Compartir

No te pierdas ningún destino

Crea tus rutas, encuentra y guarda los mejores destinos con nuestra App.

Descargar app
{{title}}
{{buttonText}}
Bodega libros

Bodega ‘Solar de Samaniego’ (Laguardia, Álava)

Una invitación a beber entre líneas

Actualizado: 13/09/2021

Fotografía: David Herranz

'Solar de Samaniego' se ha consolidado en Laguardia (Álava) como una bodega empeñada en unir las culturas del vino y la literatura con distintas iniciativas que incluyen concursos literarios, menús temáticos y ediciones especiales de vinos con participación de escritores. Con 80.000 miembros, la Cofradía Solar de Samaniego es el "club de bodega más grande de España" y el Espacio Medio Millón alberga una espectacular intervención de Guido van Helten.
Acierta con las sugerencias de Guía Repsol y gana hasta 100€
Descargar App

En España hay más de 4.000 bodegas, por algo este país es el tercer máximo productor mundial de vino, solo superado por Italia y Francia. Casi 600 están adscritas a la D.O.C. Rioja y, ampliando el zoom, se observa que más de un centenar se ubican en Rioja Alavesa, comarca vasca donde se encuentra incluso el pueblo con más bodegas por habitante de todo el planeta, Villabuena de Álava. Así, como en el resto de España, acudir a las instalaciones de un productor se ha convertido en un acto feliz pero rutinario donde escuchar la misma monserga referida al cultivo de la vid, el trabajo en el viñedo, las enfermedades fúngicas que le acechan -mildiu, oídio…-, el cuidado extremo que ponen en su vendimia y, claro, lo bien que les queda el vino después de estrujar, despalillar, fermentar, descubar, prensar, trasegar, clarificar, filtrar -o no- y dejarlo dormir durante meses en barricas de roble francés y/o americano.

Viñedo Solar de Samaniego
Sus viñedos en Rioja Alavesa cultiva uvas tempranillo, 'graciano' y 'mataruna'.

En dicha tesitura, la exigencia es diferenciarse para no terminar siendo una más y pasar desapercibida, pues cada vez se hace mejor vino en todas partes, el auge del enoturismo es una realidad y hasta el más humilde vinatero cuenta con un wine bar o un coqueto calado donde dar a probar sus elaboraciones. ‘Solar de Samaniego’ (Laguardia) ha logrado esa distinción, un merecido y docto aire de exclusividad, merced a su apuesta por vincular la marca a la creación literaria, por unir en sus botellas las culturas del vino y las letras.

Vino libro
Cada rincón de 'Solar de Samaniego' muestra el idilio de la bodega con el mundo literario.

El detonante se intuye en el propio nombre, que alude al hecho de poseer ‘La Escobosa’, una finca de 38 hectáreas donde tenía su casa de recreo la familia de Félix María Samaniego. Muchas de sus fábulas fueron escritas en ese paraje junto a un meandro del río Ebro donde ha arraigado el viñedo, sus troncos, brazos y pámpanos que contienen todo el contenido genético de la vid. De ellos surgen las hojas, que permiten hacer la fotosíntesis, los racimos, que primero son flores (inflorescencia) y se transforman en uvas, y los zarcillos, extremidades que permiten trepar a la planta.

César león
César León, coordinador de la bodega, reivindica 'Solar de Samaniego' como un vino no comercial.

El almanaque enoliterario de Elena Odriozola

Lo primero que encuentras al acceder a la renovada bodega, construida en 1972 a las afueras de Laguardia -la primera añada es de 1968-, es, además de la pertinente tienda, un recibidor cuyas paredes lucen cuadros con dibujos de Antonio Mingote y Elena Odriozola. El primero diseñó en 1980 una recordada serie de etiquetas con motivo de la celebración en España, dos años después, de la Copa Mundial de Fútbol. La ilustradora donostiarra viste actualmente las doce botellas de la colección 7 Cepas, que recoge notas de cata y pequeños relatos con la firma de Álvaro Pombo, Soledad Puértolas, José María Merino, Espido Freire y más reputados escritores.

7 Cepas
La colección 7 Cepas recoge notas de cata y microrrelatos de escritores como Álvaro Pombo o Soledad Puértolas.

Asimismo, otros 12 textos de autores de la literatura universal sirven de inspiración a Odriozola, quien los interpreta en un auténtico “almanaque enoliterario” tras el rastro de Virginia Woolf, Rubén Darío, Honoré de Balzac, Alejandro Dumas, Charles Baudelaire, Francisco de Quevedo, Lope de Vega… Así, “Me gustaría ser todo de vino y beberme yo mismo”, la célebre frase de Federico García Lorca en El retablillo de don Cristóbal, genera la etiqueta de junio.

