Cada cultura tiene su propio acompañamiento dulce para las infusiones de la sobremesa. En Europa, las pastas y galletas son los complementos más tradicionales; mientras que en Corea, la receta de yakwa es la reina de las tertulias que se producen tras la comida. Tambien servidos como postres, estos dulces típicos hacen que los coreanos más golosos saliven con solo toparse con su aroma almibarado.
Los yakwa son unos dulces típicos de Corea cocidos en horno, aunque los más clásicos son casi igual, pero fritos, sin los polvos de hornear ni bicarbonato. La alternativa frita es mucho más incómoda, trabajosa y, además, tiene mucha más grasa. Luego, en ambos casos, se embeben en almíbar de miel perfumado con jengibre. Un postre o un dulce para el café de lo más original.
Preparación de Almíbar coreano
Preparar el almíbar hirviendo uno o dos minutos la miel y el agua. Apagar el fuego y añadir el jengibre rallado.
Poner la harina en un cuenco grande. Revolver con la levadura química y el bicarbonato. Por otro lado, mezclar el sake y la miel en una jarra con un tenedor.
Echar el aceite de ajonjolí sobre la harina y amasar hasta que se haya absorbido todo. Añadir entonces los piñones en polvo de golpe y la mezcla de sake y miel poco a poco, hasta hacer masa, pero sin pasarse de amasar para que no se ponga elástica.
Aplastar la masa con la mano sobre la mesa enharinada y doblar en dos y, luego, en cuatro. Volver a estirar y repetir la operación. Dejar reposar en un lado de la cocina no muy caliente.
Encender el horno a 130º C. Preparar el almíbar hirviendo uno o dos minutos la miel y el agua. Apagar el fuego y añadir el jengibre rallado. Reservar.
Estirar la masa hasta conseguir medio centímetro de grosor. Cortar tiras de 3-4 centímetros y, estas, en cuadrados de 3 centímetros de lado o rombos equivalentes. Pinchar una vez con un tenedor y colocar en bandejas de horno.
Cocer cuando el horno esté caliente durante 10 minutos. Subir, pasado ese periodo, la temperatura a 150º C y cocer otros 10 minutos o hasta que se hayan dorado, sin que se quemen -las masas con miel son delicadas en el horno-.
Pasar las galletas al almíbar que está reservado y esperar a que lo absorban por completo. Es posible que haya que darles alguna vuelta, depende del tamaño del recipiente donde estén. Luego, servir.