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La más bonita, Valencia

Restaurante 'La más bonita' (Valencia)

Un lugar insólito, locura de la Playa de La Patacona

Actualizado: 12/07/2017

Fotografía: Eva Máñez

Ir a la playa y encontrar dónde tomarte algo diferente, que no sean los clásicos arroces y los pescados en sus preparaciones tradicionales, parecía un imposible en Valencia, hasta que llegó 'La más bonita', un espacio abierto al mar en el que disfrutar sin prisas de un bocado dulce o salado, a pie de la Malvarrosa y la Patacona.
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Te ibas a la playa de la Malvarrosa o de la Patacona, que son nuestras playas urbanas, y pasaba esto: –"¿Qué queréis comer?", nos preguntábamos mirando la retahíla de sitios que inundaban el paseo marítimo, casi con cartas idénticas. –"Bueno, no hay muchas opciones", nos respondíamos.

O comías paella, calamares, mejillones (lo que en Valencia llamamos clóchinas) y ensalada de la huerta en sitios más o menos regios, con esa decoración clásica y con precios que no eran para ir a lo tonto, o nada.

El chiringuito está ubicado en la playa de la Patacona, en Valencia. Foto: Facebook 'La más bonita'.
El chiringuito está ubicado en la playa de la Patacona, en Valencia. Foto: Facebook 'La más bonita'.

Era una queja permanente la que entonábamos muchos a los que nos encanta acudir a esa parte de Valencia, la Malvarrosa y la Patacona, (las playas de la ciudad) a pasear, a tumbarnos en la arena o a tomar algo. Tomar algo, esa era la clave. Desayunar, merendar, comer un emparedado, una tarta, tomar un batido... Tarea difícil por no decir imposible. Los lugares de siempre hacían lo de siempre, dar comidas y cenas. A las horas reglamentarias y con esos menús de siempre donde el arroz y el pescado eran la pauta a seguir, porque es "lo que hay que pedir en la playa".

De Holanda a la Patacona

Entonces llegaron ellos, Óscar y Pilar, una pareja de hermanos que jamás se había metido en esos asuntos gastronómicos y montaron en plena explanada de la Patacona (que estaba más bien muerta hasta ese momento), un sitio insólito, una cafetería, un bar, un gastro bar, un bistrot, un sitio de copas, de cócteles, de batidos, donde desayunar, comer, tomar un tentempié, una merienda, o una cena y donde, atención, se podía comer hamburguesa, o una ensalada césar de 8 de la mañana a 1:30 de la madrugada todos los días del año. La locura. Acababa de nacer 'La más bonita', un sitio sin el que ahora, cinco años después, ya no concebimos nuestra franja marítima.

La más bonita es un lugar para desayunar, comer o cenar. ¡Lo tiene todo!
La más bonita es un lugar para desayunar, comer o cenar. ¡Lo tiene todo!

Pero antes de llegar a esto hubo otro tiempo, muchas ganas y mucha inocencia. Y todo empezó lejos, en Utrech, en Holanda, a donde Pilar Lázaro se había marchado de Erasmus tras estudiar Publicidad. "Allí veía esas cafeterías maravillosas, donde, como siempre hacía frío, nos refugiábamos a todas horas. Allí leía, me conectaba, pasaba horas. Eran bonitas, céntricas, distintas..." Y se dijo, esto tendría que estar en Valencia. Es curioso, porque es una frase que hemos dicho muchos valencianos cuando nos hemos encontrado sitios chic en Madrid o en Barcelona. Lugares acogedores, donde uno se siente como en su casa, donde estar solo con un libro o con tu ordenador sea natural.

El sueño y el concepto del lugar estaba claro, venía con la dueña desde Holanda. Foto: Facebook 'La más bonita'.
El sueño y el concepto del lugar estaba claro, venía con la dueña desde Holanda. Foto: Facebook 'La más bonita'.

El caso es que Pilar regresó a Valencia, trabajó como publicista durante siete años y en 2007 cuando cerró la empresa en la que trabajaba, decidió cambiar de aires. Decidió estudiar cocina y empezó su afición a la pastelería. "Me puse a hacer tartas en casa como una loca, a hacerlas y a comérmelas. Engordé diez kilos", comenta jocosa. El caso es que el sueño holandés volvió, y a la par que las tartas convenció a su hermano Óscar, diseñador industrial y responsable de un estudio de interiorismo para que se embarcara con ella en ese sueño. "Me puse a buscar sitios, me enseñaban bajos, pero yo tenía claro lo que quería. Quería una casa, una vivienda, no un bajo gris y normal". Así que, claro, la búsqueda no fue fácil. A todo eso se sumó la crisis del 2008 y los lamentos de los agoreros: "Estás loca", "esto no saldrá bien", "en Valencia algo así no va a funcionar", eran las frases que recibía al contar su propósito.

La ubicación del lugar es perfecta.
La ubicación del lugar es perfecta.

Un día, en un paseo rutinario, lo encontraron. Una antigua vivienda de pescadores en pleno paseo de la Patacona, frente al mar azul, sin ninguna posibilidad de que nada tapara nunca esa vista. Entraron, la vieron, se miraron y dijeron: esta es. La casa, de 1920, amplia, luminosa, con un techo a dos aguas de madera, tenía todo lo que precisaban. Le explicaron al dueño de la casa cuál era el propósito y el dueño no les entendió. Fue otro de los muchos que intentaron desanimarlos. Pero nada. El ojo y el buen hacer del diseñador vio que era posible y mientras él se dedicaba al continente, su hermana puso el contenido: dulce (que para eso era una experta en tartas) y salado.