A propósito de que los hidalgos no podían beber -el único que toma vino en Don Quijote de la Mancha es Sancho Panza-, una enorme gorguera en el cuello de Cervantes permite plantear la inaccesibilidad del vino. Y tirando del hilo de Julio Verne en Viaje alrededor de la Luna, imaginando astronautas que transportan botellas para brindar y cepas para plantar en el lado oculto del satélite, la ingravidez es aquí el impedimento.

​  La bodega 'Solar de Samaniego' de Laguardia marida sus vinos con homenajes a la literatura.  ​
​ La bodega 'Solar de Samaniego' de Laguardia marida sus vinos con homenajes a la literatura. ​

Dicha decoración contribuye a dar la bienvenida en un ambiente de club, con sofás, grandes lámparas y una biblioteca donde conviven papel y vidrio. Por otra parte, la colaboración múltiple en torno a 7 Cepas es sólo una de las acciones comprendidas en la iniciativa Beber entre líneas, señalada como Mejor Experiencia Enoturística en los premios Rutas del Vino de España, responsabilidad de Acevin (Asociación Española de Ciudades del Vino).

Una serie de botellas con diseños de Mingote.
Una serie de botellas con diseños de Mingote.

En su marco, los lazos literarios se estrechan aún más gracias a la puesta en marcha del Premio de Novela Bodegas Solar de Samaniego -dotado con 25.000 euros-, la convocatoria de concursos de microrrelatos en colaboración con la Escuela de Escritores y la comercialización de más colecciones de vino como Diccionario de Palabras Recuperadas. En ella, académicos de la Real Academia Española rescatan términos en desuso como “marceño”, a cuenta de José María Merino, quien ocupa el sillón m de la RAE. “Trabajamos siempre con el concepto de recuperación”, subraya César León, coordinador de la bodega.

La Biblioteca de Fincas

Un corto paseo por sus instalaciones, entre paneles explicativos y algunos de los 3.000 toneles que alberga, desemboca en la Biblioteca de Fincas, espacio idóneo para eventos donde cada uno de sus nueve terrenos ha sido pintado directamente sobre la pared por el artista logroñés Diego Sáinz. En total, ‘Solar de Samaniego’ suma 80 hectáreas de viñedo en propiedad, todas en Rioja Alavesa y dedicadas exclusivamente al cultivo de uva tempranillo, graciano y maturana. Porque otra singularidad de la firma es que sólo produce vinos tintos; en total un millón de litros -tras sumar el fruto de otras 150 hectáreas de proveedores- que sorprendentemente, salvo una referencia que llega al canal de alimentación, solo se vende allí mismo.

Biblioteca Solar de Samaniego
Las estancias buscan el confort de los miembros de la Cofradía Solar de Samaniego.

La casa no cuenta con distribuidores, quien quiera comprar su producto (La Escobosa, Valcavada, La Olvidada, Majaflorida, Cabeza de Cuba…) debe dirigirse directamente a la propia bodega y un buen porcentaje lo adquieren los 80.000 integrantes de la Cofradía Solar de Samaniego, convertida hoy en “el club de bodega más grande de España”. Su dimensión provoca que más de uno les cuelgue la etiqueta de vino comercial, algo que no preocupa a sus responsables. “No me importa en absoluto que puedan calificar a Solar de Samaniego como un vino comercial, porque yo quiero vender todo. Si eso es ser comercial, no hay ningún problema. No me gustaría que se dijera que ‘Solar de Samaniego’ es una fábrica de vino, porque no lo es” distingue León, antes de acreditarlo con datos.

Mosaico Solar de Samaniego
El Espacio Medio Millón es el lugar más especial de la bodega por los murales de Guido van Helten.

“Cuida de 80 hectáreas propias de viñedo en Rioja Alavesa, eso ya te marca muchísimo el origen de los vinos. Los proveedores de la uva que entra son también Rioja Alavesa. En 2018 y 2019 se ha renovado por completo toda la zona de elaboración y enología, se ha hecho prácticamente una bodega nueva dentro del edificio. La renovación de barricas es cada tres o cuatro años. Contamos con la asesoría enológica de Pepe Hidalgo, uno de los grandes enólogos de Rioja", argumenta el coordinador.

Bodegas Solar de Samaniego. Salmorejo
Los murales de Guido, también en las botellas.

