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Recetas para un pícnic en la playa

Come de lujo al borde del mar

Dificultad

Fácil

02/07/2017 –

Actualizado: 19/02/2021

Fotografía: Sofía Moro

Con el buen tiempo, uno solo quiere (y debe) salir de casa, extender un amplio mantel sobre la arena, o al menos cerca de la costa y su salitre, y deleitarse con las vistas y un buen manjar. Te proponemos tres recetas sencillas, frescas y ricas para que sorprendas a tu acompañante con un pícnic en la playa al más puro estilo Hitchcock.

Sobre el paisaje imponente de la Costa Azul, sentada en uno de los automóviles más bonitos de la historia –el Mercedes 160 descapotable–, una Grace Kelly vestida de un color rosa que sugiere falsa inocencia intencionada, como todo en Hitchcock, le pregunta a Cary Grant como quien no quiere la cosa: "¿Qué prefiere, muslo o pechuga?". De la cesta de pícnic que llevan, preparada en el hotel, saca las piezas de un pollo asado, unas cervezas… Con toda esa información, o sugestión, como prefieras, se puede componer un menú de costa, de playa, de mar.

El cine de entonces no mostraba a los protagonistas buenos y guapos mientras comían, solo aparentaban que lo hacían, y con una delicadeza casi mojigata. En aquellos tiempos solo los malos y feos comían, y lo hacían en su mejor papel de malvados repugnantes: abriendo la boca y enseñando el bolo alimenticio mientras hablaban sin ninguna compostura.

Eso nos impide saber qué otras viandas llevaban en la cesta los guapos y buenos de la película, o al menos yo no las recuerdo. Pero no importa. Supondremos que la comida se hace con las manos, con platos como soportes y cucharas pequeñas para el cuscús, pero sin tenedores ni cuchillos. La cerveza será la mejor compañía de este menú perfumado y un poco picante. Así lo decidió Hitchcock.

Preparación de Merengues de limón con frambuesas

  1. Encender el horno a 100 ºC.
    Gran picnic.
    Gran picnic.
  2. Comenzar a batir las claras a velocidad lenta –con la batidora–.
  3. Cuando ya comiencen a subir, aumentar la velocidad un poco y añadir el zumo de limón.
  4. Continuar batiendo, cada vez a mayor velocidad, e ir añadiendo el azúcar poco a poco al principio y más deprisa al final.
  5. Batir hasta que no se note el azúcar y mezclarlo con cuidado al añadir la ralladura de limón en el último momento antes de introducir en la manga pastelera, pues los aceites esenciales de la ralladura podrían bajar el merengue.
  6. Con una manga pastelera con boquilla de grosor intermedio, marcar en papel de horno unas tiras de merengue de unos 6-7 cm de largo –así saldrán entre 12 y 14 unidades–.
  7. Introducir en el horno ya caliente, sin aire, para que no vuelen, durante unas 2 horas o hasta que estén crujientes y casi secas en su interior.
  8. Dejar enfriar.
  9. Embadurnar la parte plana de los merengues con la mermelada y colocar tres frambuesas encima.
  10. Poner otro merengue encima y repetir hasta acabar con todos los ingredientes.

La técnica de asar tomates es algo clásico de la costa mediterránea española, tanto como el arte de asar patatas para servir con alioli. Aprovechando estas dos buenas ideas de la cocina levantina, y la presencia en nuestros mercados de estas verduras en miniatura, prepararemos unos montaditos de tomate pero no sobre pan, sino sobre patata.

ASÍ SE HACE (para 4 personas):

Encender el horno a 200º C.

Lavar los tomates, secarlos, partirlos por la mitad a lo largo –del pedúnculo, al otro lado–, y salpimentarlos antes de acostarlos sobre una bandeja de horno cubierta con muchas hojas de laurel. Cubrir con unas cuantas hojas e introducir en el horno. Al cabo de 10 minutos, bajar el horno a 170º C.

