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No es esta una ruta en orden cronológico pero sí empieza por el principio, concretamente en el año 1932. Fue entonces cuando Lázaro y Josefa abrieron la tasca que, a día de hoy, se ha convertido en museo de la historia extraoficial soriana. Grandes portones dan paso a un local estrecho con la carta pintada en un espejo y una larga barra de madera. Detrás de ella, con el caballo de Numancia serigrafiado en el delantal, saluda siempre Pepe.
José Perez es el nieto de los fundadores y de lunes a sábado sirve vino dulce en vasos de Duralex modelo cigüeña, quintos de cerveza bien fría, y tiestos. “El vino es de Bodegas Martínez, en Camarena (Toledo), y lo de los tiestos se los inventó mi padre: es moscatel con un poquito de vino blanco”, explica Pepe, que este año cumple 30 años al frente del negocio. Un recorte del Heraldo de Soria de 1997 colgado en el bar recoge las declaraciones de Pepe poco después de tomar el relevo: asegura que su intención es mantenerlo “todo intacto” tras la jubilación de su padre. Casi tres décadas después, en la actualidad y de viva voz, nada ha cambiado en su filosofía.
Según cuenta, Pepe ha añadido queso curado de Oncala a los tradicionales cacahuetes, encurtidos y tapas de bacalao salado y ha incorporado algún vino de Soria a la bodega, pero poco más. Los clientes que pisaron por primera vez el bar incluso antes de que él naciera reconocen perfectamente el local, donde aún no ha entrado la televisión ni la radio. “Aquí vienes a pasar un rato, a charlar, a tus cosas. Yo estoy a esto, a que la gente se sienta a gusto”, afirma.
La cabeza de un jabalí, un cartel con errata y un reloj de péndulo dominan la pared del fondo.
Con la cercanía y la discreción de los buenos taberneros, Pepe habla de su clientela, de “los parroquianos de toda la vida”, de “los turistas”, de “los que están fuera de Soria y cuando vuelven a casa, pasan a saludar”, de “los chavales muy jóvenes que ya venían con sus padres y con sus abuelos a tomarse un mostito” o de los “estudiantes que ya están jubilados”, pero siempre acaban volviendo. Ya van por el segundo tomo de un libro de firmas que acumula dedicatorias de diferentes personalidades, aunque todos los regalos de clientes repartidos aquí y allá también conforman un buen registro de visitas. “Varios amigos un sábado por la noche hace como 28 años empezaron a pegar aquí su foto y la gente siguió”, cuenta, señalando la pared donde centenares de fotos de carnet se agolpan alrededor de un mapa topográfico de la provincia.
Es por estos detalles que suele dar un poco de pereza irse del ‘Lázaro’ e incluso quien ha entrado muchas veces encuentra cada día algo nuevo en qué fijarse. Entre recortes de prensa, carteles de corridas de toros, calendarios antiguos o dibujos de Soria a carboncillo hay hueco incluso para un toque andaluz: una copia de esa foto de Camarón tocando con Curro Romero en Venta de Vargas. Al verla, surge la pregunta. “¿Y qué, Pepe? ¿Aquí también se ha cantado mucho? “Aquí, mucho; pero sanjuaneras.”
‘TABERNA DE VINOS LÁZARO’ - Collado, 52. Soria. Tel: 975.21.11.99
Ni los pasodobles típicos de las fiestas de Soria ni ningún otro cántico está permitido en el ‘Torcuato’ si atendemos al cartel colgado sobre el dintel de su puerta principal. “Se prohíbe cantar mal si usted cree que canta bien o regular cante… pero en la calle”, leen los clientes del bar, que en horas punta desbordan el local hacia las mesas altas de la calle Instituto.
A veces cuesta encontrar sitio en el 'Torcuato'.
Uno de los mejores torreznos de Soria y una sorprendente variedad de croquetas, todas muy bien hechas reinan en una barra donde un equipo joven y animado se toma su tiempo para tirar cada caña, sin que eso ralentice el servicio. “Yo creo que las almitas es de lo que más se pide”, comenta David Ramos, al frente del bar desde 2018. Según el hostelero, las almitas, un aperitivo hecho de tiras de torrezno muy finas, comparte protagonismo con las tortillas cuajadas al momento, cosechando un especial éxito la tortilla trufada.
Con un ojo puesto en el soriano y otro en el turista, Ramos fue de los primeros en entender que aplicar toques modernos a un bar de siempre podía tener éxito: “Vimos que la gente mayor y la clientela joven podían encajar, y es una rueda que sigue girando bien”. Ahora que tantos se han sumado a la tendencia del bar vintage remozado, Ramos piensa en ir un poco más allá y ampliar la carta del ‘Torcuato’, que a día de hoy ya cuenta con muchas más buenas opciones que la mayoría de sitios de barra de piedra, taburete y mesa alta.