"Se trabaja con comités de cata para unificar criterios comerciales. Se califican los vinos con criterios de calidad para llevar a categorías de crianza, de reserva, joven, a vinos de finca, a coupage… Se ha recuperado el trabajo de viticultura, se cuidan las viñas, la elaboración, la vinificación y su crianza posterior. Se ha renovado toda la zona de elaboración, toda la zona de embotellado. Se ha higienizado absolutamente todo en la bodega…”, desgrana León, quien, no obstante, reconoce que la instalación “tiene una estética totalmente industrial” que puede conducir a equívocos.

Bidón vino
Los depósitos de acero inoxidable dan un aire industrial a las instalaciones.

El espacio de Guido van Helten

Además de todo lo referido, ‘Solar de Samaniego’ cuenta con un as en la manga. Subiendo las escaleras que conducen al piso superior se llega a “Alcatraz”, que es como llaman los empleados a la zona de elaboración por su gran similitud con la galería de un presidio. La superposición de enormes depósitos de hormigón -en dicho material elaboran más del 80 % -, convenientemente alicatado, permitió levantar enormes paredes surcadas por pasarelas y galerías que otorgan ese aspecto carcelario. Sólo permanece a la vista media docena de depósitos de acero inoxidable que embellecen el frío lugar con su brillo, pero a escasos metros se encuentra una joya llamada Espacio Medio Millón.

Restaurante Solar de Samaniego
La gran cristalera del restaurante permite que entre la luz y se disfrute del entorno de la Sierra de Cantabria.

El nombre obedece a que, doblando la esquina, te das de bruces con la inmensidad de siete depósitos abandonados de -lo has adivinado- medio millón de litros de capacidad... ¡cada uno! Jamás contuvieron vino, su construcción fue fruto del propósito inicial de producir millones y millones y millones de litros de cada añada, pero el cuento de la lechera se hizo cruda realidad y estuvieron a punto de ser derruidos. Afortunadamente, fueron indultados y ahora lucen espléndidos pintados por Guido van Helten.

El muralista australiano, acostumbrado a decorar enormes silos, afrontó durante cinco semanas el reto de devolver la vida al espacio armado con espray enfriado en hielo -“así sale una nebulosa, se difumina mucho más”-. La meta: interpretar el proyecto Beber entre líneas en siete gigantescas viñetas que inmortalizan a otras tantas personas de la zona. “Cada fotografía a reproducir se llevó a un software que creaba una serie de cuadrículas y despiezaba la imagen en pantallazos de móvil. Entonces Guido, subido a una grúa, iba dibujando cada pantallazo para componer estas imágenes que en realidad están totalmente distorsionadas, pues tienen forma cónica para que se vean bien desde la perspectiva de quien se acerque”, rememora César.

Vino joven
Todos los proveedores de la bodega cultivan sus uvas en la misma región de Rioja Alavesa.

Homenaje a los creadores del vino

El primer depósito representa la página en blanco, arranque de toda historia, y muestra a alguien que “vive del papel”, uno de los impresores que hacen sus etiquetas en Oyón. El segundo permite ver a un escritor, realmente un bodeguero que en ese momento firmaba el contrato de cesión de derechos de imagen. En el tercero Marta, guía de la casa, porta un puñado de tierra, lienzo en blanco donde se escriben los vinos.

Los dos siguientes son para sendos viticultores, “los escritores del vino”. En el sexto depósito se ve una mujer leyendo; parece que se dispone a pasar una página, pero rodeando el depósito se aprecia que realmente la sumiller está observando una etiqueta. El juego continúa en la última viñeta, donde el enólogo Alberto Serrano porta un libro en lugar de una copa de vino.

Botellas
Las botellas apiladas en las paredes encandilan al visitante de la bodega.

Obviamente, la obra de Van Helten es el gran reclamo del lugar, “se ha convertido en un icono de la zona porque no hay nada igual”, ratifica el coordinador. Y la admiración que despierta conduce allí cada semana a cientos de visitantes que pueden completar la experiencia comiendo en el restaurante de la bodega, donde les esperan dos menús: uno tradicional y otro temático, relacionado cada mes con uno de los 12 escritores reflejados en las etiquetas de 7 Cepas.

Migas Solar de Samaniego
Las migas con chorizo, panceta ibérica, pimentón y huevo pochado recuerdan a 'La casa de Bernarda Alba'.

El cocinero Víctor Taboada es el responsable de preparar esas recetas buscando inspiración en extractos de obras literarias. Así, cuando toca Cervantes, estandarte del Siglo de Oro, hace cocido en homenaje a la olla podrida. Y a propósito del escocés Robert Louis Stevenson, ciervo al whisky. “Las conexiones no se limitan a que en una obra se cite un alimento, a veces no es tan fácil. Si un escritor es de una determinada zona o país, siempre puedes encontrar una conexión gastronómica con su origen. A veces tenemos que utilizar varios comodines, y uno de ellos es la temporada”, explica Taboada.