La vida dulce y salada, mirando al mar

Todo el mundo les decía que esa parte de la playa estaba muerta (en parte era verdad) pero se la jugaron. Así que en julio de 2012, contra todo pronóstico y tras vencer adversidades de todo tipo, abrieron ese lugar azul como el Mediterráneo. Pilar encontró una definición perfecta para esta nueva aventura. "¿Qué es la más bonita? -me preguntaban-. Es un estilo de vida, un afterhours, una cafetería distinta donde cabe todo y todas las edades, donde puedes venir de ocho de la mañana a la una y media de la madrugada todos los días del año". Hoy, cinco años después, 'La más bonita' es un milagro. Un bonito milagro salado, dulce, azul, acogedor, lindo y diferente que ha convertido esa franja marítima en el lugar que muchos quisimos tener durante muchos años. Lo cierto es que han revitalizado esa zona de mar, esa fachada marítima, como nunca antes lo había hecho, y al albur de su idea han aflorado otras tantas similares, que ya ocupan la explanada.

Al principio, costó que la gente entrara en el local; ahora, está siempre lleno.
Al principio, costó que la gente entrara en el local; ahora, está siempre lleno.

Durante los tres primeros meses nadie entró a desayunar, que se supone que era la gran apuesta. La falta de costumbre, claro. Pero enseguida consiguieron crear esa necesidad y en un año ya no daban abasto. Al principio hacía ella sola las tartas. "Tuve que irme a casa de mi madre, porque en esta cocina no cabíamos. Pero eso tampoco era plan", dice Pilar. Porque pasó de hacer 50 tartas al principio, a 120 tartas al mes, el segundo año, y a las 800 que hace en la actualidad. Ahora ya con un pequeño equipo de pasteleros, claro. Y eso que una de las frases que más escuchaba cuando le querían quitar la idea de la cabeza era "nadie va a comer tartas a la playa".

¿Y cuál es el secreto de este éxito? "Dimos con la clave, me parece. Y que este lugar está vivo, estamos siempre trabajando, haciendo cosas al margen del sitio en sí, en las redes, con nuestra imagen, que cuidamos mucho". Y es cierto, han conseguido que en el imaginario colectivo #lamasbonita sea eso, una filosofía de vida, tal y como quería Pilar. Ahora, a partir de las nueve y media de la mañana, raro es el momento en el que no hay que esperar para tener sitio.

La carta es tan variada como amplio su horario. ¡Puedes pasar el día aquí!
La carta es tan variada como amplio su horario. ¡Puedes pasar el día aquí!

¿Y por qué es distinto? Bueno, para empezar, la carta. No solo esas tartas ya míticas, como la Red Velvet, la favorita de Pilar. "Le tengo especial cariño, fue la primera que hice. Es una de esas tartas que hacían las abuelas americanas. Ellas le ponían colorante de remolacha. La tarta lleva crema de queso, cacao y bizcocho, y ese color rojo tan característico". Anécdota para los cinéfilos: el bizcocho se hizo internacionalmente conocido cuando apareció a finales de los 90 en la película Magnolias de acero.

También están la Carrot Cake, la de Oreo, la Chocorgasmo, la Kinder, el Ferrero, las cheesecakes de Baileys, de calabaza, de Nutella, de arándanos. La lista es larguísima. Y junto a los dulces, todo tipo de "Pan con pan", que es como le llaman a la variedad de sándwiches, de burguers, de burritos. Ensaladas, cócteles, cafés y tés variados conforman el resto de la carta, que, hay que repetirlo, se puede tomar en cualquier momento del día.

Ángeles, la madre de los Lázaro, es una pieza clave. No solo por el apoyo incondicional desde el minuto uno, no solo porque abrió su casa y puso todo el azúcar en los tiempos iniciales, también porque, incluso ahora que todo rueda, se implica en cosas insólitas: confecciona, aprovechando que es modista, los preciosos y coloridos delantales que además se venden al público.

Al atardecer, tomarse un cóctel puede ser el plan perfecto. Foto: Facebook.
Al atardecer, tomarse un cóctel puede ser el plan perfecto. Foto: Facebook.

Verano en el chiringuito

Cuando ya estaba todo encarrilado, hace ahora tres años, decidieron, en sentido literal, bajar a la arena, pisarla. "Supimos que iban a sacar las licencias para los chiringuitos de la playa y decidimos conjuntamente que era una buena idea", comenta Óscar, el más emprendedor de la pareja de hermanos, que ya montó su propio estudio de diseño con 25 años. Lo consiguieron y trasladaron, a apenas 200 metros de la casa madre, la misma filosofía el mismo diseño, y las mismas señas de identidad que las de 'La más bonita'. El chiringuito, que se llama igual y también es blanco y azul cielo, es otro hito. Las hamacas, que puedes alquilar con sus respectivas sombrillas en plena orilla, le han dado el punto que faltaba. Con una gastronomía más ligera, con cócteles, con un mobiliario ad hoc, Pilar y Óscar han llenado este lugar de vida.

El negocio funciona por una infinidad de factores, pero el más importante es que se ha convertido en un paraíso.
El negocio funciona por una infinidad de factores, pero el más importante es que se ha convertido en un paraíso.

¿Por qué funciona? Porque han creado un concepto, una idea, una experiencia, porque se han rodeado de buena gente, por la ubicación, por el diseño, por la marca, porque son cabezotas, porque tienen ideas compartidas, "porque las cosas se han hecho bien", enumera Óscar mientras posa en la orilla, frente al chiringuito. Uno puede pasarse el día entero allí, alternando la sombra, la hamaca, los baños de mar, el sol de la tarde, los sándwiches ligeros, la cerveza fría y las olas mojándote los pies. Un pequeño paraíso azul.

'LA MÁS BONITA' - Paseo Marítimo de la Patacona, 11. Alboraya (Valencia). Tel. 961 143 611