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Probablemente la hamburguesa de Five Guys no sea la mejor de Madrid (aunque tampoco la peor). Es un paso intermedio entre la comida rápida y la hamburguesa gourmet, tan de moda en la capital. Pero un dato la ha lanzado a la fama: durante la pausa de una de sus maratonianas reuniones y, ante la negativa de la hamburguesería de servir un pedido a la Casa Blanca (“lo siento señor Presidente, no servimos a domicilio”, le dijeron), el mismísimo Barack Obama decidió presentarse, junto con varios de sus colaboradores, en la hamburguesería y hacer él mismo el pedido.
Siete años después de esa ilustre visita, los chicos del polo rojo aterrizan en el 44 de la Gran Vía madrileña por todo lo alto. Tres plantas, 750 metros cuadrados, azulejos rojos y blancos y muchas reseñas de periódicos colgando de sus paredes. A lo que hay que añadir unas expectativas por las nubes. Tanto que ir a la hora de comer significa, casi seguro, tener que esperar una cola que muy probablemente salga fuera del local. Pero aquí estamos por fin y queremos ver qué hace esta hamburguesa tan especial.
La carta de Five Guys es sencilla. El restaurante nació en 1986, cuando un padre puso en la encrucijada a cuatro de sus hijos: estudiar o trabajar. Optaron por lo segundo. Y junto a Jerry, el padre, abrieron el primer restaurante en Arlington, Virginia. Con la llegada del quinto hermano, el nombre, Five Guys (los cinco chavales), llegaba a su máximo esplendor. Tres décadas después, en Madrid puedes pedir un sándwich vegetal, un perrito o la estrella de la casa: la hamburguesa.
La más solicitada es la denominada All the way: hamburguesa con mayonesa, lechuga, tomate, pepinillos, cebolla a la plancha, champiñones a la plancha, ketchup y mostaza. O, como han hecho Nacho y sus amigos, pedir “la hamburguesa de Obama”, es decir, con queso y jalapeños, “que pican”, remarca uno de ellos dando un trago a su bebida.
La hamburguesa base lleva pan (con sésamo) y carne, a la que por unos céntimos extra se le puede añadir queso y bacon. En tamaño pequeño o grande. Y a partir de ahí viene la hora de elegir: hasta 15 toppings diferentes, todos gratis. En total, miles de combinaciones posibles para conseguir una hamburguesa hecha “a tu manera”.
Cada mañana, las hamburguesas se elaboran con carne fresca procedente de granjas en Irlanda, explica Daniel Agromayor, responsable en España de la franquicia. Cientos de hamburguesas diarias que el ejército de trabajadores, hasta 40 en cada turno, se encargan de cocinar, con energía y a la vista de los clientes. “Aquí no hay congeladores ni microondas”, remarca Agromayor. Ellos son la “Better Burguer”, una “mejor hamburguesa” elaborada con productos frescos. Algo que no sólo se nota en el sabor, también en el bolsillo, porque son sensiblemente más caras que las de cualquier cadena de comida rápida. Y sensiblemente más ricas.
El resultado lo vemos envuelto en un robusto papel de plata, con un pan ligeramente tostado y con las tradicionales semillas de sésamo. El queso bien fundido y el bacon muy, muy crujiente. El resto de toppings, así como el pan, “son de origen español”, según Agromayor.
¿Con qué la acompañamos? Escoltando a la hamburguesa, un vaso (sí, un vaso; aquí no hay cajitas) de patatas fritas en aceite de cacahuete. Todos los tubérculos proceden de huertas situadas “por encima del paralelo 42”, donde se consiguen las patatas de mejor calidad. En tamaño grande o pequeño, se presentan saladas o con especias cajún, “ligeramente picantes”, según advierten los siempre sonrientes camareros. Patatas y hamburguesas se sirven, tanto para tomar como para llevar, en una bolsa de papel, porque en Five Guys no están bien vistas las bandejas.
Para mojar la comida, refrescos, cerveza (incluida la mítica Brooklyn Lager) o agua. Aunque lo que marca la diferencia son los batidos. Cremosos y suaves, se pueden tomar de sabores clásicos como chocolate, vainilla o plátano o de sabores menos tradicionales para el paladar español como la leche malteada o el caramelo salado. Coronados, o no, por un gran sombrero de espumosa nata. Pero para los más valientes hay una sorpresa. Se les puede añadir, gratis, un ingrediente que algunos de los clientes califican de “peculiar”: bacon. Sí, el mismo de las hamburguesas pero en pequeños trocitos que primero flotan por el batido y que a medida que la bebida va menguando van reposando en el fondo a la espera de ser empujados con la pajita. Añadir bacon al batido puede parecer un poco “desagradable”, como dicen Nacho y sus amigos, sentados en una mesa de madera cercana a un gran ventanal. Pero nada más lejos de la realidad. El batido tiene un sabor tan intenso que el bacon no enmascara su sabor.
¿Es tan buena la hamburguesa de Five Guys? En realidad, no es la búsqueda de la hamburguesa perfecta lo que caracteriza a Five Guys. Lo que anhelan en transportarte a una experiencia 100% americana. La combinación de hamburguesa, patatas, batido (con bacon) y “rock and roll a tope” se aproxima ligeramente a estar en la hamburguesería con la que cinco chicos decidieron forjar su futuro allá por 1986.
Five Guys nació en 1986. Durante los primeros 15 años abrieron cinco restaurantes. En 2002, franquiciaron la marca. Pero en 2009 la visita de Obama cambió para siempre la imagen del restaurante. Ahora cuentan con más de 1.400 establecimientos repartidos por todo el mundo, en países como Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido, Francia y, desde este otoño, España.