El vínculo gastronómico con la literatura

Junio es el momento de García Lorca y la comanda arranca con tres seductores entrantes de temporada: pudding de boletus edulis de Moncalvillo con mayonesa al estilo japonés, polvo de trompeta negra y tomillo; salmorejo de tomates de Murillo con virutas de queso de cabra de la Sierra de Cameros, y migas de pastor con chorizo riojano, panceta ibérica curada, pimentón y huevo pochado a baja temperatura. Aún resuena el eco de la Poncia en La casa de Bernarda Alba: “¡Quisiera que ahora, que no come ella, todos nos muriéramos de hambre! ¡Mandona! ¡Dominanta! ¡Pero se fastidia! Le he abierto la orza de chorizos”.

Salmorejo de tomates de Murillo con virutas de queso de cabra de la Sierra de Cameros.
Salmorejo de tomates de Murillo con virutas de queso de cabra de la Sierra de Cameros.

A continuación toca escoger pescado o carne. El bonito del norte se sirve con tapenade de anchoas del Cantábrico, olivas negras, albahaca, aceite de oliva virgen arróniz y pimientos de Gernika; las olivas, características de su Andalucía natal, son el punto de enganche. Y el jugoso timbal de cochinillo de caserío asado se acompaña de dados de manzana de la huerta alavesa -reineta salteada en mantequilla- y jugo de 7 Cepas y los propios huesos tostados del puerco. En este caso se pretende evocar el ambiente rural y costumbrista que describió el literato en muchas obras, incluida Impresiones y paisajes: “Todo el aire se llenó de esquilas y cencerros broncos de balidos y relinchos… Y, por último, entraron en el pueblo los cerdos, dando feroces gruñidos y corriendo a sus casas seguidos de sus dueñas…”.

Cochinillo
El timbal de cochinillo se acompaña con dados de manzana y jugo del vino de la colección 7 Cepas.

De postre, helado de “tinta de vino”, creación de Fernando Sáenz a base de lías de vino tinto, con crema de chocolate blanco y yogur de leche del Gorbea, coulis de fruta de la pasión e infusión de frutos rojos y más vino. El café es de calceta, se le añaden especias y piel de naranja “para darle un impulso especial”, y, por supuesto, hay ocasión de beber vinos de la casa y de Durón, su bodega hermana en Roa (Burgos). “Se trata de vinos ceñidos a los nuevos estilos de ‘Solar de Samaniego’, mucha más fruta, con una aportación de madera menor de la que tradicionalmente han tenido”, reconoce César León.

Postre Solar de Samaniego
El postre a base de lías de vino tinto, con crema de chocolate blanco y yogur es un manjar dulce.

Innovación en cultivos sostenibles

La comida transcurre junto a la imponente chimenea donde se asan las chuletillas de cordero que protagonizan, con patatas a la riojana, la fórmula tradicional. Y una gran cristalera permite la interacción de entorno, paisaje y edificio, la integración de éste en una naturaleza imponente que dibuja frente a él la silueta de la Sierra de Cantabria o de Toloño, telón de fondo de una panorámica que permite otear desde la terraza pueblos como Páganos, Elciego y Villabuena de Álava.

También está a la vista un pequeño viñedo experimental con cubiertas vegetales, dispuestas para comprobar la posible mejora de su comportamiento, para estudiar la evolución de la vid y de factores como la erosión al tener sus pasillos repletos de mostaza silvestre. Forma parte del proyecto europeo Vitisad y persigue “crear un ecosistema propio para luchar contra las enfermedades fúngicas. Los propios insectos te están librando de hongos e insectos malos, por así decirlo”, resume César, quien confirma que no aplican herbicidas y que el control ecológico de plagas contra la polilla del racimo se realiza “por confusión sexual”.

Pasillo viñedo
La bodega estudia factores de producción como la erosión al sembrar mostaza en los pasillos del viñedo.

Las acciones en favor de la sostenibilidad no terminan en esas prácticas agronómicas, pues uno de los antiguos depósitos de cemento se ha reutilizado para recuperar el agua de lluvia y emplearla en el riego de jardines y más utilidades que no precisan agua potable. Asimismo, ha comenzado la transición “a ecológico” de unas primeras hectáreas y se emplea abono natural de ovejas que pastan en la Sierra de la Demanda. No deja de acumular atractivos esta bodega ilustrada.

'SOLAR DE SAMANIEGO' - Carretera Elciego, s/n. Laguardia, Álava. Tel. 945.94.36.29.