Según explica el hostelero soriano, para quien resultó “emotivo” tomar las riendas de un lugar tan icónico en la ciudad, varias manos han pasado por el ‘Torcuato’ en sus más de 130 años de historia. Luchando por la esquina de una mesa a última hora de la tarde de un viernes, desayunado una pulguita recién hecha un martes por la mañana o parando a tomar un vermut con una banderilla cualquier día antes de comer tiene sentido pensar que, después de tanto tiempo, quizá este lugar esté viviendo una de sus épocas doradas.
‘TORCUATO’ - Collado, 34. Soria.
Sacarle lustre a la barra y la cocina del Círculo de la Amistad Numancia es la intención de Miguel Ángel Ramírez y Amalia Escuin. Tras toda una vida en la cocina y dos años en ‘El Toro’, donde pusieron en el mapa el municipio de Valdemaluque, esta pareja proveniente de Alicante llegó al Casino de la capital hace apenas unos meses: “Vinimos a Soria con intenciones más micológicas que hosteleras y aquí se nos conoce más que nada por el tema de las setas y de los arroces”, explica Miguel Ángel.
“De pollo de corral con boletus -en honor a la tierra-, negro, abanda, de bogavante…”, y así hasta 11 variedades distintas de arroz preparan en la renovada cocina de la planta de arriba. La bodega responde con solidez a la propuesta: “Apostamos por tener al menos una referencia de todas las bodegas de la provincia”, explica el cocinero. Pero, si el día está de tapeo como es el caso, se puede tantear la cocina de Miguel Ángel y Amalia con solo asomarse a la barra del Casino.
En ese salón señorial, tras cortinas aterciopeladas y entre altas columnas doradas, se sirven, por ejemplo, buñuelos de bacalao, una buena tosta de salmuera o su premiada tapa de boletus con alioli de miel. “Nosotros estamos acostumbrados al tapeo recién hecho, tenemos costumbres alicantinas, es inevitable”, comentan sobre una barra en la que también sirven desayunos y alguna que otra tapa fría.
Sentados bajo esos techos altos, observando los dos imponentes salones contiguos a los que solo pueden acceder los socios, se entiende mejor que este edificio, con origen y maneras de mitad del XIX, fuera declarado Bien de Interés Cultural en 2023. El espacio expositivo La Casa de los Poetas, ubicada en la tercera planta del edificio, añade el punto lírico para quien quiera un poco de literatura antes de seguir camino.
'LA COCINA DEL CASINO' - Collado, 23. Soria.
La última parada de este recorrido no está estrictamente en El Collado pero sí justo en su desembocadura a la Plaza Mayor de la ciudad. Allí, un mesón con solera despliega una amplia terraza cuando el tiempo lo permite y en ella, clientela muy variada toma vino, cervezas y raciones de toda la vida. El Solete Guía Repsol pegado en la puerta es de los primeros elementos que dan la bienvenida a un local con esa atmósfera de cueva amable que conservan algunos mesones castellanos. Allí, se puede ver mucha más gente apoyada en la barra que esperando su mesa.
El torrezno también tiene mucha fama en el 'Mesón'.
Lo dice su propietaria, Laura Jiménez: la barra del ‘Mesón Castellano’ está creciendo. Cada vez a más clientes les apetece sentarse a compartir alguna ración sin sacrificar el aroma a parrilla típico de su local: “Ayer mismo unos clientes se sentaron en la mesa de uno de los salones y dijeron: ‘¿Podemos bajar abajo, que queremos estar oliendo y viendo esa brasa?'”, cuenta. Tras 20 años fuera del negocio familiar, Laura Jiménez heredó en 2021 el bar y asador que empezaron a gestionar sus padres en 1969.
Ahora, mientras Laura está en la barra, dirige el personal y atiende a la prensa si se tercia, sus padres, Jose Luis y Milagros, toman algo en la terraza con su hija Carlota. Laura cuenta que él es de Almazán y ella de Bayubas de Abajo y que se conocieron trabajando en una casa en Madrid, que tan solo un día después de su vuelta a Soria decidieron quedarse con el mesón y que su objetivo es “mantener la esencia” que ellos crearon. La idea es seguir cocinando lo de siempre -”las migas con uvas, la carne a la brasa, la sopa castellana o las peras al vino”-, aunque vaya introduciendo novedades con cautela.
Ensalada de perdiz escabechada o alguna propuesta de cava y cigala en los aperitivos del mediodía van incorporándose a este lugar castellano clásico que, por su ubicación, recoge trasiego casi todo el año. “Nos está sorprendiendo muchísimo la cantidad de clientela joven que estamos ganando”, afirma Laura, cuya pretensión es que su puesta en escena de mantel y servilleta de hilo blanco no condicione al que llega: “Aquí puedes venir a darte un homenaje y a tomarte media ración de jamón con dos copitas de Ribera”.
'MESÓN CASTELLANO' - Plaza Mayor, 2. Soria. Tel: 975.21.30.45
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