría en el personaje más famoso de la ciudad. Allí, en el número 36, nació. A solo unos metros de los apartamentos 'Minimal Rooms', ubicados en una pequeña calle sin salida que los mantiene a salvo del bullicio de las terrazas que hoy rodean la Fundación Picasso, vecinos y turistas se toman un café, un zumo o una copa dependiendo de la hora del día.

Clara, el alma de 'Minimal Rooms'.

Clara Seguí, su joven y vitalista propietaria, espera con una sonrisa enorme a sus huéspedes. "Estos apartamentos son como mi tercer hijo. Los tuve tanto tiempo en la cabeza que para mí es una meta y un orgullo que la gente esté a gusto y quiera repetir". Los comentarios en internet están repletos de agradecimientos a Clara, que se desvive para que la experiencia sea satisfactoria.

Todos los apartamentos cuentan con una coqueta cocina.

Ocho apartamentos en dos plantas, en los que se ha buscado "la mínima esencia para que se sientan como en casa fuera de ella". Un amplio sofá en antracita para reposar después de ir a la playa o a los museos, para dar una cabezada mientras ves una película o trabajar si no queda más remedio. Sin ruidos y con una tenue iluminación para descansar la vista de una ciudad con sobredosis de luz en cualquier época del año.

El sofá del salón, perfecto para una lectura tranquila o echar una cabezada.

En el salón con cocina incorporada en cálida madera, hay una barra bien pensada para desayunar o tomarse un piscolabis recién preparado. Y es que a dos pasos está el mercado de la Merced, reconvertido en una moderna plaza con diversas opciones para picar, en el que todavía queda frutería, charcutería, pescadería y carnicería. Y una panadería nada más salir en la que palpar la vida de barrio mientras pides una hogaza y unos molletes.

También en el baño, todo está pensado hasta el mínimo detalle.

Al entrar en el dormitorio se adivina una cama tan cómoda que costará levantarse por la mañana. "He viajado mucho y en los hoteles echaba de menos sentir la calidez de mi propio hogar, pero cuando iba a un apartamento, había detalles de los hoteles que me habría gustado encontrar". Así que Clara ha tratado de aunar los dos conceptos. "Como detalle, en la cocina hay una la cafetera Nespresso que cualquiera tiene en casa, y en el baño un precinto higiénico en el WC, propio de los hoteles".

En total, ocho apartamentos en los que descansar como en casa.

Hija de un arquitecto y hermana de un decorador, Clara no les dejó meter baza en la reforma, pues sabía exactamente lo que quería conseguir. Tras adquirir el edificio en la subasta de un banco por un precio acorde a la crisis, se puso manos a la obra con su propia cuadrilla. Hasta las lámparas marroquíes de la escalera o las sólidas literas para los niños estaban previstas.

Para los niños, unas resistentes literas. En la terraza, un colorido espacio 'chill out'.

A principios del 2014 los apartamentos abrieron sus puertas y en menos de un año Booking lo destacó como una de las mejores opciones de Málaga en base a la puntuación y comentarios de los usuarios. Entre ellos, los productores de Juego de Tronos que lo convirtieron en su base mientras buscaban localizaciones para la serie.

Los apartamentos cuentan con Wifi y todas las comodidades para trabajar.

Situados muy cerca de la popular calle Larios, se puede ir andando a todos los sitios. Al puerto, a la playa, al auténtico mercado de Atarazanas, al mini Pompidou o al museo Picasso –uno de los más visitados de España con 3,5 millones de personas al año–. Y tapear hasta hartarse, porque no hacerlo es delito.

La Plaza de la Merced, a un paso de los apartamentos.