Lavar las patatas a fondo. Secarlas y partirlas al medio a lo largo. Cortar una cruz en la pulpa, no demasiado profunda. Salpimentar por encima y regar con una gota de aceite cada media patata. Colocarlas todas en una fuente de horno e introducir en otra altura distinta a aquella en la que están los tomates, que deberían estar situados donde más calor haya. Al cabo de 25-30 minutos estarán asados, pero comprobarlo pinchando las patatas con un palillo –los tamaños son muy variables– y comprobando que los tomates estén un poco chafados y jugosos pero no mojados ni escurriendo líquido. Retirar y tirar todas las hojas de laurel, pues estarán quemadas e inservibles, pero habrán dejado su aroma.

Con palillos, montar sobre cada media patata asada una gotita de alioli y medio tomate asado.

Se puede asar un pollo grande y servirlo en piezas, pero no es nada cómodo tener que preguntar quién prefiere muslo o quién pechuga, puesto que nunca hay tantas pechugas como aspirantes a las mismas y lo mismo pasa con los muslos. ¿A que es cierto? Lo mejor será entonces recurrir a los pollitos, los coquelets o los picantones de pintada, que son para dos. Cada comensal dará buena cuenta de su medio pollo. Además, tendrán una sorpresa añadida: están rellenos de cuscús, lo que no es muy novedoso, pero sí muy rico.

ASÍ SE HACE (para 4 personas):

Comenzar por sofreír a fuego suave, con una cucharada de aceite, la cebolla. Remover de vez en cuando y dejar enfriar cuando ya esté tierna. Calentar el caldo. Echar el cuscús en una ensaladera junto con las especias molidas o en copos y verter encima el caldo hirviente, salado. Dejar que se esponje para regar con una cucharada de aceite y airearlo con un tenedor. Dejarlo enfriar y revolverlo con las cebollas sofritas y frías, las pasas y las almendras troceadas. Encender el horno a 110º C.

Limpiar los pollitos por dentro, salpimentarlos y repartir el cuscús entre los dos. Coserlos por la parte de abajo y atarlos con forma bonita. Frotarlos con la última cucharada de aceite que queda. Colocarlos sobre una fuente de horno y asarlos durante al menos una hora, 20 minutos de un lado, los mismos del otro y, por último, patas arriba. Al cabo de este tiempo, subir el horno a 180º C para que se doren. Esperar unos 10-12 minutos más para que se terminen de asar y dorar.

Los pasos a seguir para realizar un postre tan delicioso y refrescante como este son tan sencillos que este verano repetirás la receta una y otra vez. Si eres un cocinero atrevido puedes probar con diferentes frutas, o incluso cambiarlas por chocolate. El resultado no tendrá desperdicio.

ASÍ SE HACE (para 4 personas):

Encender el horno a 100º C.

Comenzar a batir las claras a velocidad lenta –con la batidora–. Cuando ya comiencen a subir, aumentar la velocidad un poco y añadir el zumo de limón. Continuar batiendo, cada vez a mayor velocidad, e ir añadiendo el azúcar poco a poco al principio y más deprisa al final. Batir hasta que no se note el azúcar y mezclarlo con cuidado al añadir la ralladura de limón en el último momento antes de introducir en la manga pastelera, pues los aceites esenciales de la ralladura podrían bajar el merengue.

Con una manga pastelera con boquilla de grosor intermedio, marcar en papel de horno unas tiras de merengue de unos 6-7 cm de largo –así saldrán entre 12 y 14 unidades–. Introducir en el horno ya caliente, sin aire, para que no vuelen, durante unas 2 horas o hasta que estén crujientes y casi secas en su interior. Dejar enfriar.

Embadurnar la parte plana de los merengues con la mermelada y colocar tres frambuesas encima. Poner otro merengue encima y repetir hasta acabar con todos los ingredientes.

NOTA: estos merengues ya rellenos se conservan crujientes si se guardan en papel, y no en una caja hermética, durante dos o tres horas. Si los quieres conservar más tiempo, es mejor rellenarlos con una ganache de chocolate poco dulce que no los humedezca.