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La vaca palmera es "prima hermana” de la vaca rubia gallega.

Ecofinca Nogales (Puntallana, La Palma): un edén sostenible con vistas al Atlántico

Las vacas palmeras que viven entre plataneras y café ecológico

20/10/2024 –

Actualizado: 23/04/2024

Fotografía: Sofía Moro

Cuesta fijar la vista en un solo punto cuando pisas la Ecofinca Nogales. La mirada juega entre la paleta de colores que ofrecen el océano, las plataneras y las exóticas plantas de este vergel de Puntallana donde habitan nueve vacas palmeras y cultivan café ecológico a 120 metros sobre el nivel del mar. Y todo de una manera cien por cien sostenible.
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Al este de la isla de La Palma, sobre el acantilado de la Playa Nogales, una familia de vacas palmeras descansa rodeada de plataneras en la EcoFinca Los Nogales. Son la raza bovina autóctona de la isla, “primas hermanas” de la vaca rubia gallega que, en el siglo XIV, fue introducida en la isla por los conquistadores europeos como animal de abasto. Catalogada como raza de protección especial, apenas quedan 400 ejemplares en la isla.

La finca se encuentra en Puntallana, a 120 metros sobre el nivel del mar.
La finca se encuentra en Puntallana, a 120 metros sobre el nivel del mar.

Ruben Piñero lleva tiempo trabajando con esta raza autóctona en la finca que gestiona junto a su mujer Clara Isabel y que en los años 60 pusieron en marcha sus padres, Nicasio y Leocadia, a los que recuerda con un retrato colgado en la pared en una de las terrazas.

Rubén junto al retrato de suss padres.
Rubén junto al retrato de suss padres.

Las vistas sobre el Atlántico son tan espectaculares que cuando el día está despejado se observa incluso el volcán del Teide. Ahora tiene 11 vacas palmeas: nueve adultas y dos terneros -de cinco y seis meses- aún en etapa de amamantar, que conviven con tres vacas mestizas francesas.

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Las palmeras viven junto otras vacas mestizas.

Todas viven en una pequeña granja abrigada por cultivos tropicales y la brisa del mar que llega a Puntallana. "La Palma es una isla con una orografía muy compleja. Hay zonas en las que las vacas pueden pastar libremente, pero otras en las que es necesario tenerlas estabuladas. Nosotros aquí las cuidamos en un espacio donde no les falta de nada”, comenta este palmero de 65 años.

Las vacas se alimentan de lo que produce la finca y sus desechos vuelven como fertilizante a la tierra".
Las vacas se alimentan de lo que produce la finca y sus desechos vuelven como fertilizante a la tierra".

Es la hora de comer y los animales esperan con ganas su banquete: plátanos, piñas, caña de azúcar, forraje, monte picado y cepas de las plataneras que Rubén les surte de forma generosa. Todo lo devoran en cuestión de minutos. “Prácticamente el cien por cien de su alimentación procede de la finca”, apunta el canario, que ante la delicada situación en la que se encuentra la población de esta raza, vuelca sus esfuerzos en que las hembras que tiene -de unos cuatro años- puedan reproducirse. “Hay muy pocas ganaderías en la isla”, lamenta.

Rubén alimenta a las vacas con frutas de la finca.
Rubén alimenta a las vacas con frutas de la finca.

Dóciles, de tamaño medio, con un color rubio de pelo y unos cuernos con forma de gancho -si son machos- o más largos curvados -si son hembras-, esta raza se destina principalmente para carne al cumplir los dos años, aunque también se utiliza de forma esporádica para arar o trillar el campo, como desvelan las anillas de sus hocicos.

Detalle de los productos que podemos encontrar en la finca.
Detalle de los productos que podemos encontrar en la finca.

Su carne es muy apreciada en la isla y en todo el archipiélago: “Jugosa, de color rojizo y sabor intenso, su gran calidad se debe sobre todo a su genética, su alimentación y el entorno donde viven”, desvela Rubén, que trabaja con AVAPAL, la asociación que vela por su conservación a través de un control genealógico que busca mantener la raza lo más pura posible. “Es además una carne muy saludable”, asegura este palmero que organiza visitas turísticas y distintos eventos en su finca.

