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Las coquinas del Bar Casablanca.

Lo que se pierde Obama en Sevilla

El tapeo que no pudo ser con Obama (o cómo comprender Sevilla)

Actualizado: 09/07/2016

Al final el presidente de Estados Unidos no paseará por Sevilla como estaba previsto, razón de más para mostrarle lo que se ha perdido y que lo tenga presente en su próxima visita. Fernando Huidobro, presidente de la Academia de Gastronomía de Andalucía, lo cuenta con mucho arte. Una ruta de tapeo para descubrir la ciudad bocado a bocado.
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“Que te llaman del Casablanca, presi”.

“Pásamelo”.

“Dime Quiqui, ¿qué tal va la cosa, cómo estáis?”

“No soy Quiqui, Fernando, soy José Andrés, te llamo desde Washington”.

“¡Anda coño! ¿Y por qué dices que eres del Casablanca?”.

“Nooo, de La Casa Blanca, chaval, que no te enteras. Que soy asesor en nutrición, alimentación y gastronomía de Obama y necesito que me pongas al día para ver qué le montamos en su visita a Sevilla”.

“Pues qué le vas a montar, es de cajón, llévatelo de tapeo”.

“My God, no! Crazy man!

“Pues dime tú qué otra cosa vas a hacer, te cuento: El Tapeo es la seña de identidad de Sevilla: ves la ciudad, la paseas, te relacionas con su gente, la vives, te diviertes, la conoces de verdad…y mientras tanto vas comiendo sus tradiciones y costumbres. Así es como se revela la identidad de la ciudadanía, es decir, su sentido cultural. Es la única manera de hacerte con el genio del lugar y su alma. Y, de paso, le das un buen baño de multitudes. ¿Qué más quieres, macho?”

De tapeo por Sevilla. Foto: shutterstock.
De tapeo por Sevilla. Foto: Shutterstock.

Bloody bastard! Tienes razón”.

“No, si al final gracias a mí te dan una medalla de esas del congreso…”.

“Vale, vale, eso déjamelo a mí que estoy en ello. Y la security, qué, pisha. Menudo lío”.

“Mira, primero, deja de decir pisha por aquí, que canta demasiado esa querencia tuya por Cai, y eso no está bonito del tó. Y, segundo, sí, eso es lo que tienes que darle: una buena tapa de menudo y olvidarte de lo de los seguratas; aquí somos gente de bien, honrada y cabal. Pasear por Sevilla es más seguro que por los pasillos esos de La Casa Blanca, donde vete a saber con quién te cruzas. O es que no ves las pelis yanquis, eso sí que son líos. Además, tú dices que es el nuevo entrenador del Betis y ya está”.

“Menos cachondeíto amigo. Venga, va, allright, te lo compro. Prepárame un dossier,for my eyes only of course, para pasarlo al gabinete del presidente. Lo necesito para dentro de dos horas, ok?”.

Unas riquísimas gambas de Huelva. Foto: Shutterstock.
Unas riquísimas gambas de Huelva. Foto: Shutterstock.

“De ok nada monada, si quieres el informe Pelíkano, píllate un boli y ve tomando nota de lo que te voy a largar, porque yo me voy cagando leches dentro de un rato a pasar el finde a la playa. Tú mismo, last chance,…pisha”.

“Ok, ok, I’ll take it. Pero mete todo ese rollo de la identidad cultural que les gusta a lot. Se me olvida cómo sois y qué bien vivís, mamonasos. ¡Venga de ahí! Pero, ya que te veo todo el rato por las redes, sabrás grabarlo y pasármelo por whatsup, ¿no?

“A mí lo que me sobra es guasa, así que ya lo recibirás. Y me debes una convidá, no se te olvide”.

Esto que transcribo a continuación fue lo que le relaté a José Andrés, vamo a escuchá:

“Además del híper dispositivo de seguridad que estableceréis sí o sí, yo le añadiría tres protectors: un poco de gel puro de alohe para las rozaduras de la entrepierna, un protectorzol estomacal y otro para el sol en la testa o sombrerillo de paja. Pero esto es up to you, o como decimos aquí: tú verás.

