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Salir a comer fuera de casa cuando tú o alguien de tu familia es celíaco es toda una aventura. O vas a los sitios de siempre, aquellos que sabes que cuentan con una carta más o menos completa de opciones sin gluten, o te remangas para comenzar la aventura de buscar, encontrar, preguntar por las garantías de un menú adaptado, comparar cartas y decidir si te arriesgas a sentarte y comer. Si además vas con niños, la cosa se complica aún más porque -como toda madre o padre sabe- el paladar de los pequeños de la casa suele preferir platos de sabores poco elaborados. Cuanto más simple, mejor.
Para restringir estos inconvenientes, te proponemos algunos lugares muy recomendables en diferentes ciudades. Salir a comer sin gluten ha de ser una actividad agradable y placentera para toda la familia. Toma nota ¡y buen provecho!
La primera recomendación está en la ciudad de Madrid y lleva por nombre Artemisa. Se trata de dos restaurantes hermanos (uno sito en la calle Tres Cruces, 4, y otro en la calle Ventura de la Vega, 4) de comida vegetariana y una carta cien por cien libre de gluten. Antonio Castro, su propietario, cuenta que su primera intención fue “poner un apartado que fuera para celíacos pero, en vista del tipo de cocina que ofrecemos, decidimos asumir el reto de eliminar el gluten totalmente de toda nuestra carta”. Su apuesta ha logrado el favor del público, y Castro saca pecho al afirmar que “se trata del único restaurante en toda Europa total y absolutamente libre de gluten”. Cuenta con un menú diario que ronda los 12 euros y una carta donde los más pequeños de la casa disfrutan especialmente con los postres.
De Madrid pasamos a la ciudad de Granada, donde se encuentra el restaurante El Quinteto. Recientemente galardonado con el Premio Nacional Plato de Oro Gastronómico 2016, su popularidad ha crecido como la espuma desde su apertura hace casi tres años. Sus mesas están muy cotizadas, por lo que siempre es recomendable llamar antes para reservar. En palabras de Juan Ángel Felices, uno de sus propietarios, “teníamos claro que queríamos incluir platos sin gluten en la carta. Trabajar con estos productos resulta caro, pero no cuesta ningún trabajo cuando se tiene claro cómo se tiene que organizar una cocina con productos de este tipo”. En su opinión, la mayor recompensa es la satisfacción de los clientes celíacos que acuden a su negocio. “Nuestra experiencia es muy positiva. Solo por ver el placer con el que la gente celíaca disfruta de estos platos, todo esto merece la pena”, afirma.
Pocas cosas gustan más a una niña o un niño que una pizza, ¿verdad? En Barcelona encontramos el restaurante Messie Sin Gluten. Su propio nombre ya lo dice todo. Y es que en esta pizzería todo es libre de gluten. Su especialidad son las pizzas de elaboración propia, pero su carta no se queda ahí y ofrece también platos de pasta, ensaladas variadas y una carta de postres y tartas. La idea de una pizzería para celíacos fue de su propietario, Eric Luthringer. “Se nos ocurrió observando a los clientes de otra pizzería de nuestra propiedad. Muchos nos preguntaban por la carta sin gluten; incluso hubo gente que dejó de venir porque le diagnosticaron esta intolerancia. Vimos que había mercado y nos decidimos. Ahora hemos ido un paso más allá y también tenemos platos indicados para intolerantes a la lactosa”, comenta. En líneas generales, los gustos de sus clientes más pequeños se centran en pizzas o pastas con ingredientes clásicos, pero los adultos se arriesgan más ante los platos más elaborados de su carta. “A día de hoy, los platos estrella de nuestro menú son la pasta a la carbonara sin nata y con salsa de trufas y la pizza de boniato con cebolla caramelizada y champiñón”, concluye.
En la ciudad extremeña de Mérida se encuentra el restaurante Los Segovianos. La familia que lo regenta conoce bien la intolerancia al gluten. Juan Manuel Mendoza es propietario del establecimiento y padre de una niña celíaca. “Siempre tuve claro que si un día montaba un restaurante, sería con platos aptos para celíacos. Estaba harto de salir con mi hija y no poder comer en ningún sitio. Ella lo pasaba mal, y yo también. Cuando hace unos años me quedé en paro, supe que era mi oportunidad para hacerlo. Y aquí estamos”, relata. De entre su carta, de corte tradicional, Mendoza destaca las croquetas y los calamares, las dos especialidades de la casa. “No compramos nada envasado, elaboramos todos los platos en nuestra cocina. Y en esta cocina no entra absolutamente nada con gluten”, recalca. Juan Manuel se muestra orgulloso, por encima de todo, de la respuesta del público. “Lo mejor de todo es cuando ves la cara de felicidad de mucha gente celíaca que disfruta de poder comer en un sitio como el nuestro, sin preocuparse por nada. Es lo mismo que quise ver en los ojos de mi hija”, concluye.