La finca supera las nueve hectáreas de cultivo.
La finca supera las nueve hectáreas de cultivo.

Un vergel sostenible (y cafetero)

Las vacas palmeras de Rubén viven rodeadas de los colores y aromas de cientos de plataneras, aguacates, papayas, piñas, mangas, pasionarias, caquis y otros cultivos tropicales que se gestionan de forma sostenible, desde la fertilización de la tierra, a la gestión del riego por goteo o el tratamiento de residuos.

También generan humus de lombriz y cuentan con una central meteorológica.
También generan humus de lombriz y cuentan con una central meteorológica.

“La propia cama de monte picado donde viven las vacas, revuelta con sus excrementos y purines, se aprovecha como fertilizante líquido para el cultivo de los frutales”, comenta Rubén, que muestra un depósito cercano a la granja donde mezcla todo ese compost con el suero lácteo sobrante que le suministra la cercana quesería de Llanomar.

El depósito donde ser produce el fertilizante líquido para el cultivo de los frutales.
El depósito donde ser produce el fertilizante líquido para el cultivo de los frutales.

"El sistema se conoce como Sefel y consiste en realizar un proceso de aireamiento y oxidación controlado que da lugar a un líquido final destinado a la fertirrigación del terrero, aportando nutrientes y una carga de microorganismos que alimentan el suelo de vida”, detalla Rubén que trabaja mano a mano con el Cabildo insular de La Palma. Es una forma de cerrar el círculo y reducir los desperdicios: "las vacas se alimentan de lo que produce la finca y sus desechos vuelven con este sistema a la tierra".

Las cerezas del café y las primeras flores.
Las cerezas del café y las primeras flores.

También generan humus de lombriz y cuentan con una central meteorológica que, en función del sol, viento y humedad, les marca las necesidades hídricas del suelo. “Ahorramos hasta un 30% de agua”, celebra Rubén, paseando por esta finca de cuestas empinadas donde además crían gallinas, ovejas y -muy pronto- cochinos negros. "Aquí todo es ecológico. No usamos pesticidas y las plagas las controlamos de forma natural, con plantas aromáticas y agua a presión cuando es necesario", apunta.

Así son las cerezas del café secas al sol.
Así son las cerezas del café secas al sol.

Una parte de los cultivos de esta ecofinca se destina al café. "De las 30.000 plantas que habrá en la isla, aquí tenemos unas 1.500, algunas ya echando sus primeras flores", cuenta sonriente ante una primavera imprevisible. Un cafetal ecológico de variedad 'Típica' adaptado a las condiciones de la isla que crece a unos 120 metros sobre el nivel del mar bañado por la brisa de los alisios. Un cultivo singular que da lugar a un café muy exclusivo, limitado y con notas a salinidad muy interesantes, que Rubén vende directamente en la finca.

El "laboratorio de café" de Rubén.
El "laboratorio de café" de Rubén.
Mango deshidratado y café ecológico, dos productos que pueden comprarse en la propia finca.
Mango deshidratado y café ecológico, dos productos que pueden comprarse en la propia finca.

“Ya en los años 60 se cultivaba café en la isla, mi madre lo tostaba en la sartén siendo yo niño”, recuerda Rubén, cuyo tío, Amadeo Piñero, se fue a Venezuela a buscar fortuna. Cuando regresó, traía en la maleta parte de esa cultura cafetera. En la finca tienen una antigua máquina despulpadora y en una "sala-laboratorio" varios botes con las cerezas del café, algunas secadas al sol, otras fermentando con la cáscara. El tueste y empaquetado lo lleva a cabo Rayco de Paz, uno de los mejores baristas de España y propietario de Café Don Manuel.

La playa de Nogales vista desde la finca.
La playa de Nogales vista desde la finca.

El sol comienza a caer y las plataneras reflejan sus sombras sobre los plásticos que las protegen. Rubén se acerca al acantilado y nos anima a asomarnos con cuidado para descubrir la escarpada playa de los Nogales a vista de pájaro. Una postal que reta al vértigo en un entorno del que cuesta marcharse.

'FINCA LOS NOGALES. Calle Nogales 1. Puntallana, La Palma, Santa Cruz de Tenerife. Tel. 649933043