En Trifón lo mejor son sus montaditos de anchoas y leche condensada. Foto: Sandra Vallaure / Flickr (con CC)
En Trifón lo mejor son sus montaditos de anchoas y leche condensada. Foto: Sandra Vallaure / Flickr (con CC)

Sitúalo en los Jardines de Murillo, entra al barrio de Santa Cruz por la plaza de su nombre, coge por los callejones del Agua y Vida y, dando un pelín de vuelta por Doña Elvira, llega a la Plaza de Los Venerables. Allí está Casa Román, siéntalo en un taburete de los veladores y dale sin más jamón y caña de lomo con una buena manzanilla de saca reciente y fresca.

Desde ahí, salid callejeando hasta Mateos Gago, caminad hacia La Giralda, subid hasta El Salvador por Álvarez Quintero y coged por Cuna hasta calle Acetres donde está El Caserío, endílgale una tapa de sangre encebollá con una caña de Cruzcampo y otra de garbanzos para que se le vaya haciendo mente y cuerpo y vea que no nos andamos con chiquitas.

Vía Sierpes y Tetuán, llegaos lentamente y agudizando el olfato a Blanco Cerrillo,acódalo en la barra donde le pedirás dos tapas de adobo una detrás de otra, seguías y con sus cañas. Los seguratas que se queden fuera.

Bajad por Tetuán o Sierpes hasta las Plazas de San Francisco y Nueva, pillad calle Barcelona (pa que no se diga) y parad en La Flor de Toranzo o Trifón. Solicita del tirón un montadito de anchoas y leche condensada con un amontillado y seguid con un rollito de jamón york con paté y anchoas con la misma gloria jerezana.

En el interior del Bar Casablanca. Foto: Casablanca
En el interior del Bar Casablanca. Foto: Casablanca.

Desde ahí, por Jimios, Harinas y Arfe, pasad por el escaparate de La Isla y si consigues engañarles y tiran de cartera, entrad y papearos unas gambas de Huelva, de esas de reloj, que nunca vienen mal. Aunque se estiren, tú tira para adelante, pasa bajo el Postigo del Aceite y llégate a La Moneda: sopa de galeras pese a quien pese y sude quien sude, manzanilla en rama de Sanlúcar, una tortihorti de camarones y hortiguillas y algún langostinito por si las moscas.

Y para rematar la faena y a poca distancia tienes el Casablanca, ¡ehhhh! sí, colega, no se me pasa una. Allí pide lo que le apetezca al Mr. President, está en su casa, le dejamos escoger de primeras, pero luego le das la puntilla con el menudo que te anunciaba al principio. Un fino de los de aúpa iría bien.

¿Qué tal unos huevos con chistorra en Casablanca? Foto: Bar Casablanca.
¿Qué tal unos huevos con chistorra en Casablanca? Foto: Bar Casablanca.

Ya bocabajo, por El Almirantazgo se dará de bruces, cuidado que el shock es morrocotudo, con la Catedral, el Archivo de Indias y Los Alcázares entrando por el Patio de Banderas, ¡ahí es ná!, donde si eligió, como buen indio americano, ese buen día para morir, puede hacerlo tranquilamente pues no encontraría sitio major/mejor, más bello ni más calmo. Si no viene con esas aviesas intenciones, lo que sería de agradecer para que no nos acusen de terrorismo tapeista y a mí me enchironen de por vida, que simplemente descanse y reste por un rato contemplando los jardines y meditando sobre lo que es vivir a la sevillana, para tratar así de comprender nuestro genius loci. Si ves que no lo pilla, no me llames, todo habrá sido inútil o será que yo no tengo repajolera idea.

Queden ustedes con Dios y que éste bendiga América, que por algo la descubrimos nosotros”.

La terracita de la Isla, un lujo. Foto: La Isla.
La terracita de la Isla, un lujo. Foto: La Isla.